Erzsébet Bathory: La Condesa Sangrienta y su obsesión con la belleza

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La mujer que pertenecía a una de las familias más poderosas de Hungría, escondía una afición perturbadora que la hizo famosa.

A veces las personas llegan a cometer actos de locura para conseguir lo que desean y existen personajes poderosos que aprovecharon su fortuna para cometer crímenes con mayor facilidad, tal es el caso de Erzsébet Bathory, mejor conocida como la condesa sangrienta.

Esta mujer que pertenecía a la aristocracia húngara y formaba parte de una de las familias más acomodadas de Hungría, se hizo popular al cometer actos atroces que hasta la fecha siguen resonando debido a que su obsesión por la belleza la llevó a matar a jóvenes inocentes.

¿Quién fue Erzsébet Bathory?

Fue una aristócrata perteneciente a la nobleza de Hungría, que nació en 1560.

Desde que era niña sufría ataques epilépticos que no fueron atendidos, debido a que en aquella época estos eran confundidos con episodios demoníacos.

De acuerdo con historiadores, con tan solo 11 años fue prometida a su primo Ferenc Nádasdy, con quien se casó y tuvo cuatro hijos.

A pesar de la época en la que vivía, recibió buena educación y aprendió idiomas, por lo que era una mujer estudiada y culta. La pareja vivía en el castillo de Ecsed con la madre de Ferenc, Úrsula.

Las constantes peleas, así como violencia que había por parte de la pareja a la servidumbre se dio a conocer, por lo que se ganaron mala fama.

A los 44 años quedó viuda debido a que su esposo falleció en combate, y de acuerdo con los testimonios que quedaron guardados para la historia, la condesa empeoró su situación de salud mental y comenzó a padecer psicosis.

La condesa sangrienta

En cuanto sepultaron a su marido, se deshizo de todos los familiares de este, y se rumoraba que practicaba la magia roja que en ese tiempo era relacionada con la sangre. La situación empeoró al descubrirse que la obtenía asesinando a jóvenes del feudo.

Debido a que se esparcieron las especulaciones en torno a sus prácticas que estaban asociadas a que buscaba la belleza eterna, el rey Matías II ordenó a Jorge Thurzóaveriguar qué ocurría tras los muros del castillo.

El descubrimiento horrorizó a la sociedad de aquella época, ya que encontraron a un gran número de muchachas torturadas, así como varios cadáveres que en su totalidad sumaron 650.

De acuerdo con los testimonios de las personas que trabajaban con ella y que no fueron torturadas con las máquinas que encontraron en su sótano, la condesa bebía la sangre de las jóvenes y además se bañaba en ella, esto supuestamente para que tuviera belleza de por vida.

El juicio se llevó a cabo en Bytča, ubicado en la actual Eslovaquia, pero lamentablemente y debido a su posición en la aristocracia, no podía ser sentenciada, por lo que únicamente acusaron a sus “cómplices” de brujería y ella quedó impune.

Se dice que murió cuatro años después encerrada en su recámara, ya que después del juicio jamás volvió a salir de ahí.