Sombra de Letras. Rafael Navarro Barrón

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La mafia del poder…en Ciudad Juárez

El periódico ‘La otra opinión’ que circula por Internet hizo un interesante análisis de lo que ocurrió en el Estado de Chihuahua en 1986 durante el periodo llamado ‘Verano Caliente’.

El tema específico lo centraré en la posición de los empresarios chihuahuenses en la vida política del Estado de Chihuahua y, particularmente, en Ciudad Juárez.

‘La Otra Opinión’, en el tema específico de la participación empresarial en el tema de la política durante ese periodo convulsivo indica que “En 1986, Chihuahua se convirtió en un laboratorio de la alternancia. Fue la primera vez que el PAN tuvo posibilidades reales de ganar un gobierno estatal. Fue la primera vez que la gente se aglomeró en las calles para exigir que se respetara el resultado de las urnas. Fue la antesala de los movimientos de 1988 que, una década después, echaron al PRI del poder”.

Añade: “Las Organizaciones empresariales se sumaron a la denuncia del fraude en la elección de 1986. Los empresarios señalaron a Manuel Bartlett, quien era secretario de Gobernación, como el artífice del triunfo de Fernando Baeza (como gobernador del Estado). Entre los empresarios que apoyaron al PAN destacaron Francisco Villarreal y Jorge Cruz Russek, éste último presidente del Centro Empresarial de Chihuahua, filial de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) y de otro importante grupo de la iniciativa privada”.

En esta lucha social y electoral, a la que nadie le escatima el contenido de justicia, se jugaron muchos intereses a espaldas del pueblo chihuahuense”.

Se cumplió, por desgracia, el contenido de aquel polémico libro del ex presidente nacional del PAN, Pablo Emilio Madero, sobre la pretensión de los empresarios mexicanos y, en especial del norte del país, que estaban dispuestos a ‘invertir’ en el negocio más jugoso que hay en México: la política.

Los empresarios, según la versión de Pablo Emilio Madero, observaron que ‘ganaban más’ si invertían en la política que en sus propias empresas. No se equivocaron.

La intención de los empresarios no estaba concentrado en enviar a sus ‘empleados’, como ocurrió con Francisco Barrio Terrazas, sino ir ellos por los puestos de elección popular o bien, impulsar personajes de la política que abiertamente apoyaran sus intereses económico e impulsaran sus inversiones. No importaba ya el partido, porque surgió en ese momento el “partido de los empresarios”, según la versión de Pablo Emilio.

La clave era sencilla: invertir sus bienes y recursos económicos en la política y cobrar la inversión electoral con los fondos del gobierno. De allí surgieron los grandes capitales y se resolvieron agudos problemas económicos. El caso de Jaime Bermúdez, de Manuel Quevedo Reyes, de Francisco Barrio Terrazas, de Ramón Galindo, de Gustavo Elizondo son los ejemplos más notables de lo que ha ocurrido en esa perniciosa actividad política-empresarial.

Desde Ramón Galindo, no ha sido electo en esta frontera, un político con la vocación y trayectoria que se haya realizado en la actividad pública, que sean políticos de sepa, con menos actividad empresarial.

Galindo en su tiempo de alcalde, llegó quebrado, con una agencia de viajes llamada ‘Mundo Azul’ y terminó como un hombre de negocios. Cosas de la suerte.

En la actualidad, los políticos de cepa que intentan llegar, se quedan en el camino, sea del partido que sea.

La definición de Andrés Manuel López Obrador al referirse a la llamada ‘mafia del poder’ encuadra perfectamente en los empresarios y agrupaciones empresariales de Ciudad Juárez.

No hay duda: Canacintra, Canaco, Desarrollo Económico, son priistas; Coparmex es panista; Amac está al margen de la política; la CMIC es independiente…todos son una vergüenza.

