Los experimentos olvidados que muestran lo que Da Vinci entendió de la gravedad antes que Galileo y Newton

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No hubo un momento de inspiración con una manzana. Tampoco una ley universal. Solo el placer más noble que era, a juicio del propio Leonardo Da Vinci, el júbilo de comprender.

Observaba la lluvia caer, cómo las nubes se movían rápidamente en el cielo y, también, cómo dar más alcance a los proyectiles en su rudimentaria ametralladora, uno de los múltiples ingenios que inventó.

“Fue esa motivación la que le hizo buscar por qué estos objetos caían sin ninguna fuerza detrás de ellos”.

Esto nos lo cuenta Mory Gharib, profesor de aeronáutica e ingeniería médica de la cátedra Hans W. Liepmann del Instituto Tecnológico de California (Caltech), en Estados Unidos.

Él, junto a Chris Roh, en ese momento investigador postdoctoral en Caltech y ahora profesor asistente en la Universidad de Cornell (EE.UU.), han descubierto otra genialidad del polímata italiano: unos experimentos donde se muestra su búsqueda por entender la gravedad.

Y para que entendamos la trascendencia del hallazgo, hay que tener clara la línea de tiempo.

Da Vinci murió en 1519 y no fue hasta 1604 que Galileo Galilei estableció que todos los cuerpos caen al vacío con la misma aceleración.

Casi dos siglos después, en 1687, Isaac Newton propuso la ley de gravitación universal. Sí, cuando la famosa anécdota de la manzana.

Los dibujos encontrados en una esquina de los legajos de Da Vinci.

FUENTE DE LA IMAGEN,DA VINCI/BIBLIOTECA BRITÁNICA/CALTECH

Los dibujos encontrados en una esquina de los legajos de Da Vinci.

Pero, entonces, ¿qué fue lo que Da Vinci vio antes que ellos y qué implica su descubrimiento?

Un encuentro casual

Mory Gharib revisaba una publicación de la Biblioteca Británica del Codex Arundel, un compendio con artículos de Da Vinci que cubren desde ciencia y artes hasta apuntes personales.

Buscaba unas técnicas de visualización de flujo, algo para discutir en su curso de posgrado.

“Estaba hojeando. Y de repente me llamó la atención un triángulo muy blanco”. Gharib bromea y dice que, como había visto “El Código Da Vinci” (la película basada en el best seller de Dan Brown) pensó que eso “podía ser algo”.

 

“Era solo un triángulo. Nada en él. Y tres inscripciones a cada lado escritas como lo hacía él, en imagen de espejo, al revés”, dice Gharib.

 

En la hipotenusa, el lado más largo del triángulo, estaba escrito “Equatione di Moti” (ecuación de movimiento).

“Me interesó ver qué quería decir Leonardo con esa frase”.

Había más triángulos y un experimento. En él, Da Vinci describe una jarra probablemente llena de arena de la que va arrojando su contenido, mientras la mueve en línea recta y paralela al suelo, a la misma velocidad que caen los granos.

Sus notas dejan claro que estaba consciente de que la arena no cae a una velocidad constante, sino que acelera y que no cae de modo horizontal, sino que forma la hipotenusa de un triángulo.