Vivir en el Vitiligo
Me preocupa la ligereza con la que tomamos las cosas importantes. Caramba, ¿qué le pasa a los dueños de periódicos en el Estado de Chihuahua? Literalmente han dado algo más que el alma a favor de los gobernantes. En busca de ‘publicidad’ que no es otra cosa que ‘chayote’ disfrazado, estamos a los pies de quienes ostenta el poder, se han convertido en el tapete perfecto de las atrocidades y bajezas.
¿A quién le tenemos miedo?, a un gobernante patológicamente enfermo de la mente. Que en lugar de gobernar se cree Stalin, Hitler o Fidel Castro.
Los ladridos de Greta, la perra labrador propiedad de Javier Corral, están asustando a los dueños de medios informativos- no a los periodistas- que deberían estar equilibrando la política administrativa en la que está sumido el Estado y el municipio de Ciudad Juárez.
Recibimos con honores a los emisarios de la corrupción y el dolor de los chihuahuenses. En realidad queremos que Reyes Baeza entre al esquema de protección al encubrirlo con el atuendo del fuero legislativo. No se lo merece. Tiene que pagar lo que ha hecho. Tiene que responder por la sangre de sus amigos y coterráneos a los que entregó a la muerte por su inmoralidad para gobernar el Estado de Chihuahua.
Nadie como los empresarios de la comunicación pudieran ser ese equilibrio. Desde humildes trincheras, cada quien con su santo, los periodistas que tienen patrones y los que son sus propios patrones, están dando la batalla para lograr que se frene esta condición social que parece ya una pesadilla, una narración homérica que no tiene pies ni cabeza.
En ese despertar que requiere el Estado de Chihuahua y particularmente Juárez, pocos se la están jugando con exigencias reales, auténticas, que no se venden al mejor postor. Allí está el problema. Medios impresos, estaciones de radio, periódicos por Internet, televisoras y revistas están esperando las migajas que creen van a caer de la mesa de Javier Corral.
Desde la mezquindad oficial se ha descartado el periodismo libre y auténtico. Nos miden por niveles de circulación no por las ideas y por la decencia que se muestra al hacer uso de la pluma. Si el medio circula y me puede hacer daño, entonces le pago, lo compro, lo callo, pero si el medio no tiene impacto social entonces lo aniquilo y lo desprecio. Qué gran error, como lo es establecer criterios publicitarios en lugar de apoyos para el periodismo libre.
¿A poco Corral ya no se acuerda cuando no traía 12 pesos para una coca-cola, cuando era trasladado por sus amigos y conocidos de un lugar a otro porque no tenía carro y no le gustaba manejar?
¿Cuántas veces compartimos con él andanzas reales de escasez? Y en realidad nadie nos quejábamos de no tener; protestábamos por los gobiernos corruptos de Salinas, de Zedillo, de Fernando Baeza, de toda esa camarilla de asesinos y voraces gobernantes que hicieron garras a nuestro México.
Y el parlamentarismo obsesivo de Corral lo llevaba entre copa y copa a repetir frases de Gómez Morín y de los otros sabios de México. Su capacidad de retención nadie se la niega a este niño que fue cantante de camiones, que se aventaba la de los ‘huaraches’ para que alguien le diera algo de comer.
Y ahora, como gobernador, denigra a los amigos, a sus conocidos, a quien le dio la mano. Ignora que las circunstancias de muchos periodistas han cambiado y nos cansamos del robadero que existe en el medio oficial.
¡Caray!, a poco nadie lo ve. A poco soy el único. No lo creo.
Lo grave de todo esto, es que muchos periodistas y dueños de medios de comunicación hicieron pacto de muerte…y de silencio, para no perder los recursos obtenidos en las negociaciones con alcaldías, universidades, congreso del Estado y otras instancias del poder público.
Es verdad, estamos frente a fenómenos mediáticos que son, en apariencia, irreversibles. Con el 48 por ciento que el periódico Reforma le da a López Obrador, pudiéramos sugerir que es el próximo presidente de México, pero las elecciones no se han realizado aún, son hasta el 1 de julio.
En todo ese tiempo nos vamos a desgañitar denostando, mintiendo, haciendo hasta lo imposible para favorecer al candidato que los periodistas y los dueños de medios han elegido pero que no se atreven a hacer pública su preferencia electoral, aunque ni falta hace, el filósofo juarense-michoacano ya lo dijo un día “mijo, lo que se ve no se pregunta”.
Esa maldita manera de ser de los propietarios de medios y periodistas es letal para el pueblo. No saben que al vender sus preferencias están enterrando las esperanzas de un pueblo que requiere estar enterado, no mal informado.
En la mesa de la discusión pública, día tras día, están temas bobos, propios de imbéciles, en lugar de concentrarnos en las realidades del México que está llorando por lo que ocurre en todas las regiones del país.
¿A poco nos gusta la ciudad en la que vivimos? En la mente corralista y cabadista, con todos sus lambe botas de por medio, la respuesta sería, “pues si no te gusta, vete”. Pero no se trata de huir, se trata de luchar para lograr el ideal de metrópoli a la que aspiramos.
