Por qué Japón redefinió el concepto de violación y elevó la edad de consentimiento de 13 a 16 años

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Advertencia: este artículo contiene detalles que algunos lectores pueden encontrar perturbadores.

Días después de su violación, Megumi Okano ya sabía que el atacante saldría impune.

Megumi, que usa un pronombre no binario, conocía al violador y sabía perfectamente dónde podría localizarlo.

Pero también sabía que no serviría de mucho, porque era muy poco probable que las autoridades japonesas consideraran lo sucedido como una violación.

Por eso decidió no presentar una denuncia ante la policía.

“No pude buscar justicia de esa manera y aquel hombre pudo continuar su vida libre y fácil. Fue doloroso para mí”, explica Megumi.

Pero ahora hay más probabilidades de que se haga justicia en casos como el suyo.

Japón acaba de aprobar una ley en la que se redefine el concepto de violación y se eleva la edad de consentimiento de una persona.

Se trata de una revisión histórica de la ley sobre delitos sexuales, apenas la segunda en un siglo.

Poca comprensión del consentimiento

La medida implica una serie de cambios, pero el más significativo es la redefinición del concepto de violación, que la ley japonesa anterior definía como una “relación sexual forzada”, pero que con la nueva ley pasa a ser una “relación sexual no consensuada”.

Asimismo, la edad legal de consentimiento, que hasta ahora era 13 años, se ha elevado a 16.

Anteriormente, la ley japonesa definía la violación como una relación sexual o actos indecentes cometidos “por la fuerza” y “mediante agresión o intimidación”, o aprovechando el “estado de inconsciencia de una persona o su incapacidad de resistirse”.

Este concepto no coincidía con el de muchos otros países que definen el crimen de manera más amplia, como cualquier relación sexual o acto sexual no consentido, donde “no significa no.

Una mujer joven en la calle usando un paraguas para protegerse del sol, el 27 de junio de 2022, en el popular distrito de Shibuya en Tokio, Japón.

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El concepto legal de violación anterior disuadía a las mujeres de denunciar agresiones sexuales, según activistas.

Activistas japoneses aseguran que la legislación anterior fomentaba una cultura de escepticismo que disuadía a los sobrevivientes de denunciar ataques.

Muchos casos controvertidos

Por ejemplo, en un caso sucedido en Tokio en 2014, un hombre puso contra una pared a una niña de 15 años y tuvo relaciones sexuales con ella mientras ella se resistía.

Fue absuelto de violación ya que el tribunal dictaminó que sus acciones no hicieron “extremadamente difícil” que ella se resistiera.

La adolescente fue tratada como un adulta porque la edad de consentimiento en Japón era de apenas 13 años, la más baja de los países del G7.

“Los procesos y decisiones de los juicios varían: algunos acusados ​​no fueron condenados, incluso cuando se demostró que sus actos no fueron consensuados, ya que no hubo ‘agresión o intimidación‘”, explica Yuu Tadokoro, portavoz de Spring, un grupo de sobrevivientes de agresión sexual.

Es por eso que Megumi asegura que no acudió a la policía después de la violación perpetuada por un compañero de la universidad.

Megumi cuenta que estaba viendo la televisión con su compañero cuando él comenzó a hacerle insinuaciones sexuales. Y le dijo “no”.

Fue entonces cuando comenzó el ataque. Los dos “lucharon” por un rato, según Megumi, antes de que ella se congelara y dejara de resistir.

Esta es una respuesta bien documentada a un ataque que muchas veces no estaba cubierta por la ley, según activistas.

En los días posteriores, Megumi, quien estudia Derecho, analizó detenidamente el código penal y los precedentes del caso y se dio cuenta de que lo que había sucedido no cumpliría con los estándares judiciales de “agresión e intimidación”.

Culpabilización y “segunda violación”

También había oído hablar de sobrevivientes que experimentaron culpabilización y “segunda violación”: cuando los sobrevivientes vuelven a traumatizarse tras toparse con la insensibilidad de la policía o el personal del hospital.

“Yo no quería pasar por ese proceso (de investigación) por la poca esperanza que tenía de obtener justicia. Por eso no fui a la policía. Ni siquiera sabía si aceptarían mi denuncia”, dice.

La BBC contactó al centro, pero este se negó a comentar sobre el caso, alegando confidencialidad.

Cuando la investigación concluyó, el atacante ya se había graduado, por lo que hubo pocas consecuencias para él, aparte de la advertencia que recibió, cuenta Megumi.

Manifestantes, alrededor de 150, se reunieron en la 'Demostración de flores' para criticar las absoluciones en casos judiciales de presunta violación en Japón y pedir la revisión de la ley contra los delitos sexuales, en Tokio, Japón, el 11 de junio. 2019.

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Escenas de una protesta de 2019 tras una serie de absoluciones por violación

En cambio, ella se dirigió a un centro de asesoramiento sobre acoso de su universidad, donde se inició una investigación que dictaminó que el atacante había cometido una violación.

“Sentí mucha decepción tras mi incapacidad de hacer que esta persona se arrepintiera adecuadamente de sus acciones con un procedimiento penal”.

Un clamor por el cambio

Megumi no es una excepción. En Japón, solo un tercio de los casos reconocidos como violación resultan en procesos legales, un poco menos que la tasa general de enjuiciamiento penal.

