Cuando tenemos la necesidad de ir a un baño público hay muchísimos factores que debemos cuidar para que sea lo más higiénico posible porque desde el ‘público’ ya no lo es. Desde llevar tu propio papel, tratar de no tocar ninguna superficie, cerrar la puerta usando un pañuelo desechable en las manos, no sentarte en la taza, tratar de obtener jabón sin oprimir con tus dedos el botón y ahora, lo que creímos que era lo más higiénico posible porque no tocabas nada, tampoco lo es: usar el secador de aire para las manos.
Es que la experiencia de ir a un baño público es como estar en un videojuego donde te tienes que cubrir DE TODO, hasta de lo que no ves. Este artefacto que expulsa aire con mucha presión (a mí me gusta ver cómo se mueve mi piel mientras las seco, jiji) y deja tus manos súper secas en solo segundos, es bastante práctico, una revolución como invento pero cero higiénico.
La Universidad de Connecticut realizó un interesante estudio y concluyó algo horrible: estos útiles accesorios de baños públicos ¡absorben los gérmenes del ambiente! y ¿qué pasa cuando los encendemos? los depositan toditos en nuestras manos, así, un acumulado de horas (y nosotros bien confiados de tener manos limpias y secas).
Analizaron 36 secadores de manos del edificio académico UConn Health en Farmington, Nuevo México. Sí, eso fue en una Universidad, imagínate lo asquerosos que están los secadores de otros lugares como supermercados o gasolinerías.
Colocaron una tela y bandejas especiales debajo del espacio donde expulsa el aire para recolectar qué es lo que salía de ellos. Después de un análisis dieron con que los secadores transmitían ¡más de 150 mil colonias diferentes de bacterias! una cosa asquerosa. La más frecuente fue la salmonelosis.
Por supuesto que puede tener consecuencias, al tener estas bacterias en nuestras manos y creer que están limpias, pueden llegar a otra parte de nuestro cuerpo como boca, ojos y demás. Este acumulado de bacterias pueden ocasionar fiebre, dolor de cabeza intenso, cólicos, diarrea y vómito.
