Volaris responde a Profeco: ‘Pasajeros pagan lo que usan’, aclara

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La aerolínea Volaris aclaró este viernes que su objetivo es que sus pasajeros “paguen lo que usan”, luego de que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) colocara sellos de suspensión en sus mostradores en los aeropuertos de San Luis Potosí y Puerto Vallarta, por el cobro de la tarifa básica sin incluir equipaje de mano.

De acuerdo con un comunicado de Volaris, la empresa aseguró que ofrece al consumidor una tarifa que incluye, sin cargo adicional alguno, dos equipajes de mano que no superen 10 kilogramos en conjunto y un equipaje documentado de hasta 25 kilogramos de las medidas y dimensiones establecidas en la Ley de Aviación Civil.

“También ofrece tarifas que permiten bajar sustancialmente los precios de los boletos para todos aquellos pasajeros que no necesitan el equipaje de mano y valoran la posibilidad de ahorrar en sus traslados”, indica en el documento difundido en sus redes sociales.

En Volaris no buscamos que los pasajeros paguen más, sino que paguen lo que usan. Si no lo usan, no lo pagan”, indicó la aerolínea.

Todas nuestras tarifas están debidamente registradas para su comercialización ante la Agencia Federal de Aviación Civil, por lo que, contrario a la interpretación de la Profeco, Volaris no incumple de ninguna forma con lo establecido en la Ley Federal de Protección al Consumidor y a la Ley de Aviación Civil”, sostuvo.

La aerolínea destacó una de las opciones que proporciona en relación del pago al equipaje, conocida como “tarifas limpias”, modalidad que no incluyen equipaje, “permiten introducir un descuento en beneficio de la economía de los consumidores. Esto permite ofrecer los servicios de traslado aéreo a los precios más bajos posibles, sin que los consumidores sensibles a los precios altos se vean obligados a desembolsar un precio mayor por sus maletas que prefieren no llevar“.

Añadió que “siempre debidamente informados durante el proceso de compra, sólo los pasajeros que llevan equipaje pagan aparte por él, y esa opción de elegir libera a todos los demás de la necesidad de pagar una tarifa promedio uniforme pero más alta, que incluya servicios a los que muchos prefieren renunciar.

“Al amparo de la libertad de elegir, el pasajero es dueño de su decisión para viajar sin equipaje a una tarifa preferencial en su propio beneficio, sin que se le obligue a pagar una tarifa más elevada por servicios que podrían personalizarse y que quizás no requieran”.