Margarita Rosa de Francisco: “Me cansé de ponerme botox y relleno, no me quiero perder el espectáculo de mi envejecimiento”

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A sus 57 años Margarita Rosa de Francisco se atrevió a hablar en público de lo que suele ocultarse: la vejez de la mujer bella.

Ha sido reina de belleza, presentadora, cantante, modelo, pero sobre todo ha sido y sigue siendo actriz. Ha encarnado a muchos personajes entrañables como Gaviota, el protagónico de “Café con Aroma de Mujer”, una de las telenovelas más populares en América Latina.

Por años Margarita ha vivido de su talento y de ser una mujer bonita y atractiva. Sus grandes ojos azules, su quijada angulada, sus cejas pobladas, su pelo abundante y su figura minuciosamente tonificada la llevaron a la fama siendo muy jóven y la posicionaron como un ícono de la belleza femenina.

Por eso sorprendió hace un mes, cuando publicó un video en su cuenta de TikTokexhibiendo sus canas y sus arrugas, mientras contaba que se cansó de ocultarlas y que de ahora en adelante le da la bienvenida a lo que ella llama “el espectáculo de su propio envejecimiento”.

Ella misma se sorprendió con el interés que desató esa publicación que ya está por completar siete millones de vistas.

Lo que no fue sorpresa es que escogiera bien las palabras para nombrar ese acto de reconocimiento, pues Margarita cursa octavo semestre de la carrera de Filosofía y ama escribir. Tuvo un blog, una columna de opinión en el periodico más grande de Colombia, una cuenta de twitter con millones de seguidores y tiene un libro publicado.

Y es justamente sobre esos dos mundos, el de la mujer bella que se acerca a los 60 años y el de la estudiante cautelosa con su uso del lenguaje, que BBC Mundo conversó con Margarita Rosa de Francisco en Miami.

¿Cómo te sientes a los 57 años y sabiendo que te acercas a los 60?

Yo me siento muy liberada. Me siento feliz. Eso no quiere decir que cuando me veo al espejo y me veo más vieja, a mí me parezca chévere. Hay muchas cosas que veo de mi cara que no me gustan. Pero yo me siento ya con el derecho a tener esa cara. No tengo que pedir permiso para tener esa cara que ha producido mi vida, que ha producido mi andar, mi sentir. Entonces, me siento liberada. Esa es la palabra. Me siento aliviada de no tener el deber de ser bella, ni de ser joven, ni de ser sexy, ni apetitosa.

¿En qué momento te diste cuenta que te enfrentabas a la vejez inminente de tu cuerpo?

Pues yo empecé a tener crisis de vejez como desde los 45. Empezó a preocuparme que se me marcaban las arrugas y no tanto en el cuerpo, pero sí en la cara, y alcancé a caer en las soluciones de emergencia. Me puse botox en todas partes, me puse relleno en los labios también, porque esa es otra cosa de la vejez, que se empiezan a adelgazar los labios, como a meterse para adentro.

Los cachetes también empiezan a descolgarse. Esa parte, por ejemplo, me parece terrible. Por el lado mío que he hecho tanto ejercicio, ya todas las bisagras se me gastaron, ya no puedo correr nada, me toca hacer pilates, otro tipo de gimnasia. He azotado mucho mi cuerpo por muchos años y digamos que solo un cuerpo joven aguanta tanto abuso y ya grande, pues no lo puedo hacer.

Margarita De Francisco

Margarita presentó un rerality show de supervivencia durante varios años.
Margarita De Francisco acostada y con ropa deportiva, se ve su cuerpo tonificado.

Durante años, Margarita compartió su rutina fitness en Instagram.
Margarita De Francisco acostada y con ropa deportiva, se ve su cuerpo tonificado.

Durante años, Margarita compartió su rutina fitness en Instagram.
Margarita De Francisco en su temprana juventud.

Margarita alcanzó la fama siendo muy jóven.
Margarita De Francisco en su cuenta de TikTok

Margarita De Francisco en su cuenta de TikTok

Creo que lo que aterroriza de la vejez, digo yo, a manera de paradigma, debe ser que la mujer que se envejece es una mujer que ya no puede fecundar. Es una mujer que ya, simbólicamente, pierde la capacidad de reproducir esta especie. Entonces es la cercanía con la muerte de la vida lo que determina el pavor a la vejez. Yo pienso que ese miedo viene de una muy mala relación con la muerte. Es un gran terror a la muerte. Entonces preferimos ponerlo ahí y no hablar de lo mucho que nos asusta la muerte y de lo que es pensar la muerte día a día, no tener una relación, digamos, cotidiana con la muerte. Esa es una de las cosas que nos aterra. Creo que simbólicamente eso está por ahí.

