Marchan, se desnudan, grafitean y piden aborto

Foto: Kary García

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La marcha de mujeres de este 8 de marzo tuvo de todo, fue la manifestación del hartazgo, algunas entendían la importancia de hacerlo exigiendo justicia, otras de plano solo iban a vandalizar, unas más marcharon para pedir el aborto y otras para hacer crecer el odio.

Quizá la parte central de la marcha es la que se pierde con las manifestaciones de odio, con las que rayan paredes y gritan consignas que hablan de muerte.

Lo mismo pasa con las que piden el aborto y que no entienden que matar inocentes no es la solución.

Se dejaron oír, encontraron la forma de hacerse visibles ante una sociedad que cada vez es más indiferente a la muerte, pero no solo ante le feminicidio o a los llamados crímenes de odio, somos una sociedad que se pierde, pues optamos por la violencia pues hablamos de matar a otros como si eso fuera un acto de compensación.

Lo malo de manifestaciones de ese tipo, es que terminan por confundir a quienes observan, generan discusiones y criticas encontradas, pues la violencia no es el camino y protestar desnudas no les hace ganar nada, por el contrario, hace que la sociedad se divida entre quienes se dicen a favor y quienes están en contra de actos de ese tipo.

Eran muchas, quizá miles, salieron a la calle y la tomaron, y en su ruta dejaron huellas que mañana serán motivo de critica y de señalamiento y al final quedan dos grandes incógnitas, primero lo importante, ¿quién es el culpable? Pues los asesinatos de odio crecen, pero también los que genera el narcotráfico, los robos con violencia y las drogas.

Y la segunda pregunta que queda en el aire, es: ¿y con la marcha se arregla algo o solo queda el odio en el aire?