Salvador Ramos, el autor de la masacre en una escuela de Uvalde (Texas) en la que murieron 19 niños, 2 maestras y él mismo, había cumplido hace poco los 18 años.
Para celebrar la ocasión, se hizo un autorregalo: dos fusiles semiautomáticos tipo AR15, uno de los modelos más habituales en anteriores tiroteos masivos, y 370 rondas de munición.
Ramos, un joven con problemas de adaptación y comportamientos erráticos según sus allegados, adquirió el armamento de forma completamente legal.
Simplemente entró en una tienda, hizo su pedido, pagó y se fue.
Esto es algo inconcebible en cualquier país, pero no en Estados Unidos, donde la tenencia de armas es un derecho fundamental protegido por la Constitución.