¡Hasta la vista Pinshi Teto! Murió el ultimo zorro de la política Chihuahuense

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Se llamaba Héctor Agustín Murguía Lardizabal, pero todo mundo lo conocía por el apodo de “El Teto”, quien quizá puede ser catalogado como el ultimo zorro de la política en Chihuahua, un cabrón bien hecho, un diablo en la política, de risa fácil, campechano hasta la otra orilla y un político al que solo le faltó poder ser candidato a la gubernatura, su gran aspiración, llegar a ser el gobernador de este estado norteño.

Nacido en Ciudad Juarez, -bueno, según la versión oficial, pero ya ve usted que muchos de los juaritos y sobre todo los de pesos, en realidad nacieron en EL Paso-, un 13 de marzo de 1953, estaba por cumplir 71 años de edad.

Su muerte fue por un infarto, mientras pasaba unos días en Ruidoso, la versión oficial de su fallecimiento dicen la dio su hermano Daniel, a quien muchos lo apodan “El Tetito”.

Del Teto hay cerca de medio millón de anécdotas que valen la pena contarse todas, para reírse hasta que duela la panza. Pero muchas de ellas no son para oídos castos, ni para personas de moral rígida, que quiere, el Teto fue vago hasta la orilla de enfrente.

Sus ocurrencias y sus arranques, lo hacían único, su cinismo rayaba en la genialidad absoluta, por eso en Ciudad Juarez él era el diablo mayor en las calles, un monstruo electoralmente hablando.

Una capacidad enrome de burlarse de todos, pero en especial de él mismo, lo hacían único e irrepetible.

Me tocó coincidir con él en la ultima etapa de sus vagancias electorales, cuando buscaba ser el candidato del PRI a la gubernatura en la pasada elección. En una comida él nos contó como se lo “chingo” César Duarte “y tres veces el hijo de la chingada, pero siempre me dejó contento”, nos decía mientras se carajeaba de como fue engañado y como eso le costó la candidatura.

En su época de senador, nunca dejó de contestar las llamadas de reporteritos que lo buscaban y siempre nos trató como sin fuéramos amigos de toda la vida, como si lo conociera a uno.

¿Tienes el teléfono del Teto, para ver si nos contesta algo? Me preguntó un compañerito de otro medio de comunicación, allá por finales de los 90´s y se lo pasaba y marcaban desde cualquier oficina donde nos prestaran el teléfono a lo reporteros y Teto contestaba, con un ¿que se ofrece? Y luego remataba, “nomás no me pidan dinero, porque ya no traigo” y soltaba la carcajada.

Llego a ser una versión “corriente y canela” del Herford, pues hubo una época en que eran muchos los priistas que se identificaban como “Tetistas”, por eso rumbo a una elección nació el “Ya Te Toca”, pero no, no le tocó al viejo cabrón ese.

Luego en el Congreso del Estado, llegaron los “Teto Diputados”, quienes todos los días repetían le dialogo de “Pinky y Cerebro”, pues se parecían al par de ratoncitos esos de las caricaturas, que todos los días hacían planes para conquistar al mundo, pero no pudieron y Teto se quedó en su patio, y por eso fue alcalde dos veces de Ciudad Juarez. La tercera ocasión que iba a ser alcalde, fue derrotado por César Duarte, en la figura de Héctor Armando Cabada, en aquella elección que el PRI perdió en la Casa de Gobierno, cuando Duarte perdió todo, por querer ganar todo.

El tema lo platique con Teto, y se reía, “claro que me chingó el viejo cabrón ese, pero vieras que lindo me la metió, bueno hasta contento me dejó el cabrón, es un diablo el güey ese”, me decía muerto de risa, al decir que se vio muy inocente al creerle a Duarte las mentiras que le contaba.

Es una lastima su muerte, pues casi se puede decir que con él se cierra el capítulo de los viejos zorros de la política Chihuahuita,  hay otros que ya quisieran ser considerados zorros, pero no llegan ni a libres panteoneras. 

El Teto era tan, pero tan zorro, que varios panistas de la fronteriza lo adoraban y eran sus amigos y él les ayudo en sus procesos electorales, “porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa y usted y yo somos amigos”, les decía al momento de extender la mano y ofrecer la ayuda.

No me lo tome a mal lo que le cuento, es más, casi estamos a punto de ir en procesión varios amigos periodistas de Chihuahua, para ir a contar chistes y charras del Teto en su funeral, capaz y que si le contamos un buen chiste el viejo cabrón se levanta a carcajearse o de plano, se despierta para corregirnos una versión de alguna anécdota y luego morirse de risa mientras se vuelve a acomodar en su féretro.

¡Hasta luego viejo cabrón, se le ve a extrañar!… ¡Pinshi Teto!…