Aquí vivimos. Aquí hay raíces profundas y deseamos que esto cambie. Que el alcalde de Juárez, si es necesario, se enfrente al esquizoide gobernador que está al frente del poder ejecutivo para exigir lo que prometió… nada más.
Los maestros recibieron la promesa de ser atendidos y muchos votaron por Corral. Así lo dice uno de los tantos spots de promesas del ahora gobernador. Falló, como fallan todos. Y qué va a decir…Ya sé: es culpa de César Duarte, el corrupto ex gobernador.
Es triste recorrer las calles de Juárez. Llenas de basura, de llantas, de yerbas, sin lámparas de alumbrado público o las que existen apagadas, no inservibles, sino apagadas. Todos lo sabemos; no hay señalamientos, ni boyas, ni líneas pintadas en las calles…además están llenas de hoyancos. No se diga los parques públicos, la mayoría en el abandono total; el Chamizal totalmente destruido, la X convertida en una cantina permanente. Se acabaron los eventos culturales.
Y si nos vamos a la seguridad, la cosa que arde. Robos a casa-habitación cuando la gente está en su interior; asaltos en las calles, en los negocios; venta de droga en cada colonia de Juárez; asesinatos, agresiones…
¿Ya nos acostumbramos a eso? Qué grave sería. Nos acostumbramos a denunciar como pericos, repitiendo una y otra vez cosas que no nos constan. Sin tener pruebas decimos que todos los gobernantes roban, son corruptos y tienen negros pasados y allí estamos estacionados. Las redes sociales infectadas y al mismo tiempo son trampas mortales que nos atrapan. Repetimos falaces versiones de pasados y presentes, pero no exigimos que las cosas se mejoren.
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Encontré hace muchos años una narración muy descriptiva del fallecido escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia, uno de mis preferidos por su humor fino. En el cuento llamado ‘Los Tres Muertos’, describe la vida de un jardinero que tenía ‘el mal del pinto’.
Seguramente el relato fue real. El narrador, por no saber el nombre del jardinero, lo refiere como ‘el pinto’, así simple y llanamente.
En realidad el hombre tenía una enfermedad que se conoce como vitíligo. Es incurable y progresiva cuando no se trata a tiempo. De acuerdo a la medicina es un problema en el sistema inmune que va destruyendo los melanocitos de la piel generando parches o manchas blancas.
No es contagioso, en algunos casos es hereditario. Y único riesgo de esa enfermedad es la malicia y corrosión en la que vivimos la mayoría de los mexicanos que hemos hecho de la tragedia de otros un motivo para la burla y el escarnio.
La generosidad de Ibargüengoitia con el pinto de su cuento, me hace recordar lo que ocurre en la política mexicana actual, con el candidato presidencial de la alianza PRI-PVEM-PANAL, José Antonio Meade. En un estoicismo ejemplar ha hablado de esa enfermedad que, por cierto, ha enterrado a famosos que la han padecido, como el cantante de música pop Michael Jackson, que intentó hasta el último momento acabar con el padecimiento.
En un par de videos, el abanderado del tricolor dedicó algún tiempo a hablar sobre el vitíligo y los memes que la comunidad virtual ha hecho a sus costillas. Sobre la enfermedad que lo aqueja, Pepemid dijo lo siguiente: “el vitiligo es una enfermedad en donde el cuerpo ataca a las células que generan el pigmento y eso implica que justamente se vaya perdiendo color, que se vaya perdiendo pigmento”.
El político mencionó que en 1997 comenzó a experimentar este padecimiento y que ha acudido a tratamientos tópicos sobre todo en la cara.
“Ciertamente es una característica y una condición que no se compara con las muchas dificultades que los mexicanos enfrentan a diario”, afirmó Meade.
“Me da personalidad y me ha permitido enfrentarlo siempre con buen humor y además ha dado buen material para memes”, prosiguió el candidato del PRI.
“Si lo peor que pueden decir de mí es que me parezco a León-O, no vamos mal”, remató el ex secretario de Hacienda y Crédito Público en uno de los videos.
El vitiligo, según los médicos, puede tener un punto de arranque en un momento de estrés profundo. El mal ya lo trae genéticamente el paciente pero detona en una condición traumática, algo así como la diabetes.
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Conté los días. Justamente fueron 5 meses de contención. Nadie hablaba abiertamente de la enfermedad del candidato presidencial. En Juárez, el caricaturista Mahoma hizo alusión del problema de despigmentación en Mead en una caricatura que elaboró para el programa ‘Qué Poca’ que aparecía o aparece, no lo sé en realidad, en el canal 44 de la familia Cabada.
A veces la circunstancia misma de la enfermedad, que la sociedad la ve como penosa y no perdona, los comentarios se hacen ‘de pasada’, son sugerentes y se enmarcan en meras referencias que ubican a la persona del ex secretario de Hacienda y candidato presidencial.
En el estacionamiento de Home Depot de la Ejército Nacional, un parquero me dijo que iba a votar por el pinto, refirió mientras señalaba sus propias manos. No recordaba el nombre de Meade pero recordaba su problema de salud.
