Debate: el show de los miserables
Para quienes ejercemos activamente el periodismo y hemos estado cerca del llamado poder político, es complicado creer en las propuestas y frases que se emiten en los debates oficiales.
Como periodistas hemos trabajado o convivido en tiempos distintos con esos personajes que ostentan en el presente el máximo cargo de la ciudad, como es la presidencia municipal de la Heroica Ciudad Juárez.
Creo que para los auténticos comunicadores –y pido disculpas por la osadía de incluirme entre ellos- los debates se convierten en programas humorísticos, llenos de histrionismo, mentiras y libretos hechos por expertos en marketing político, los llamados gurús electorales.
Y esa triste realidad nos lleva a un escenario donde no hay ninguna alternativa de allanar caminos perdidos frente a un electorado que ha decidido como confabularse electoralmente el próximo 1 de julio y parece que nada cambiará.
El problema se está dando en los estados y municipios. La elección a alcalde en Ciudad Juárez se decidirá entre tres. Los otros aspirantes están muy lejos de lograr el objetivo electoral y sus registros están en riesgo.
El debate no representó nada para el electorado que estaba más ocupado en otros asuntos que en escuchar las estupideces que se presentaron en el encuentro de acusaciones que no es otra cosa que un simulacro de falsa moralidad.
En casi dos horas, pudimos comprobar lo que es un secreto a voces. Los emisarios de la política que buscan la alcaldía le tienen tanto miedo al candidato Independiente Armando Cabada porque saben que la reacción será feroz a través de su canal de televisión que ha servido para frenar a los adversarios y promover su carrera política.
Las falacias vertidas durante el debate, derriban los falsos argumentos que expone el candidato Independiente. Frente al público, con ese tono de voz que escarba los oídos, Cabada habla de la libertad que otorga a los empleados municipales para que elijan la que los burócratas consideren la mejor opción política para Juárez.
Pero su falaz exposición se derrumba con los testimonios de trabajadores municipales que son obligados a trabajar con los candidatos independientes a cambio de conservar sus empleos.
Decenas de grabaciones obtenidas a través de teléfonos celulares están listas para ser entregadas a los ‘pocos huevos’ (como le llama un candidato del PAN) del Fepade para que integre una averiguación que sirva como base para demostrar que en el municipio no hay libertad ni democracia, mucho menos derecho a la pluralidad.
Los empleados son obligados a apoyar al alcalde Independiente en su reelección. Y el escenario es conmovedor: acuden a apoyar a Cabada, pero han comprometido su voto a favor de otro de los candidatos.
Lo de este domingo 3 de junio fue un evento fuera de serie. No se esperaba nada excepcional ante un escenario tan obvio como el que estamos viviendo.
Y resulta obvio que toda la basura que fue difundida por los candidatos del PRI, PAN, Independiente, Verde Ecologista, Nueva Alianza y Morena, es lo que creemos todos de ellos mismos.
En resumen, ellos mismos manifestaron lo que son: corruptos, mentirosos, incapaces, faltos de memoria, megalómanos, falaces, voraces, antidemocráticos y engañadores del pueblo. Ese es el compendio del debate.
Muchas de las propuestas son inviables y absurdas. Son actos de buena fe que nacen de la mente de los gurús de la política. Trenes ligeros en una ciudad empobrecida por la falta de equidad fiscal; pavimentación efectiva para combatir un rezago que en realidad requiere de varios miles de millones de pesos; la solución definitiva de las inundaciones; poner fin a la corrupción en la dirección de Tránsito y a los abusos de la Policía también corrupta, fueron solo algunas de las propuestas que convergen en el mismo hoyo donde se entierran las ilusiones para hacer de Juárez una ciudad idónea, con alternativas para todos.
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El debate abordó tres temas: obra pública, la seguridad pública y el combate a la corrupción. Fue dirigido por dos insulsos comunicadores que se convirtieron en juez y parte, porque no son periodistas autónomos sino burócratas del Instituto Estatal Electoral.
