Marcha “feminista” destrozos y ausencia de gobierno

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Desde su arranque vinieron haciendo destrozos, fachadas, infraestructura urbana, negocios, no importa, hay que destruir y ellas creen que con eso lograran algo para detener la violencia contra las mujeres. Llegaron a Palacio de Gobierno, el que hasta unos minutos antes lucía impecable y empezaron a destruir ventanas, a rayar sus paredes y tratando de intimidar a los reporteros que cubrían su protesta.

Es la barbarie queriendo justificar algo muy necesario para el mundo, justicia y seguridad para las mujeres.

No se resuelve un feminicidio agrediendo a un transeúnte, no se resuelve una violación, tratando de intimidar reporteros, no acaba la violencia de género, destruyendo ventanas y amenazando a quien acudió a cubrir su protesta.

Pero en fin, es la sin razón de la masa, convertida en tumulto y con la ventaja de que ellas saben que no tendrán que pagar lo que destrocen. Pues saben que gozan de total impunidad, pues el gobierno decidió ausentarse con la teoría del dejar hacer, dejar pasar.

La falta de gobierno es evidente, ni para proteger al edifico histórico, ni para proteger la propiedad privada, pero tampoco para proteger inocentes que pasan por el lugar.

La ausencia de gobierno demuestra incapacidad y una abulia que indigna.

En fin, es 8 de marzo y mujeres hacen violencia, no hacen visibilizar la violencia en su contra, pues destruyendo, no construyen.

Tras una primera oleada, que se fue rumbo a la presidencia municipal, llegó otra, los gritos fueron varios, en especial, el “fuimos todas”, para en el tumulto, en la masa, encubrirse todas.