Yo sé la verdad porque lo vi’: el amigo que habría convencido a Kurt Cobain de quitarse la vida

304

Aparentemente no fue Courtney Love ni él mismo, fue un amigo de Kurt Cobain quien le quitó la vida.

La muerte de Kurt Cobain ha sido uno de los decesos más trágicos en el mundo de la música, pero también de las más misteriosas, sobre todo porque Nirvana estaba posicionándose entre las bandas más reconocidas por ser pionera de grunge, cuando se anunció aquella trágica noticia.

El camino de Nirvana terminó aquel viernes 8 de abril de 1994, cuando se encontró el cuerpo de Kurt Cobain con la bala de una escopeta que le desfiguró el rostro, en su casa de Seattle.

Fue un electricista, Gary Smith, quien descubrió el cuerpo del vocalista de Nirvana tres días después del disparo; Cobain estaba en el suelo con una escopeta en el pecho, inyecciones en ambos brazos y una cajetilla de cigarros llena de drogas junto a él. El forense informó que el cuerpo estuvo allí durante dos días y medio y sólo era identificable por sus huelas dactilares.

A partir de entonces, fans, incluso las autoridades estadounidenses, sospecharon de su pareja Cortney Love como la primer presunta culpable, sin embargo, no hubo pruebas suficientes para culparla de un delito tan grave como éste.

Lo que nadie tomó en cuenta fue al mejor amigo de Kurt, Boddah, quien lo convenció de quitarse la vida.

Boddah lo acompañó durante toda su vida, en cada paso y cada caída desde que era niño; era su fiel amigo y su apoyo incondicional. Influía tanto en el músico que también lograba atormentarlo, incluso desequilibrarlo mentalmente, generándole caos y desgracia.

Al encontrar a Donald sin vida, también hallaron una carta que podía aclararlo todo, al menos una parte de lo que pensaba y sentía antes del disparo, pues el texto era del puño y letra del rockero dirigido a él, a su mejor amigo, a Boddah.

“Para Boddah:

Hablando como el estúpido con gran experiencia que preferiría ser un charlatán infantil castrado. Esta nota debería ser muy fácil de entender. Todo lo que me enseñaron en los cursos de punk rock que he ido siguiendo a lo largo de los años, desde mi primer contacto con la, digamos, ética de la independencia y la vinculación con mi entorno ha resultado cierto. Ya hace demasiado tiempo que no me emociono ni escuchando ni creando música, ni tampoco escribiéndola, ni siquiera haciendo rock’n’roll. Me siento increíblemente culpable. Por ejemplo, cuando se apagan las luces antes del concierto y se oyen los gritos del público, a mí no me afectan tal como afectaban a Freddy Mercury, a quien parecía encantarle que el público le amase y adorase. Lo cual admiro y envidio muchísimo. De hecho, no los puedo engañar, a ninguno de ustedes. Simplemente no sería justo ni para mí. Simular que me lo estoy pasando el 100 % bien sería el peor crimen que me pueda imaginar. A veces tengo la sensación de que tendría que drogar antes de subir al escenario. Lo he intentado todo para que eso no ocurriese. (Y sigo intentándolo, créeme, Señor, pero no es suficiente).

Soy consciente de que yo, nosotros, hemos influido y gustado a mucha gente. Debo ser uno de aquellos narcisistas que sólo aprecian las cosas cuando ya han ocurrido. Soy demasiado sencillo. Necesito estar un poco anestesiado para recuperar el entusiasmo que tenía cuando era un niño. En nuestras tres últimas giras he apreciado mucho más a toda la gente que he conocido personalmente, que son fans nosotros, pero a pesar de ello no puedo superar la frustración, la culpa y la hipersensibilidad hacia la gente. Sólo hay bien en mí, y pienso que simplemente amo demasiado a la gente. Tanto, que eso me hace sentir jodidamente triste. El típico Piscis triste, sensible, insatisfecho, ¡Dios mío! ¿Por qué no puedo disfrutar? ¡No lo sé! Tengo una mujer divina, llena de ambición y comprensión, y una hija que me recuerda mucho como había sido yo.

Llena de amor y alegría, confía en todo el mundo porque para ella todo el mundo es bueno y cree que no le harán daño. Eso me asusta tanto que casi me inmoviliza. No puedo soportar la idea de que Frances se convierta en una rockera siniestra, miserable y autodestructiva como en lo que me he convertido yo. Lo tengo todo, todo. Y lo aprecio, pero desde los siete años odio a la gente en general… Sólo porque parece que a la gente le resulta fácil relacionarse y ser comprensiva. ¡Comprensiva! Sólo porque amo y me compadezco demasiado de la gente. Gracias a todos desde lo más profundo de mi estómago nauseabundo por sus cartas y su interés durante los últimos años. Soy una criatura voluble y lunática. Se me ha acabado la pasión, y recuerden que es mejor quemarse que apagarse lentamente. Paz, amor y comprensión. Kurt Cobain.

Frances y Courtney, estaré en su altar.

Por favor, Courtney, sigue adelante por Frances,

por su vida que será mucho más feliz sin mí. Las amo. LAS AMO”.

Durante sus últimos días, Kurt Cobain vivía atormentado y combinaba esta sensación con sus adicciones y enfermedades como bronquitis, problemas gastrointestinales y el peso que le trajo la fama, momentos en los que Boddah no era de mucha ayuda.

“¿Acaso fue esa tarde cuando no pudiste más y rompiste en llanto, escondiéndote de él tras una bocina?

Dime, Kurt, ¿fue Boddah?

¿Él te convenció de que era lo mejor?

Él te reconfortaba cuando caía el sol, noche tras noche cuando no te quedaba nada más y tu música no te llenaba como lo hacía con millones de personas, cuando te sentías incapaz de sentir y te invadían pensamientos de locura.

No escuchaste a nadie más, Kurt. No creías que alguien más pudiera ayudarte.

¿Por qué recorriste Seattle durante días en la desesperación, buscándolo, gritándole que no te dejara, pidiéndole perdón, cuando en realidad querías dejarlo ir?

¿Por qué le hiciste caso y huiste de Los Ángeles recorriendo toda la costa oeste sólo para encontrarlo de nuevo? ¿Por qué no dejaste de seguirlo, Kurt?”

“Yo sé la verdad porque lo vi, Kurt.

Lo sé porque tú me lo dijiste.

Sé que no fuiste tú ni Courtney Love quien decidió acabar con todo: fue él”.

Éstas fueron palabras escritas por Nicolas Otero, autor de ‘Who Killed Kurt Cobain?’, novela gráfica que relata la vida de Donald a través de la inspiración de ‘Le Roman de Boddah’, relato también de la vida del rockero pero desde los ojos de Boddah. Y en éstas revela la influencia que tuvo su mejor amigo en la muerte de Cobain.

Boddah, el probable culpable de la muerte de Kurt Cobain, acompañó al músico desde su infancia hasta su último suspiro.

Era su mejor amigo, su amigo imaginario: Boddah.