En el panteón San Nicolás Tolentino en Iztapalapa, tan solo durante una hora entraron 12 carrozas fúnebres la mayoría con víctimas de covid.
En ese panteón los crematorios trabajan de 8 de la mañana a 5 de la tarde. La puerta de entrada es de un ajetreo constante, el tráfico no cesa y no hay tratos preferenciales.
Las carrozas hacen fila, las familias esperan horas y hasta días para poder tener en las manos la urna con los restos de sus familiares.
Esta realidad se reproduce en todos los crematorios de la ciudad hasta en los privados donde la fumarola de los hornos también es eterna.
La espera es de hasta 15 días, no hay horarios disponibles para las cremaciones, en los panteones hay que revisar las medidas sanitarias impuestas, y sólo 4-5 familiares pueden ingresar para darle sepultura a sus familiares.
Cabe señalar que antes de aceptar a las personas fallecidas en las funerarias revisan el acta de defunción para ver las causas de la muerte, ya que si es por Covid el féretro debe estar sellado y el tiempo de velación es de un máximo de 12 horas, con un aforo de seis personas dentro de la capilla.
Es triste no poder despedirse de un ser querido de la forma en que estamos acostumbrados, sin embargo es necesario cuidarnos para salir de esta pandemia pronto.
Son ya más 10 meses en el confinamiento, acatando las disposiciones del semáforo, y parece que aún con la vacuna esto no tiene fin.
Y como dice el Jefe de información de este portal: Cuídese, cuide a los suyos y nosotros haremos lo propio.