La Asamblea Municipal Electoral escogió el teatro Gracia Pasquel, ubicado dentro del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Participaron Javier González Mocken, el candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia; el candidato de la Coalición Por Chihuahua al Frente, Ramón Galindo Noriega; del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Jesús Rodolfo Villa Rivera; Josefina Leticia Díaz Rojero, del Partido Nueva Alianza (PANAL); Armando Cabada Alvídrez, el candidato independiente; José Luis Barrio García del Partido Revolución Democrática (PRD) y finalmente, la candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Adriana Terrazas Porras.
Los ‘imparciales’ moderadores fuero los más comprometidos burócratas, Oksana Volchanskaya, jefa de comunicación social del Instituto Estatal Electoral y Taurit Gastelum.
Al debate solo podrán ingresar 10 personas invitadas por cada uno de los partidos y el candidato independiente, así como los medios de comunicación se acreditaron previamente.
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La reivindicaciones humanas son imposibles en la política. Esas ‘conversiones’ casi religiosas, no son posibles bajo las condicionantes que rigen el ejercicio de poder. No hay político honesto, eso es un hecho irrefutable, menos los que ayer debatieron en Ciudad Juárez.
Los ciudadanos nos hemos convertido en los receptores de cuanta basura y mentiras nos endilgan los políticos en su afán por llegar a cargos de elección popular.
Los conozco a todos, salvo al bulto que se presentó como candidato del Partido Verde Ecologista de México, Jesús Rodolfo Villa Rivera que al igual que Leticia Díaz Rojero, de Nueva Alianza y José Luis Barrio, del PRD, acudieron en calidad de estorbos pues sus partidos y sus figuras no tienen ninguna posibilidad de éxito.
La democracia así es. Llena de estultos personajes y de cuestionables carreras políticas que se creen dignos ante los ciudadanos para guiarnos en la oscura sociedad en la que participamos, porque se han convertido en mesías que vienen a recomponer el mundo.
Me causa hilaridad, molestia e indignación escucharlos hablar. La candidata Díaz Rojero, de las manos limpias, fue la comparsa de corrupción y excesos del ex líder de la sección octava del SNTE, Alejandro Villarreal.
Se convirtió en la instrumentadora de la venta de plazas, fraudes, hostigamiento a miembros del SNTE que no se sujetaban al gobierno y a Villarreal; y fue la encargada de recabar los cobros indebidos utilizando la estructura del sindicato magisterial.
Entonces, verla frente a la pantalla, argumentando que puede ser una buena alcaldesa porque es maestra y tiene las manos limpias, no es más que una figura retórica que debe de indignar a las personas a las que embaucó y persiguió por órdenes de Alejandro Villarreal.
Y en el mismo tenor observamos a la otra mujer, la candidata del PRI, Adriana Terrazas que se perdió en la jungla del debate ofreciendo el surgimiento del estado número 33, una auténtica vacilada en la que nadie cree y que, aunque sería un acto de justicia para Juárez, todos creemos que no es el momento ni la persona que debe de encabezar la escisión.
La candidata del PRI, que llegó por la declinación de Adriana Fuentes y Lilia Merodio, bajo el argumento del tricolor de garantizar la equidad de género, tuvo que frenar su lengua para no ‘molestar’ al candidato a alcalde que impulsó su partido en la elección pasada, el Independiente que no es independiente, sino el hombre que abanderó Enrique Serrano (el socio de Terrazas) y César Duarte para que llegara Cabada y no Teto Murguía.
Terrazas Porras, fue la coordinadora general de la campaña del mustio de Serrano que ahora es el principal impulsor de la candidata priista.
En la posición de tirador apareció el candidato de Morena, Javier González Mocken que, entre tartamudeos y pantalones flojos para no hacer enojar a Cabada, dijo que lo pudo decir sin tener en la sala de invitados especiales a Antonio Atollini quien fue contratado por el candidato como asesor personal.
Atollini se fue molesto con el candidato de Morena que fue bloqueado por el equipo de González Mocken y lo hizo estallar por los actos de necedad del Piri Holguín y Miguel Lucero Palma.
