El “Peje” y otros apodos de los presidentes mexicanos

1924

Los apodos son parte de una tradición muy mexicana, aquella que nos empuja a jugar con las palabras y darles un segundo significado. No es raro que muchas personas desconozcan los verdaderos nombres de sus amigos, familiares o seres queridos, el “chore”, el “gordo”, el “pelón”, el “negro”, la “china” son los más comunes. Generalmente son otorgados en respuesta a los rasgos físicos.

Por supuesto que las figuras públicas y políticas del país no podían quedarse fuera, el ojo y labia mexicana no perdona nada y es bastante ocurrente a la hora de rebautizar mandatarios, a continuación un listado de los más populares:

Porfirio Díaz (periodo presidencial 1884 y 1911)

Uno de los presidentes más polémicos y con mayor periodo de actividad. Durante su mandato fue sumamente criticado, especialmente al final de su periodo, en la época anterior a la revolución mexicana. Al principio de su carrera militante, fue conocido como el “héroe del 2 de abril”, debido a su triunfo ante los imperialistas en Puebla, aunque para 1876 este heroico apodo se tornaría en uno completamente opuesto, el “llorón de Icamole”, tras su derrota en Nuevo León. Pero, en su periodo presidencial era conocido entre los ciudadanos como el “chato”.

Francisco I. Madero (periodo presidencial 1911-1913)

Su corto mandato se caracterizó por encabezar un gobierno democrático preocupado por las condiciones del pueblo, ganándose el apodo de “apóstol de la democracia” o “mártir de la revolución”. Sin embargo, Madero no supo satisfacer las aspiraciones de cambio social, lo cual provocó alzamientos armados, como el golpe de Estado de 1913. Siempre fue señalado por su corta estatura, media menos de un metro y medio de estatura, por lo cual es su mandato presidencial fue conocido como “presidente pingüica” o “enano del tapanco”.

Álvaro Obregón (periodo presidencial 1920-1924)

Su llegada a la presidencia no era de total agrado, ni siquiera fue reconocida por el gobierno de Estados Unidos, pero Obregón gozaba de una gran reputación por su valentía en 1915 en la Batalla de Celaya, antes de llegar a la presidencia. En esta batalla perdió un brazo como consecuencia de la detonación de una bomba, por esta razón era llamado el “manco de Celaya”.

Lázaro Cárdenas (periodo presidencial 1934-1940)

Lázaro Cárdenas es recordado con cariño como uno de los mejores presidentes que ha gobernado México. A este célebre personaje se le conocía como “Tata” Cárdenas, debido a su origen michoacano, en donde los purépechas llamaban tata a las personas mayores dignas de respeto. También se le conoció como “trompapendécuaro” por sus grandes y frondosos labios.

Manuel Ávila Camacho (periodo presidencial 1940- 1946)

Se le conocía como el “presidente caballero” como un halago y reconocimiento a su compromiso a favor de la libertad de culto en México y estableció una relación laboral con Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Avila Camacho no se pudo escapar de la carrilla popular y también se le conoció como el “candidato de la papada” debido a su evidente aspecto físico.

Adolfo Ruiz Cortínes (periodo presidencial 1952- 1958)

Es su gestión se dio un giro progresista a favor de la reforma agraria, expropió latifundios extranjeros en el norte del país y estableció precios de garantía para las cosechas, también formó la Comisión Federal de Electricidad con la cual introdujo el servicio a más de 600 localidades. También otorgó plenos derechos ciudadanos a la mujer. Sin embargo, era conocido como “cintura brava” debido a su notable talento para contonear su cuerpo al ritmo del danzón en el puerto jarocho y su Salón Villa del Mar. Se dice que también en su juventud se le conocía como el “faquir” en los prostíbulos de su natal Veracruz.

Adolfo Lopez Mateos (periodo presidencial 1958- 1964)

Este presidente realizaba constantes giras dentro y fuera del país, por lo cual el dominio público le bautizó como “Adolfo López Paseos”, aunque también se le conocía como el “mangotas”, debido a las largas mangas con las que se surcián sus trajes para ocultar el pequeño tamaño de sus extremidades.

Gustavo Díaz Ordaz (periodo presidencial 1964-1970)

Díaz Ordaz fue el presidente al mando en los movimientos estudiantiles de 1968, gozaba de poco carisma y por ende de poca popularidad entre la población, la cual gozaba de otorgarle distintos apodos referentes a su poco atractivo físico. Entre los más populares destacan “tribilín”, “chango” o “trompudo”.

José López Portillo (periodo presidencial 1976- 1982)

Este mandatario tuvo que afrontar una de las crisis modernas más severas por las que ha atravesado el país, en uno de sus discursos López Portillo pronunció la legendaria frase «defenderé el peso como un perro» y a partir de ese momento la prensa y el pueblo de México optó por referirse en tono burlón al presidente de esta forma, como el “perro”.

Felipe Calderón Hinojosa (periodo presidencial 2006- 2012)

Felipe Calderón fue nombrado hace relativamente poco como “comandante borolas” por el presidente Andrés Manuel López Obrador, debido a la apariencia parecida que tuvo Felipe Calderón al portar un uniforme militar, con Joaquín García Borolas, un actor de teatro cómico que regularmente salía vestido con un traje de mangas largas, el cual acentuaba su corta estatura.

Enrique Peña Nieto (período presidencial 2012- 2018)

El periodo presidencial de Enrique Peña Nieto fue severamente señalado por sus detractores y la población en general, desde su campaña fue señalado por su supuesta apariencia atractiva, además de su cuidado peinado, por lo cual fue apodado como el “copetes”.

Andrés Manuel López Obrador (periodo presidencial 2018 – )

El actual presidente de México es conocido como el “peje”, o “pejelagarto” debido a que el origen de este animal es el mismo que el del presidente, de Tabasco. El mandatario no tiene ningún problema con este sobrenombre, incluso, lo porta con orgullo. Recientemente los usuarios en redes sociales también se refieren a él como el “cacas”, en alusión a la frase que pronunció en una de sus conferencias mañaneras, cuando dijo despectivamente “fuchi caca”.