El último atraco de un ladrón enfermo terminal para dejarle el botín a su familia

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El médico le dio la peor de las noticias. Tenía cáncer y la enfermedad estaba tan avanzada que no se podía hacer nada por salvarle la vida. Con ese diagnóstico pesando sobre su cabeza y el futuro muy reducido en el tiempo, Luis, uruguayo, decidió que tenía que convencer a un antiguo amigo especializado en el robo de joyerías ya fuera del negocio para dar el que sería su último asalto en todos los sentidos y así dejar a su familia un botín considerable para cuando él faltase.

Ha sido La Vanguardia el medio que ha recogido la historia de Luis, de cómo planeó el que sería el último golpe y de cómo acabó todo. Empezar lo hizo con este delincuente común de 58 al otro lado del charco, en Uruguay, saliendo de la consulta del médico y, una vez asimilada la noticia, llamando a su amigo Marcelo, afincado en Barcelona,para contarle su plan.

Marceloexatracador y en el momento de la llamada dedicado al tráfico de drogas para evitar que los Mossos d’Esquadra le relacionasen con su pasado como miembro de la banda del Dogo, dijo que sí. A su favor contaba con una amplia experiencia en el atraco a joyerías. No en vano, había formado parte de una de las más populares y peligrosas que trajo de cabeza a los agentes catalanes hace unos años.

Empezó robando en gasolineras y en 2012 se sumó a esta organización criminal argentina que recorría Europa asaltando joyerías. Siendo uruguayo, empezó desde abajo pero fue ascendiendo en el escalafón. Según las cifras de La Vanguardia, la banda del Dogo realizó medio centenar de atracos entre el 2008 y el 2012. Su modus operandi consistía en atracar a punta de pistola y de manera violenta los establecimientos y después huir a toda prisa en las motos que les esperaban fuera.

Cuando tocaba Barcelona, pasaban solo unas horas en la ciudad para evitar ser localizados e identificados. Todo les salió bien hasta que se torció en un atraco en Cornellà y un accidente con la moto acabó con la vida de uno de ellos. El entierro se llenó de miembros de la banda que fueron identificados y detenidos solo unos días más tarde.

Sin embargo, Marcelo quedó libre porque el joyero no pudo reconocerle. Cambió el negocio de las joyas por el de la droga e intentó mantener un perfil bajo alejado del radar de los Mossos. Cuando Luis le llamó con su plan de atraco, aceptó. En octubre de 2018 lo llevaron a cabo. En Barcelona de nuevo y siguiendo un patrón muy similar al usado por la banda del Dogo.

Llegaron con Luis en una silla de ruedas y Marcelo empujándola. Se interesaron por varios artículos hasta que el primero se levantó de pronto para sorpresa de los joyeros y les apuntó con su pistola. Las cámaras de seguridad lo registraron todo. El botín ascendió a los 1,3 millones de euros y huyeron en moto. No fue hasta un año después cuando una detención no relacionada puso sobre su pista a los agentes.

Los Mossos detuvieron a un argentino que llevaba un reloj de los que habían sido robados entonces. Resultó ser el contacto de Marcelo y Luis, el joyero que compró su botín. Fueron tirando del hilo y el pasado 19 de noviembre el primero de los amigos era esposado. Con Luis no pudieron dar, porque ya había fallecido.