Alzheimer: ¿Cómo trabajar nuestra reserva cognitiva?

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Si bien el Alzheimer no tiene cura, podemos evitar que el daño en el cerebro sea mayor si trabajamos nuestra reserva cognitiva.

El Alzheimer es conocido como el tipo de trastorno neurocognitivo mayor o demencia que más se padece. Si bien no existe una cura sí hay métodos para evitar un deterioro mayor del cerebro, como mejorar la reserva cognitiva. Aquí te contamos de qué se trata.

¿Qué es el Alzheimer?

De acuerdo la doctora en ciencias Laura Ramos, el Alzheimer es una enfermedad que produce cambios en el cerebro y que se debe a la acumulación de las proteínas beta-aminoide y tau, provocando que haya inflamación así como una muerte progresiva de las neuronas.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 55 millones de personas padecen trastorno neurocognitivo mayor en todo el mundo, siendo el Alzheimer la forma más común de este padecimiento y que puede representar entre 60 o 70 por ciento de los casos.

Síntomas

La experta señala que entre los síntomas que se pueden observar en alguien que padece Alzheimer se encuentra:

Olvidos recurrentes

Problemas de lenguaje

Alteraciones del pensamiento abstracto

Desorientación

Depresión

Ansiedad

Cambios en el estado de ánimo

Alteraciones del sueño

Problemas de movilidad

Incontinencia

Reserva Cognitiva

La profesional enfatiza que si bien no hay una cura para el Alzheimer se puede trabajar nuestra reserva cognitiva que define como la capacidad del cerebro para adaptarse y tolerar o soportar los cambios por alguna patología, “es la estrategia del cerebro para hacer frente y adaptarse ante un daño”.

 

Entre los factores que mejoran la reserva cognitiva se encuentran:

 

Alimentación balanceada

Ejercicios

Higiene del sueño

Manejo de las emociones

Aprender algo nuevo como un idioma

Jugar ajedrez, memorama, sudoku o sopa de letras

Leer

En cuanto a la alimentación, la especialista indica que incluir alimentos como frutos rojos, omega 3 y 6, pescado, aceite de oliva, nueces o almendras ayuda a proteger al cerebro; sin embargo, lo ideal es consultar con un especialista sobre la cantidad en que se pueden consumir, así como su periodicidad.

El tomar acciones en estas áreas nos permitirá que el daño que se genera en el cerebro por el Alzheimer sea de menor impacto y que los tratamientos sean más eficaces en caso de llegar a padecer la enfermedad.