Mafia del poder, según esa definición, son los políticos y empresarios que se han enriquecido y favorecido de los cargos electorales que pelean sus agremiados y de los políticos que promueven los grupos empresariales.

En el llamado ‘Verano Caliente’ se mostró la doble careta de los empresarios. La realidad es que muchos de ellos se subieron a un barco de democracia y honestidad sin tener la vocación social para enfrentar esos dos valores sociales.

Era el tiempo en que periodistas, empresarios, políticos, activistas sociales y clero, se enfrentaron, como está ocurriendo hoy con Javier Corral y con López Obrador, a un problema de posicionamiento con la utilizada frase bíblica “el que no está conmigo está contra mí”.

Ahora, auténticos pillos, periodistas y medios vendidos, empresarios, curas, pastores protestantes, académicos se están convirtiendo a la cultura de la anticorrupción. Eso es imposible porque sus entrañas están corrompidas; su conversión es de la lengua para afuera.

Aquella famosa frase del abogado, editorialista y activista social, Sergio Conde Varela, ampliamente ligado a Francisco Barrio en 1983, señaló con la suficiente precisión, al concluir una huelga de hambre en la plaza de Armas de Ciudad Juárez, que “Barrio no era el adalid de la democracia”.

Gran verdad. En Chihuahua cuando se habla de democracia se quiere remitir a personajes que practican la llamada ‘doble moral’ en el ámbito político. Y abundan y se han enquistado en todos los partidos políticos.

Son personajes que brincan con mucha facilidad de una liana a otra buscando un beneficio económico, ‘invirtiendo’, apoyando a los empresarios que brincan a la política en la búsqueda de beneficios económicos. Juárez es lo que menos les importa.

Decir que Corral Jurado “es el adalid de la lucha anticorrupción” es una falacia que debe de evitarse. El gobernador es otro más de los actores de la vida política del Estado que está muy lejos de luchar contra las malas prácticas.

La lucha que Javier Corral emprende desde el gobierno está enfocada a un solo personaje que se llama César Duarte. Decenas de actos de actos ilegales se cometen diariamente en su administración y no ocurre nada.

Un líder camionero juarense, al enterarse de la inminente salida del jefe de Transporte, Víctor Estala, mostró documentos (en poder de este reportero) en el que afirma que “Estala no únicamente debe de ser separado del cargo, sino llevado a prisión por todos los actos de corrupción que cometió”. No ocurrirá nada. Veremos a Estala en otro cargo, viviendo la vida como si nada.

En el ámbito nacional, considerar que López Obrador es el prototipo de caudillo que concentra una ‘verdad absoluta’ en la lucha contra los grandes magnates mexicanos que son, en realidad, los que balancean las decisiones del presidente de la república, es otra mentira.

Los grandes magnates, gane quien gane, seguirán moviendo este país. Seguirán ejerciendo el poder que tienen y que han ganado porque, en el fondo, se han convertido en un mal necesario.

El salario mínimo no va a subir a niveles de Estados Unidos, gane quien gane. Cuando los intereses empresariales se pongan en riesgo, los capitales viajarán a otros países y aducirán que no hay condiciones en México para invertir y para realizar su actividad empresarial. Así son de perversos.

En el Verano Caliente, los empresarios salían a protestar contra el tirano y corrupto gobierno priista, mientras a sus cuentas bancarias ingresaban los recursos que generaba el mismo Estado en la adquisición de bienes y servicios.

Fue entonces que el gobierno de Fernando Baeza decidió cortar esos ‘subsidios’ que habían ganado a base de componendas con los antecesores de ‘Fernando el católico’.

Mario Leos, la familia Newberry, el mismo Jorge Cruz Ruseck; los Terrazas, dueños de Cementos de Chihuahua; los Almeida, propietarios de Interceramic; Eloy Vallina, que se acomoda a todos los gobiernos; los Baeza, dueños de los negocios más prósperos de venta de carne en canal y embutidos…y decenas de personajes que han vivido pegados a la ubre gubernamental, obteniendo ventajas en trámites oficiales, que han conseguido terrenos y edificios a bajo precio y beneficiados como proveedores de la administración estatal.

