Guillermo Terrazas Villanueva DEP
La figura de Guillermo Terrazas Villanueva invadió el ambiente de las oficinas que en alguna ocasión fueron parte de la vida periodística de los periódicos El Mexicano y El Fronterizo, primero propiedad del coronel García Valseca y después de la Organización Editorial Mexicana.
Terrazas acudió a mi oficina para “platicar” un asunto ligado con la línea editorial del periódico. Se comportaba como todo un caballero. No presionaba, no intimidaba, no exigía…dialogaba siempre llegaba a acuerdos.
Le apodaban ‘El Cabezón’ y cuando el mote era referido siempre se le agregaba el apellido Terrazas, que en el Estado de Chihuahua un apelativo de ese tamaño representa historia y abolengo.
De acuerdo a una nota periodística, el apellido se remonta a una línea familiar que tiene su origen en la ciudad de Chihuahua, donde nació hace 74 años.
Guillermo Terrazas recorrió muchos medios de comunicación y fue fundador del Diario de Juárez. Las historias de su participación en la empresa periodística de Osvaldo Rodríguez lo ubican como una pieza clave en el surgimiento de lo que hoy es un imperio de la comunicación.
El finado periodista transitó su periodo de vida entre oficinas de Comunicación Social y trabajo en medios de comunicación y siempre gozó de una independencia que se observaba a través de los comentarios radiales.
En Juárez dirigió un programa de televisión en el Canal 5 que, en ese momento, fue la catapulta para pelear una diputación que finalmente perdió.
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El autor de la frase ‘Ni más ni menos’ acudía a las redacciones cuando tenía una encomiendo importante en su colaboración como jefe de prensa de los gobiernes en los que participó.
Terrazas sabía el lenguaje del periodista y del servicio público. Acudía a las redacciones cuando suponía que “algo no estaba equilibrado” en la relación entre el medio y el gobernante.
La pregunta que hacía para llegar a los equilibrios era siempre la misma “¿qué necesita? ¿qué mensaje llevo?” Como emisario era el mejor en una vida de luces y sombras, como ocurre con todos los seres humanos que pisamos esta tierra.
Su muerte dividió comentarios, pero nunca se perdió el respeto a quien se va luego de aportar varias páginas en la historia de los entretelones de la vida política y el periodismo.
Una esquela gratis, un ramo de flores, una corona mortuoria, un discurso halagador, se convirtieron en el corolario de la despedida que fue ofrendada en las últimas horas.
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Con el debido respeto a la familia del periodista Terrazas Villanueva, integrada por su esposa, Norma Valverde y sus hijos, Norma Angélica, Guillermo Alberto y Norma Alejandra, el comunicador fallecido representa lo que reiteradamente se ha señalado en este sitio en relación con el poder y la prensa.
Se extinguió la vida de un comunicador que fue defensor del PRI y sus gobernantes cuando empezaban los estertores de este partido político, antes de la agonía diagnosticada en la presente elección.
Fue defensor a ultranza de los gobiernos priistas de Patricio Martínez y Reyes Baeza. Observó con tristeza el saqueo de César Duarte y lamentó el acceso al poder de Javier Corral con quien tenía una relación cordial, pero lejana.
El periodista Servando Pineda Jaimes señaló en su muro de Facebook que “(Guillermo Terrazas) es toda una figura dentro de nuestro periodismo, dueño de una singular, poderosa e inconfundible voz y de una inteligencia notable, era miembro de eso que se llegó en llamar la vieja guardia. Hombre que nunca renegó de sus filias políticas, formado al calor de las redacciones”.
En el pasado, la dedicación de Terrazas en la actividad política lo llevó hasta la aventura de una diputación cuando trabajaba para el Canal 5 de televisión de la familia Fitzmaurice Meneses.
Eran los tiempos en los que el PAN sostenía su hegemonía en esta frontera. El PRI y Terrazas nada pudieron hacer para ascender al poder.
En los últimos años, entrado en edad y sin un gobierno a quien servir, Terrazas se refugió en el periodismo recordando, como buen conversador, lo que significa el poder y sus depositarios. Y luego fue olvidado por los que sirvió.
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La salud de Terrazas Villanueva se debilitó súbitamente en los últimos meses. Una úlcera afectó su sistema digestivo. Fue entonces que el poder político recordó que el periodista les había servido en el pasado y, sin ser derechohabiente, el Issste abrió sus puertas para su inmediata atención.
El periodista sostenía una lucha diaria para garantizar que estado físico no decayera. Aún podía sostener conversaciones cortas, no obstante los agudos dolores que soportaba en una de las camas del hospital ‘Lázaro Cárdenas’ del Issste en la ciudad de Chihuahua.
Sergio Granados, el delegado estatal del Issste, hacía su buena obra del día apoyado por su jefe político y actual candidato a Senador de la República, José Reyes Baeza, ex jefe de Terrazas Villanueva.
Por mediación de una de las hijas del periodista, funcionaria del Instituto Mexicana del Seguro Social en Juárez, don Guillermo fue traído a esta frontera e internado en el Hospital Regional número 66, justamente donde trabaja la descendiente del comunicador.
Unas horas después del traslado, el periodista tuvo lo que médicamente se le denomina “un accidente cardiovascular” que lo dejó en coma y sin ninguna posibilidad de comunicación con los médicos y su familia.
Allí permaneció por espacio de un mes, hasta su muerte, un hecho que conmocionó al gremio periodístico y político donde se desenvolvía el comunicador.
Independientemente los claroscuros en la vida del periodista, las expresiones favorables sobre la actividad profesional y afectiva de Terrazas Villanueva, empezaron a surgir. Hubo muchos elogios a la vida del comunicador.
