La fiscalía de EUA hizo que Sánchez explicara el contenido de varias conversaciones suyas con el Chapo por mensajes de texto cifrados.
En México sobran las ficciones. Hay puñados de personajes que nos regalan escenas dignas de telenovelas o de novelas de las que John Grisham se sentiría orgulloso. El episodio de hoy fue protagonizado por la primera mujer en hablar como testigo protegido en lo que va del juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán, la examante del capo, y quien fuera diputada por el estado de Sinaloa, Lucero Guadalupe Sánchez López.
El romance siguió de forma intermitente. Tanto así que se encontraron nuevamente el 16 de febrero de 2014, cuando ella ya era representante electa, porque Guzmán la echaba de menos y la mandó buscar y llevar a su residencia en la Colonia Guadalupe, un barrio de Culiacán, la ciudad más poblada del estado mexicano de Sinaloa.
No se podía imaginar que esa misma noche tendría que huir semidesnuda a través de un túnel construido bajo la bañera de la casa.
“Estaba quedándome dormida cuando empecé a escuchar ruidos: muchos golpes, helicópteros, gritos. Escuché a Cóndor -uno de los secuaces de El Chapo-: ‘Tío, tío, nos cayeron”.
Fue entonces cuando el Chapo se dirigió corriendo, desnudo, al baño y los cuatro -sirvienta incluida- bajaron por una escalera de madera en el hueco de la bañera.
¿Quién es Guadalupe Sánchez?
Apodada por el pueblo como la “chapodiputada”, Guadalupe, de 29 años de edad, confesó este jueves que traficó cientos de toneladas de marihuana para el capo mexicano, además, se declaró traicionada románticamente por Guzmán. “Hasta el día de hoy yo estoy confundida porque yo creía que era una relación de pareja”, dijo.
Durante su comparación de este jueves, contó ante el jurado que lleva el juicio de Guzmán en Nueva York que conoció al capo cuando apenas tenía 21 años y que poco después este la envió al triángulo dorado en la triple frontera de los estados mexicanos de Durango, Sinaloa y Chihuahua para comprar marihuana “buena, bonita y barata” en comunidades que ella conocía desde niña y cargar aviones con hasta 400 kg de la droga. Sin embargo, aclaró que nunca recibió un solo peso por su trabajo.
¿Y ahora qué pasará?
De acuerdo con la AFP, durante el juicio El Chapo no cruzó miradas con la joven, “que estaba nerviosa, apagada, y tenía un constante tic, guiñando ambos ojos”.
(Foto: La Neta Noticias)
La fiscalía hizo que Sánchez explicara el contenido de varias conversaciones suyas con el Chapo por mensajes de texto cifrados, en las que discuten sobre los vuelos con marihuana, respecto a lo que ella dijo que temía que este le hiciera daño. “La mafia mata a la gente que no le paga o a la que pone el dedo (a soplones), pero no a la que es seria”, le escribió el capo.