Fue así como el candidato de Morena se convirtió en el centro de los memes construidos en las oficinas de campaña del PAN y del PRI, guiados por alías ‘Miguel Salgado Peter’, mejor conocido como Sergio Belmonte.
Y en ese mismo escenario, se contó con la presencia del rey de la vaselina extra dura, Ramón Galindo quien mostró sus dotes de orador y posiblemente el ganador de la confrontación de candidatos.
La raya de su caballera estaba fielmente trazada. Es el Galindo de siempre pero más viejo. Las mismas mañas de siempre, las mismas frases y ejercicios políticos de cuando fue alcalde y de cuando fue diputado federal y local. Es un especie de Chabelo de la política que aumenta de edad cronológica pero no crece en la edad mental.
Y qué decir de José Luis Barrios. Su indiscutible activismo político en la izquierda de Marx, del Che Guevara y de Pedro Matus lo han convertido en un peregrino de la vida política incapaz de ofrecer propuestas viables porque el romanticismo ideológico le brota por los poros.
Y para rematar, el Independiente que vive en su propio Disneylandia, como se lo dijo uno de los contendientes. Su discurso se convirtió en un odioso sonsonete que recurre a la mentira y a la diatriba para mostrar lo que no es ni será nunca.
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Observé el debate desde la Ciudad de México. Unas horas antes de la confrontación de candidatos, caminé por las calles de la Merced; por la mañana dialogué con residentes del Estado de México, entidad donde nació y gobernó Enrique Peña Nieto quien ahora es odiado y repudiado por sus paisanos.
Fui testigo de una manifestación frente al mercado Sonora en la que participaron decenas de pacíficos seguidores de Morena. En otra de las esquinas, las huestes del PRD preparaban el reparto de mandiles y bolsas de plástico. A causa del calor, los perredistas beben cerveza en la vía pública. En ese escenario predomina el color amarillo característico de ese partido político.
Las calles tienen escasa publicidad de los presidenciales y sobresalen las imágenes de los militantes de todos los partidos políticos que prometen convertir a México en un paraíso terrenal.
En la Merced, el popular mercado de la Ciudad de México, las sexoservidoras están ubicadas desde hace horas en las esquinas y en el exterior de las bodegas que por ser domingo cerraron temprano. Conviven con los compradores que acuden a realizar compras y, al mismo tiempo, hacen alarde de su escasa ropa con la que intentan seducir a los posibles clientes.
Pienso que esa es la realidad de nuestro país. Es la nación de los contrastes. Observo en La Merced a cientos de comerciantes que conviven diariamente con la miseria de este México que tiene muchos damnificados. Los vendedores abren los puestos por la mañana, en un especie de ritual que basa su trabajo en acomodar los artículos que comercian en bastidores y tubulares y, al caer la tarde, los descuelgan y guardan en cajas de cartón o plástico.
En estos ‘cucuruchos’ las mujeres cuidan a sus pequeños hijos, les dan pecho o biberones y comen junto con ellas la comida popular mexicana que se prepara en los puestos de comida.
A determinada hora los vendedores de alimento y refrescos pasan por el puesto y ofrecen sus platillos, casi siempre comida hecha en braceros o en planchas donde abunda la grasa.
Al medio día los visita el enviado del líder del mercado a cobrar la cuota; más tarde pasa otro personaje a nombre del ‘inspector’ municipal a cobrar la ‘otra cuota’ y al final, sin falta, pasan los líderes de las mafias del crimen organizado a solicitar la ‘cooperación’ para garantizar su seguridad y estancia en el mercado.
Es entonces que estos comerciantes, que venden sus artículos a consignación, se alegran al escuchar que México pronto va a cambiar. Están hartos de su pobreza. El futuro de sus hijos está ya destinado al fracaso. Serán como ellos, sin escuela, sin servicios de salud, sin ingresos fijos y viviendo en casas de cartón, madera y envolturas de plástico…los más agraciados han construido sus viviendas de material sólido pero igual, en condiciones de pobreza extrema.