Veo mi envejecimiento como una historia que me están contando. Y por eso dije en ese video de TikTok que yo no quiero perderme del espectáculo de mi propio envejecimiento, quiero ver cómo es, cómo ocurre todo, cómo ocurre ese deterioro en mi cuerpo, en mi cara, a pesar de que sigo haciendo ejercicio, me pongo mis cremas; pero no me quiero perder esa experiencia, así sea que me guste o no me guste.

Yo he decidido ir por este camino de acompañar mi envejecimiento, no darle la espalda a mi envejecimiento. Y cómo lo veo venir, pues así como voy, muy chévere, porque además estoy estudiando, que es uno de mis grandes orgullos. A todo el mundo le cuento que estoy estudiando filosofía, que voy en octavo semestre, que me voy a graduar en un año y medio y que después de que termine quiero hacer un doctorado y después quiero ser una vieja estudiosa.

Margarita en su casa.

BBC Mundo conversó con Margarita en Miami.

Y ¿las canas?

Son lo mejor. Quiero tener todo mi pelo gris, aunque todavía no me dan con el tono en la peluquería, pero me gustan, las estoy recibiendo feliz.

Margarita De Francisco

Margarita De Francisco

Otro tema que es un poco tabú del envejecimiento es la menopausia…

Una de las cosas que a mi me produce mucha curiosidad e inquietud en lo que nos toca vivir a las mujeres es que nuestros procesos biológicos son vergonzosos. Salvo, quizás, el embarazo que lo tienen más sacralizado, el resto es deshonroso para la mujer. También simbólicamente hablando.

A mí, por ejemplo, hablar de la menstruación me parece vergonzoso, pero porque lo tengo ya metido en mí. No voy a defender que lo sea, sino para confesarte que a mí me da vergüenza hablar de eso, que prefiero no hablar de eso. Así de preformadas estamos y tan marcadas estamos las mujeres que no se nos va ni siquiera teniendo conciencia de que no debe ser así.

Con la menopausia no me pasa eso. Cuando empecé a sentir los síntomas no me dieron tanto los calores, pero me dio como un tipo de depresión o algo que yo nunca había sentido.

Ahí digo, esta no soy yo. O sea, yo nunca he sufrido de depresiones. Yo también escribí una columna sobre eso que se llama La Yegua y que decía algo como: Qué raro, siento como que yo por dentro estoy viviendo con una temporalidad distinta a la del mundo de afuera. La menopausia para mí era como si estuviera el día haciendo mucho sol y yo por dentro lloviendo, o me despertara por la noche y ahí sí sintiera que las estrellas eran soles resplandecientes.

Es como tener el cuerpo todo en desorden, en rebelión. Es como una manera de adolescencia también. El adolescente se adolece de sí mismo, pues se duele de él mismo. Y la menopausia es un poco así.

Es un cataclismo hormonal que a cada mujer se le manifiesta distinto; a mí con mucha, mucha vulnerabilidad emocional. Muy fácil el llanto, muy fácil la risa, también la angustia, los ataques de pánico también ahí presentes.

Ahí es cuando voy al médico y le digo: yo no puedo vivir así y no sé cuánto va a durar esto. Me recetaron las hormonas. Después digo “yo no soy capaz de meterme hormonas”. Y me fui para la farmacia y empecé a tomar unas cosas naturales. Fui sobrellevándolo y ya pasé lo peor, pero no estuvo bueno al principio.

Mencionaste antes que todo este tema del temor a la belleza está relacionado con la muerte. ¿Cuál es tu percepción de la muerte, qué piensas sobre ella?

Yo pienso en la muerte todos los días de mi vida. Yo vivo obsesionada con la muerte. A mí hay algo que me parece fascinante y horripilante que es el hecho de ser y dejar de ser de un momento a otro.

Eso es extraordinario. Es el delirio más grande que le puede pasar al yo. Porque el yo es el que teme la muerte. El yo construido que se cree que tiene una identidad y que se quiere ir con todo su bagaje. Para el yo desaparecer es terrible y yo lo vivo así.

A mí me parece espantoso, pero me parece peor vivir eternamente. Entonces como que ese es el dilema horrible. Un dilema horrible que ha sido parte de mí, de mis ataques de pánico. Pero yo pienso en la muerte así, que no hay nada, que toca morir y desaparecer.

Margarita De Francisco en su juventus

Margarita De Francisco en su juventus

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con información de BBC Mundo.