Trenes cancelados y pistas de aterrizaje derretidas: los impactantes efectos de la ola de calor récord en Reino Unido

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Qué ocurre cuando se llega a 40 grados en un país donde el verano es una estación que no siempre hace su aparición en el calendario?

La respuesta oficial es declarar la primera alerta de su historia por calor extremo.

Los británicos observan estos días con una mezcla de júbilo y pavor cómo el termómetro sube y alcanza récords históricos. Y, mientras las barbacoas no dan abasto y muchos se alegran por poder colocarse por fin las sandalias y las bermudas y dormir -sí, se puede- sin manta, lo cierto es que las altas temperaturas están colapsando partes de un país que no está adaptado para el calor intenso.

Lo que en algunos países caribeños podría considerarse el invierno, en Escocia es una ola de calor: tres días seguidos con temperaturas por encima de los 25 grados. En Inglaterra, algo menos fría, el termómetro tiene que subir por encima de los 28 para que sea considerado ola. Los 40 que se alcanzarán esta semana superan todo lo imaginable por los británicos hasta ahora.

Pista de aterrizaje derretida

El aeropuerto de Luton, al norte de Londres, tuvo que suspender el lunes todas sus operaciones porque la pista de aterrizaje del aeródromo se había, literalmente, derretido. El calor deformó algunas zonas de la explanada, convertida en una enorme sartén bajo los 36 grados que se registraron.

Mientras que otros países del sur de Europa construyen sus carreteras utilizando polímeros para evitar que se derritan, en Reino Unido esto no es tan común, por lo que en algunas vías los operarios han tenido que esparcir arena para evitar que el asfalto fundido provoque accidentes.

Las aseguradoras también han alertado a los conductores para que comprueben la presión de sus neumáticos ante el riesgo de que estallen por las altas temperaturas.

Tampoco las vías de tren están preparadas para el calor. Las altas temperaturas han obligado a cancelar cientos de servicios ferroviarios porque las vías corren el riesgo de deformarse bajo el sol.

O de incendiarse, como ocurrió la semana pasada en un puente que concecta la estación de Victoria, una de las más importante de Londres, con la de Brixton. Una chispa prendió los travesaños de madera de las vías, provocando un fuego que tuvo que ser extinguido por los servicios de emergencia.

Los raíles pueden llegar a alcanzar una temperatura superior a 60 grados con el calor, dilatarse y deformarse al paso de los trenes, por lo que se ha limitado su velocidad. En algunos trayectos del sur del país, donde se están experimentando las temperaturas más altas, los trenes no pueden circular a más de 90 kilómetros por hora, lo que se traduce en retrasos y un suplicio añadido para los viajeros.

A modo de prevención, unos días antes de que las temperaturas alcanzaran récords en Reino Unido, operarios del sistema ferroviario tuvieron que pintar de blanco partes de las vías para mitigar los efectos del sol.

El metro de Londres -y sus sufridos pasajeros- es otro de los damnificados por la ola de calor. La mayor parte de las líneas no cuenta con aire acondicionado, por lo que los vagones se han convertido en auténticos hornos. Eso en las líneas que están funcionando.

Las llamadas a los servicios de emergencia por el calor extremo se han disparado en los últimos dos días, y el sistema nacional de salud británico ha tenido que cancelar muchas operaciones porque en los quirófanos hace demasiado calor.

El calor asfixiante no va a durar. Se prevé que esta misma semana las temperaturas desciendan. Pero las olas de calor han venido para quedarse, advierten los expertos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con información de BBC Noticias