Es entonces que una mujer que hace años llegó de Nayarit a quien le dicen la güera me indica en qué lugar del mercado se localizan los baños públicos. Y allí, en uno de los pasillos dice “WC baños limpios” y entonces me encamino por la ruta llena de flechas hasta llegar a un cuarto inmundo, imposible de respirar. El excremento se ha salido de la taza y recorre el piso y sale a la calle. Y allí, en el interior, en un espacio libre de caca, se ubica un hombre que recomienda cruzar hasta el mingitorio por una de las esquinas.
El uso del baño cuesta 4 pesos con derecho a tres vueltas de papel sanitario en la mano de la administradora. Esquivo el papel y guardo mi dinero. Olvido la emergencia ante la circunstancia que me indigna, pero la gente reconoce que los baños el día de hoy están más limpios que otros días.
Los sanitarios o excusados no tienen tapa. Dentro de ellos flota el excremento que se niega a irse. Y afuera la tertulia mexicana continúa entre garnachas, quesadillas, huaraches, longanizas, tripas y buche.
La venta de ‘micheladas’ se hace en la vía pública, en enormes vasos que regala a sus distribuidores la cerveza Corona.
Me olvido de hacer del ‘uno’ porque la situación se ha puesto imposible. Recorro de vuelta los pasillos contemplando a hombres y mujeres de todas las edades; mazahuas, indígenas poblanas, ciudadanos de todo el país que han llegado a la Ciudad de México en busca de oportunidades.
Han encontrado una nueva vida en los ínfimos recovecos de la vida. Sus esperanzas penden de una multitud de compradores que preguntan mucho y compran poco.
Los regateos están a la orden del día porque la gente llega con poco dinero y muchas ganas de lograr una buena compra. Y solo entre mexicanos nos entendemos, llegamos a acuerdos comerciales y nos echamos la mano unos a otros porque sabemos que todos estamos igual de jodidos.
A lo lejos, una mujer que se presenta entre los compradores como cristiana evangélica, carga en el pecho una reproductora de sonido. A su paso se escucha la voz de un predicador gritón, que entre ‘amenes y aleluyas’ intenta llevar al cielo a los que pasan cerca de la misionera que por momentos se detiene y corrobora que el mundo se está perdiendo.
Cerca de la misionera un hombre que ha perdido la batalla de la vida, se revuelca en el suelo. Está ebrio y sucio. Duerme en el suelo rodeado de su escaso equipaje que consta de una caja de cartón y una bolsa de plástico. Todo está pintado de suciedad, como su ropa y sus pies que están descalzos.
La misionera pasa de largo. La encomienda es predicar el evangelio a los perdidos y evitar ser como el ‘buen samaritano’ de la Biblia.
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Miro el reloj porque faltan pocos minutos para que inicie el debate de candidatos a la presidencia municipal de Ciudad Juárez. Apresuro al conductor del vehículo que gentilmente se ofreció a ser nuestro guía.
En el cuarto de hotel me preparo frente a mi laptop para el encuentro de candidatos. Me conecto por redes sociales a la página de Youtube que activó la Asamblea Estatal Electoral.
Luego de una serie de spots mal hechos, como todo lo que hacen los organismos electorales, los abanderados de partidos y el Independiente, aparecen en la televisión y a un lado de ellos a un par de insulsos conductores que sin carisma y sin autoridad propia, se aprestan a conducir el debate que, al final de cuentas, fue un fiasco.
Y es entonces que concluyo como el México dormido está a punto de despertarse. La aceptación de Andrés Manuel López Obrador entre los electores es el resultado del hartazgo político. Es entonces que los debates son solo simulacros inútiles, costosos y amañados porque parece que el pueblo ya se cansó y busca, realmente, un cambio.
Cualquier información enviada al siguiente correo será atendida bajo el principio de la confidencialidad absoluta. Gracias por la información aportada, alguna ya se está procesando.
Rafael Navarro Barrón [email protected]