Niñas eran violadas por Legionarios de Cristo, mientras otras leían la Biblia

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La prefecta de disciplina era la encargada de llevar a las niñas con el sacerdote en turno. En cuanto la veían llegar a la puerta para llevarse a las que tuvieran entre seis y nueve años, el ambiente no era el mismo. El corazón de las pequeñas latía con más fuerza y más rápido, deseando que en ese momento el tiempo se detuviera para no avanzar nunca más.

Una de esas niñas es la presentadora de televisión Ana Lucía Salazar, quien en mayo reveló los abusos que había sufrido por parte de uno de los sacerdotes del colegio Cumbres, en Cancún, en 1993. La carta, escrita por varias de las niñas que fueron abusadas sexualmente, ha sido revelada con detalles que dejan sin aliento a quienes tienen acceso a ellos.

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‘Miss, por favor, ayúdenos’

Fue Beatriz Sánchez, profesora de inglés en el colegio Cumbres, regido por los Legionarios de Cristo, quien se dio cuenta que algo pasaba con un grupo de entre cuatro y cinco niñas de primaria que sollozaban a las afueras de un baño, en el año de 1993.

“Miss, cada vez el padre se lo está haciendo más fuerte a las más pequeñitas y ya no queremos que pase eso con ellas, por favor, ayúdenos’, dijo una de las niñas a la profesora, quien al no obtener más información por parte de las menores, les pidió que escribieran todo en una carta dirigida hacia ella y hacia otra profesora de nombre Lorena.

De acuerdo a la agencia de noticias AP, Biani López-Antúnez, una de las niñas abusadas sexualmente, escribió una carta en la que incriminaba a Fernando Martínez, sacerdote del colegio ubicado en Cancún en donde decía que “el padre nos empezó a tomar confianza y pensó que éramos muy tontas y que podía hacer lo que quisiera con nosotras”. Finaliza su carta con un “P.S. Es un secreto entre miss Lorena y yo”.

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El sacerdote las besaba y las cargaba entre las piernas

En su carta, Biani también cuenta cómo es que Martínez las besaba y las cargaba entre las piernas. “Cuando llegó a la boca nos preocupamos en serio”, escribió cuando apenas tenía 10 años.

“Mientras unas leían la Biblia, violaban a las de enfrente, niñas desde seis años a 8-9 años. Después, nada fue igual, nada regresó a su lugar”, contó Ana Lucía Salazar en su confesión en mayo pasado, cuando reveló los abusos que sufrió por parte de Martínez.

Cuando Salazar confesó en público los abusos que sufrió por parte de los Legionarios de Cristo, se animaron otras alumnas a revelar lo que ellas habían padecido en el mismo colegio. “Sufrí abusos de los ocho a los diez años. Fueron abusos graduales, continuados y no sólo abusó de mí, sino que también fui obligada a ser testigo de los abusos de otras niñas”, declaró López-Antúnez en conferencia de prensa.

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‘Dejé a mi hija a la puerta de un violador’

Quizá una de las cosas más aterradoras fue la confesión que hizo Biani a su madre, Irma Hassey quien llamó en aquel entonces al superior de los legionarios para contarle el caso. Un día después, este personaje se presentó en su casa ofreciéndole disculpas, pidiéndole silencio ante el caso y ofreciendo expulsar al sacerdote de Cancún al día siguiente. Hassey aceptó.

En ese momento, el superior le preguntó si existían cartas de la pequeña y ella, al desconocer la existencia del documento que recientemente se hizo público, dijo que no. “Luego descubrí que le interesaba saber si quedaban documentos escritos como pruebas”. Posteriormente supo que ya habían más denuncias en contra de Martínez y que la de Biani, era la gota que había derramado el vaso.

Durante más de dos años “estuve dejando a mi hija a la puerta de un violador”, reveló Hassey en una conferencia de prensa en la que Salazar también expuso las cartas en donde el propio Martínez les ofrecía disculpas describiendo su comportamiento como “faltas” y “tocamientos que Dios no bendice” fruto de una “sexualidad descontrolada”.