De López Obrador he escuchado que está enfermo, un columnista del periódico La Prensa, Mario Sánchez Martínez, escribió lo siguiente: Si revisáramos las fichas médicas del Presidente Enrique Peña Nieto y de Andrés Manuel López Obrador, seguramente sería al tabasqueño al que se le calificaría como enfermo, tanto por los males cardiacos que padece y que se le recrudecieron en el año de 2012 cuando le dio un infarto, como de algunos síntomas que son propios del estudio de la psicología.
“…el que realmente está mermado en su salud es AMLO. Como sabemos, el estado clínico de una persona que se caracteriza por tener alteraciones en la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad, es la esquizofrenia.
Quien padece este trastorno psicótico se apoya en algunos detalles de la realidad aunque los interpreta de una manera errónea. Así presenta delirios de persecución, de grandeza y de perjuicio, que es aquel cuando la persona cree que hay alguien intentando dañarle o perjudicarlo de alguna forma”.
“También presentan alucinaciones y alteraciones del pensamiento. Se confunde la verdad con la mentira. La mentira es parte del discurso cotidiano de Andrés Manuel. Las recientes declaraciones: la patrimonial, de impuestos y de intereses que hizo públicas revelan que mintió al omitir propiedades…”
A efecto de ser justos, se tendría que llamar pinto a Mead y demente, loco, sicótico a Andrés Manuel López Obrador. A Anaya se le colocaría en una mitomanía, en la justa mediocridad: medio toca instrumentos, medio canta, medio habla francés e inglés, medio roba, medio miente, medio avasalla a sus compañeros de partido, medio agandalla todo lo que toca…será un mediocre presidente. La mediocridad también es grave.
Ninguno de los mexicanos vio en alguna ocasión ebrio al ex presidente Felipe Calderón, pero es del dominio público que tiene un serio problema de alcoholismo. El propio Javier Corral describió en alguna ocasión que no pudo tener una plática en un restaurante-bar, supongo que de la ciudad de México, porque el michoacano estaba ebrio.
En una carta pública, divulgada hace tiempo, el ahora gobernador en su carácter de senador, le dijo a Caderón: “Espérate a que conozcas la condición humana a partir de que dejes el poder y entiendas que lo que más te ha perjudicado eres tú, tu carácter colérico al que le gana el coraje en cualquier momento…”
El caso de Vicente Fox es también notable. Se describe como un hombre bipolar que requería o requiere de tomar ansiolíticos, uno de los más conocidos es el Prozac.
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Nadie nos libramos de la cruz que debemos de cargar en la vida. El periodista Osbaldo Salvador señala que en una ocasión iba detrás de Teto Murguía, el ex alcalde de Ciudad Juárez. El político juarense y empresario tiene una forma peculiar de caminar que lo ubica en cualquier escenario.
He llegado a pensar que Teto disfruta esa peculiar característica. Nadie lo juzga ni le ha puesto apodos por esa causa. No es un problema de salud, sino condición que marcó su genética.
¿Sabe por qué camino así, Osbaldito?, le pregunta Teto al periodista. No, inge, ¿por qué?… “porque voy oreando los huevos”, refirió el político en medio de una estruendosa carcajada.
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Escuché en el Congreso del Estado de Chihuahua que la diputada Isela Torres, una aguerrida priista de la vieja guardia, defendió desde la tribuna la enfermedad de Mead y se ubicó en el epicentro del dolor que produce ese padecimiento que es estigmatizado socialmente.
La legisladora pidió a sus compañeros congresistas que tuvieran respeto por el candidato Mead y reconoció públicamente padecer esa enfermedad.
Su piel blanca, generosamente blanca, no manifiesta el problema de despigmentación, por lo que Isela Torres pasa con toda normalidad por el despiadado filtro social en el que vivimos.
Recordando la frase del filósofo de Rubio podemos establecer que ‘a puñaladas iguales llorar es de cobardes’. Y así se pinta la vida, como un reflejo de lo que somos y de lo que queremos ser en nuestro entorno de convivencia. Cada quien carga una cruz que, en términos reales desconocemos.
Las patologías de la mente deberían de ser las más preocupantes para el pueblo que se ha convertido en el gran juez de todas las cosas. Los equilibrios son los que marcan los derroteros en esta sociedad tan crítica y tan caníbal al mismo tiempo.
Entonces midamos a cada quién por sus defectos físicos y marquemos la agenda en base a los problemas que estigmatizan socialmente a quien asoma la cabeza. Creo que es delicado que el pueblo no distinga entre problemas de la mente y problemas de la piel.
No creo que el pueblo salga y vote como se ha dicho que lo va a hacer el próximo 1 de julio. El problema, lo que me preocupa, no es por quién van a votar, sino que estará en la cabeza del pueblo a la hora de emitir su sufragio. Y allí está la sombra de mis letras.
Cualquier información enviada al siguiente correo y teléfono será atendida bajo el principio de la confidencialidad absoluta. Gracias por la información aportada, alguna ya se está procesando.
Rafael Navarro Barrón [email protected]