Nuevamente, en el entramado que se da entre prensa y poder, surgieron los inevitables comentarios en relación con la ingratitud de los políticos que se enriquecen en los cargos públicos, servidos por decenas de periodistas que literalmente dan les dan vida y los protegen hasta convertirse en impunes.
Una encuesta divulgada hace ya algunos años, establecía que los servidores públicos de México gobiernan instituciones como el Issste, el IMSS, el Infonavit, los sistemas estatales de salud y las escuelas públicas, pero sus hijos y ellos mismos jamás son usuarios de esos deficientes servicios.
Las sonadas crónicas que revelan los casos de enfermedades súbitas y padecimientos crónicos de funcionarios públicos o personajes encumbrados que pertenecen a la vida política y que ya no gobiernan, dan cuenta de internamientos en los mejores hospitales de Chihuahua, México y Estados Unidos.
Ninguno de ellos son atendidos en los pésimos servicios que presta el Seguro Social y el Issste; sus hijos no acuden a escuelas públicas.
Esas enormes diferencias son las que ofenden al final de las historias de vida. Con Terrazas Villanueva se vuelven a repetir las enormes diferencias entre quienes gobiernan, roban y se sirven con la cuchara grande y quienes les sirven para evitar que sus actos de latrocinio queden impunes.
Y así, en el abandono y muchas veces en la pobreza, se despide a los periodistas que ofrendaron su vida al servicio de la prensa libre. Es aquí cuando el gobernador Javier Corral erra sus guerras. No es lo mismo el reportero que es probo y entregado a su misión, que los dueños de medios de comunicación que son voraces y corruptos.
Muy conveniente sería que el gobernador se dejara de tanta tontería e hiciera pública la lista de periodistas que recibían recursos ilegítimos del gobierno y que fue localizada en una de las casas de César Duarte.
La lista está integrada por directores de medios de comunicación y propietarios de páginas de Internet que se volcaron en elogios al gobierno duartista durante su nefasto sexenio.
Los demás periodistas se sostienen en la misma posición de sobrevivencia y no es que se conformen con lo que las empresas periodísticas les puedan dar. El asunto está en la enorme desproporción que existe entre los imbéciles y corruptos funcionarios públicos que reparten migajas entre los medios de comunicación para que no trasciendan las tranzas, los abusos de poder y los excesos en los que se ven inmersos.
Y allí están los dueños de los medios de comunicación, callados, domesticados, como unos verdaderos canallas de la comunicación, ordenando a los reporteros cordura y silencio.
Y allí está el megalómano gobernador del Estado creyendo que todos los periodistas son corruptos, pero cuando le duela un callo no irá a Pensiones Civiles del Estado, sino a los mejores hospitales de la ciudad de Chihuahua.
Si la óptica del gobernador Corral, de la famosa prensa vendida, es como él la concibe, entonces el equipo de prensa, encabezada por Antonio Pinedo Cornejo, es un ente de corrupción al servicio del ejecutivo estatal. Ninguno se salvaría de esa ingrata postura.
Lo que sí es una realidad es que su obstinación mantiene en reserva la lista de periodistas corruptos que, como exigencia, sería importante que se hiciera pública. Derrumbar esas caretas permitiría a todos volver a creer en la prensa libre y no estar leyendo páginas de Internet, medios impresos y oyendo y viendo canales de televisión que se han prostituido al servicio del poder.
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La polémica Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez integró en el mural que honra a los periodistas que fallecen en esta frontera a un nuevo grupo de comunicadores; en la lista alcanzaron a incluir a Guillermo Terrazas Villanueva y a Carlos Jáquez Valerio, conocido como ‘Hermes’ quien dedicó más de cuarenta años a la lucha libre y al periodismo.
En el 2004, Hermes participó en la reforma al Código Municipal que regula la lucha libre en esta frontera e intentó dirigir el Comité Municipal de esa disciplina.
Hermes fue velado a las posibilidades de la familia. Imperó en su muerte la dignidad de una vida dedicada al servicio. Finalmente, en el ring de la existencia, perdió la batalla, víctima de una serie de enfermedades que no pudo superar.
Seis periodistas serán incluidos en la lista de comunicadores que son honrados por los vivos y por una Asociación que no ha perdido la esencia recordar a los que se adelantan en el camino natural del hombre.
En esa misión terrenal de la honra, fluyen los nombres de dos personajes que han sido congruentes con la visión social de la APCJ, Rosendo Gaytán y Humberto Leal Valenzuela.
La lista de periodistas que han migrado a la otra vida la encabeza, sin duda alguna, Guillermo Terrazas Villanueva, conocido como El Cabezón.
El apodo de este poeta, orador y periodista no fue una carga peyorativa porque, en esencia, lo considero siempre como un sobrenombre cariñoso.
Otro de la lista es Carlos Jáquez Valerio, ‘Hermes’; Mario Trejo Torres, Marisela Ortega, Luz Sáenz, ‘la mujer maravilla’ como le llamaba el también finado Gabriel Villanueva.
Otro periodista honrado es Roberto Chávez, el Towi que trabajó en La Crónica y El tiempo y se incluye a Alfredo Quijano y Panchito Ramírez, que fue fotógrafo de El Fronterizo. La placa de Alfredo Quijano fue robada debido a que en el pasado los distintivos eran metálicos. Este año, las ‘placas’, serán acrílicas.
Desde 1985 se celebra en esta frontera el Día del Periodista. Se eligió el 30 de mayo para honrar la muerte del periodista mexicano más emblemático, Manuel Buendía. El 7 de junio, el día de la Libertad de Expresión se realizará una sesión solemne y el ocho la cena baile tradicional en el centro de espectáculos Cibeles.
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Rafael Navarro Barrón [email protected]