40 sueños truncados por tragedia en Juárez; jóvenes, mayoría de las víctimas

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Estos son los rostros de las personas fallecidas en el incendio de la estación del Instituto Nacional de Migración el pasado 27 de marzo; Excélsior detalla cómo los recuerdan sus familiares.

Las 40 personas que hace dos semanas murieron en el incendio de la estancia migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, se convirtieron en símbolo de la violación de los derechos humanos de los extranjeros que pasan por México.

A quien observe, las fotografías de esos rostros a primera vista poco o nada le transmitirán, salvo que en su mayoría son personas —como se acostumbra decir—, “con la vida por delante”, jóvenes, veinteañeros.

Al mirar con mayor detenimiento se puede apreciar en esos rostros el anhelo de un sueño, esperanza; también incertidumbre, inquietud, quizá tensión. Así suelen ser los rostros de quienes migran de un país a otro.

Además de la percepción inicial, o cualquier otra que pueda tenerse, estos rostros tienen una particularidad: se trata de los rostros de la tragedia de Ciudad Juárez.

El pasado lunes 27 de marzo, la estancia del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez se convirtió en una pira. En minutos murieron 39 hombres, unos asfixiados por el humo que respiraron, otros calcinados; 11 más resultaron heridos de gravedad y días después murió otro al llegar a un hospital en la Ciudad de México.

Excélsior confirmó que en la lista original de muertos estaba un guatemalteco que permanecía hospitalizado, en cambio no aparece otro que sí murió, quizá porque el nombre de ambos es Diego; el herido (dado por muerto) es Suy Guarchaj y el no reportado (que sí falleció) es Tzaj Ixtós.

Entre las víctimas, cuyas historias narraron a este diario sus familiares, había jornaleros, un taxista, un peluquero y misioneros católicos.

Los rostros del sueño… convertidos en tragedia

Dos semanas después del incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, con saldo de 40 muertos, en su mayoría jóvenes, ahora se conoce que entre las víctimas había jornaleros, un taxista, un peluquero, misioneros católicos, Excélsior contactó a sus familiares que esperan la repatriación de los cuerpos a Guatemala, Honduras y Venezuela; el único colombiano ya está en su país.

Hace dos semanas murieron en el incendio de la estancia migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, 40 personas que se convirtieron en símbolo de la violación de los derechos humanos de los extranjeros que pasan por México.

Quien observe las fotografías de esos rostros, a primera vista, poco o nada les transmitirán, salvo que en su mayoría son personas —como se acostumbra decir—, “con la vida por delante”, jóvenes, veinteañeros.

Con mayor detenimiento se puede apreciar en esos rostros el anhelo de un sueño, esperanza; también incertidumbre, inquietud, quizá tensión. Así suelen ser los rostros de quienes migran de un país a otro.

Además de la percepción inicial, o cualquier otra que se pueda tener, estos rostros tienen una particularidad: se trata de los rostros de la tragedia de Ciudad Juárez.

El lunes del 27 de marzo de 2023, después de las nueve de la noche, la estancia del Instituto Nacional de Migración (INM) en el Puente Internacional Stanton-Lerdo, frente a la presidencia municipal de Ciudad Juárez, se convirtió en una pira.

En minutos murieron 39 hombres, unos ahogados por el humo que tragaron, otros calcinados; 11 más resultaron heridos de gravedad y días después murió otro al llegar a un hospital en la Ciudad de México.

Hasta ahora, con las consignaciones obtenidas por la Fiscalía General de la República (FGR) —hay cinco procesados, Daniel “N”, Rodolfo “N”, Gloria “N”, agentes del INM; el guardia de seguridad privada Alan “N”, y Jaison “N”, el migrante que habría iniciado el fuego—, subyace la impunidad.

El viernes 7 de abril comenzó la repatriación de los cuerpos; el primero fue el de Julián David Villamil Arévalo, el único colombiano de las 40 víctimas; los cuerpos de siete salvadoreños llegaron ayer por carretera; el grupo de guatemaltecos, los más numerosos, son 19, serán llevados a su país en avión esta semana, según información de las autoridades mexicanas y de la cancillería de Guatemala.

Algunos de los fallecidos han sido identificados por videoconferencias, como lo publicó Excélsior el martes pasado.

En la búsqueda de información sobre las 40 víctimas, Excélsior confirmó que en la lista original de muertos apareció un joven guatemalteco, que en realidad estaba hospitalizado y no aparece otro joven que sí murió, quizá porque ambos llevan por nombre Diego, el herido (dado por muerto) es Suy Guarchaj y el no reportado (muerto) es Tzaj Ixtós.

El origen que mueve todos los días a miles de personas que migran, principalmente en busca de llegar a Estados Unidos —con paso obligado por territorio mexicano— es tan diverso como su nacionalidad. El objetivo siempre es el mismo: darle un mejor futuro a su familia; salir de la pobreza; vivir mejor de como lo hacen en sus países de origen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con información de Excelsior