Pero en los últimos años hubo un creciente clamor público por un cambio.

En 2019, la sociedad japonesa se enfureció cuando se revelaron cuatro casos de agresión sexual en un mes: cada uno de ellos resultó en la absolución del presunto atacante.

En un caso en Fukuoka, una ciudad en una isla en el sur del país, un hombre tuvo relaciones sexuales con una mujer ebria que se había desmayado, lo que podría considerarse como una agresión sexual en otros lugares.

El tribunal escuchó que era la primera vez que la mujer participaba en una sesión regular de bebida en un restaurante.

Según reportes, el hombre dijo que pensó que “los hombres fácilmente podrían tener un comportamiento sexual” en el evento, conocido por su permisividad sexual, y que quienes presenciaron el incidente no lo detuvieron.

También asumió que la mujer dio su consentimiento porque en un momento durante el coito abrió los ojos y “emitió ruidos”.

En otro caso en Nagoya, en el que un padre tuvo relaciones sexuales varias veces con su hija adolescente por muchos años, el tribunal dudó que el padre dominara a su hija “por completo”, porque ella eligió la escuela a la que quería ir, ignorando los deseos de sus padres.

El veredicto se dio a favor del padre, pese a que un psiquiatra testificó que la niña, en general, era psicológicamente incapaz de resistirse a su padre.

Tras la protesta pública, la mayoría de estos casos se volvieron a juzgar y los atacantes fueron declarados culpables.

Los activistas lanzaron entonces una campaña nacional, conocida como Flower Demo, para mostrar solidaridad con los sobrevivientes de agresiones sexuales.

Aseguran que esto, junto con el movimiento #MeToo y la histórica victoria de la periodista Shiori Ito (que ganó un caso contra un conocido reportero de televisión), ayudaron a impulsar la conversación nacional sobre la agresión sexual y una reforma legal.

Shiori Ito sostiene un cartel que muestra la victoria frente al Tribunal de Distrito de Tokio el 18 de diciembre de 2019 en Tokio, Japón. Un tribunal de Tokio concedió 3,3 millones de yenes (US$30.000) por daños y perjuicios a la periodista tras sufrir una violación.

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Shiori Ito ganó su histórico caso de violación en 2019. Sostiene un aviso que dice “victoria”.

Nueva edad de consentimiento: 16 años

Como parte de la redefinición del concepto de violación, la nueva ley establece explícitamente ocho escenarios en los que es difícil para la víctima “formar, expresar o cumplir una intención de no dar su consentimiento”.

Incluyen situaciones en las que la víctima está intoxicada con alcohol o drogas; o sujeta a violencia o amenazas; o está “asustada o asombrada”.

Otro escenario parece describir un abuso de poder, donde la víctima está “preocupada” de que se enfrentará a consecuencias si no cumple.

Algunos grupos de derechos han pedido más claridad sobre los escenarios, diciendo que están redactados de manera demasiado ambigua.

Otros han dicho que el estatuto de limitaciones debería extenderse aún más y que debería haber más protección para los sobrevivientes que son menores de edad.

Sin embargo, las reformas son una victoria para aquellos que han presionado durante mucho tiempo por el cambio.

“Esperamos que la gente inicie esta conversación en Japón sobre: ​​¿Qué es el consentimiento? ¿Qué significa la falta de consentimiento?”. dice Kazuko Ito, vicepresidente de Human Rights Now, con sede en Tokio.

Un tema tabú en Japón

La periodista japonesa Shiori Ito derrama una lágrima mientras habla con los periodistas fuera del tribunal de distrito de Tokio el 18 de diciembre de 2019 después de escuchar el fallo sobre una demanda por daños y perjuicios de ella, tras acusar a un exreportero de televisión de violación.

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Shiori Ito ganó US$30.000 en su demanda por daños y perjuicios contra un conocido reportero.

La cámara alta de la Dieta, el Parlamento de Japón, debía aprobar la nueva ley antes del 21 de junio, pero había dudas sobre si lo haría porque actualmente está envuelta en un debate sobre la inmigración.

Si no cumplía con ese plazo la ley habría caído en la incertidumbre.

Pero, según activistas, las reformas abordan solo una parte del problema y piden que un cambio que vaya mucho más allá de las salas de los tribunales.

La agresión sexual sigue siendo un tema tabú en Japón y ha ganado atención nacional en los últimos años a raíz de casos de alto perfil como la batalla judicial de la periodista Shiori Ito, las declaraciones públicas de Rina Gonoi, ex miembro de la Fuerza de Autodefensa y sobreviviente de agresión sexual, y las denuncias contra Johnny Kitagawa, un conocido -y ya fallecido- productor de música pop.

Parte del problema, según Kazuko Ito, es que generaciones de japoneses han crecido con “una idea distorsionada del sexo y el consentimiento sexual“.

Por un lado, la educación sexual suele impartirse modestamente, y apenas se toca el tema del consentimiento.

Sin embargo, según Ito, los niños japoneses tienen fácil acceso a la pornografía, y una categoría demasiado común en el país es el de una mujer que disfruta teniendo sexo en contra de su voluntad.

*Esta nota fue publicada originalmente el 8 de junio de 2023 y ha sido actualizada el 16 de junio tras la aprobación en Japón de la nueva Ley sobre Delitos Sexuales. Tessa Wong y Sakiko Shiraishi trabajaron en el artículo original.