¿Cuesta de enero? Consejos para administrar el salario de forma responsable

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Al llegar la quincena, inmediatamente pensamos en todo lo que la usaremos: comprar cosas y pagar deudas, y pocas veces se piensa en un ahorro, lo que representa un problema a mediano y largo plazo.

El pago de nuestro trabajo no debe irse directamente a gastos, es decir, hay que tener como prioridad pagar lo de rigor: comida, servicios como agua o luz, tarjetas, entre otras cosas, pero también hay que trabajar en usarlo conscientemente, saber en qué se gasta y cuánto se puede ahorrar.

Si bien al principio puede ser una tarea difícil, las recompensas son elevadas y una de ellas es evitar el pago de intereses y que las deudas sean costosas y, en el peor escenario, impagables.

El uso de la tarjeta de crédito no debe ser satanizado, simplemente se debe utilizar con responsabilidad, gastando sólo lo que tenemos presupuestado, ni un peso más. Uno de los errores más comunes y que nos pueden complicar la administración de nuestros ingresos es gastar lo que no tenemos y usar la tarjeta de crédito como una extensión de nuestros ingresos.

Si tus deudas comienzan a ser un dolor de cabeza y buscas tener finanzas personales sanas de una forma rápida, lo que puedes hacer -aunque suene doloroso- es limitar los gustos (como las salidas al cine) y evitar los gastos hormiga (como el café o los chicles que se compran a diario).

La lista de gastos nos ayudará a tener control de nuestras finanzas, nos acercará a la disciplina financiera y, poco a poco, nos iremos alejando de la realidad de vivir día a día, gracias al ahorro constante que haremos.

El punto del ahorro es clave. Si bien, al menos tendríamos que destinar 10% de nuestro sueldo al ahorro, algunos expertos en finanzas personales dicen que este rubro debe ser 30% de nuestros ingresos.

La respuesta al punto del ahorro sólo se puede definir de manera individual. No hay una regla escrita sobre el porcentaje de ahorro, lo que sí debe ser regla es que se haga de manera constante y disciplinada.

Un ejemplo de lo que se puede lograr es destinando los 30 pesos del vaso de café que compramos a diario al ahorro, así, a finales del año tendríamos alrededor de 7,600 pesos. Si ese ahorro se vuelve hábito, podríamos hablar de 38,000 pesos en cinco años.