Y dejando claro el punto, en Ciudad Juárez es vergonzosa la postura de los empresarios que han sabido acomodarse a cuanta circunstancia política recorre la vida electoral de esta frontera.

Es gente pragmática como en alguna ocasión lo expresó el ingeniero Federico de la Vega al señalar que su amistad rebasa la circunstancia política. “Yo ayudo al que me cuadra, no me importa el partido, porque en todos los partidos hay gente buena y hay pendejos”, decía el finado empresario que fue un factor de equilibrio para Ciudad Juárez.

En ese paquete de empresarios, aparecen decenas de pragmáticos que manejan la política con la suficiente perversidad. Personajes que se mezclan con el crimen organizado, que organizan los bienes y cuentas a los delincuentes.

Luego, esos fondos públicos, son llevados a la vida política, como ha sucedido en diversos tiempos en esta frontera y en el Estado de Chihuahua. Por eso las propuestas, los ideales, los mensajes incendiarios, los spot publicitarios de los ahora candidatos no convencen a nadie.

¿Habrá olvidado el candidato a senador priista José Reyes Baeza su pasado oscuro? No lo creo, debe de ser una piedra en el zapato, pero el cinismo es mayor que cualquier recuerdo que nos ensucia.

Y bajamos a los amigos de los que gobiernan. ¿Acaso seré el único que recibe información acerca del segundo en la estructura del gobierno municipal, el famoso güerito Martínez o del director de Servicios Públicos, Raúl Rodríguez? No lo creo. Son versiones públicas, que se transmiten de chat en chat y de boca en boca.

Y allí están los dos. Aparecen en todas las fotografías, en todos los negocios. Nada ocurre en la visión moral que tiene la sociedad.

Es vergonzoso como el jefe de Servicios Públicos llega a laborar con un equipo de seguridad casi equiparable al del alcalde Cabada. ¿A qué le tiene miedo?

Pareciera que se predica en el desierto los temas de la moral. Al igual que en el pasado, el dueño de Las Anitas sigue siendo la fuente financiera de políticos del PRI, del PAN y de Morena. Allí llegan todos. Entonces cuando escucho lo que es y representa ese empresario, me preocupa la forma en que se liga con los grupos políticos de Juárez. El problema es que nadie investiga las leyendas urbanas. Todos son felices, todos contentos. Nada ocurre.

La lista es larga. La Canaco y sus líderes, en los tiempos de Enrique Serrano que aprovecharon los tiempos de jauja con César Duarte y se sirvieron con la cuchara grande en la administración de la Feria Juárez. Nadie los enfrentó, nadie les pidió cuentas. El robo fue descarado y sigue siendo, pero ahora con otros personajes.

Y en el análisis político del momento, son vergonzosos los escenarios en los que se mueven las familias Fuentes, Escobar, Zaragoza y Bermúdez. Esos pleitos familiares legales y algunos ilegales, son parte de la vida juarense.

Una mujer de la familia Fuentes que se quiere suicidar porque su padre no le quiere dar la herencia de las compañías gaseras; matrimonios desechos por la ambición económica, es parte de las evidencias, de los rastros que dejan los empresarios que nos intentan gobernar, directa o indirectamente. Imponiendo a sus candidatos. Imponiendo sus ideales.

Y el pueblo, lleno de gente incapaz de analizar una realidad que nos ahoga…creyendo en los falsos redentores, dando su voto a verdaderos imbéciles que no merecen estar en las boletas electorales, pero que están allí porque el poder político y empresarial así lo ha determinado.

Cualquier información enviada al siguiente correo será atendida bajo el principio de la confidencialidad absoluta. Gracias por la información aportada, alguna ya se está procesando.

Rafael Navarro Barrón zagaleton.navarro@gmail.com