Sheinbaum hace historia; toma el relevo de la Cuarta Transformación

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La primera mujer presidenta de la república rinde protesta hoy, ante el Congreso de la Unión; llega al cargo respaldada por 36 millones de votos. Tras más de 40 años de activismo, se convierte en la primera titular del Ejecutivo que surge de la vida académica científica y especializada en temas energéticos.

El primer minuto de hoy, Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera mujer Presidenta de México.

Llega al cargo respaldada por 36 millones de votos de ciudadanos que decidieron apoyar la continuidad de la llamada Cuarta Transformación, movimiento iniciado por el ahora exmandatario Andrés Manuel López Obrador.

Con más de 40 años de activismo en la izquierda mexicana, Sheinbaum es la primera jefa del Ejecutivo que surge de la vida académica científica y especializada en temas energéticos.

Con su llegada a la silla presidencial culmina una trayectoria política que inició en el año 2000, cuando López Obrador la invitó a colaborar como secretaria de Medio Ambiente en su gabinete en la Ciudad de México.

A las 11:00 horas está previsto que rinda protesta al cargo ante el Congreso de la Unión, donde, en otro hecho histórico, otra mujer, Ifigenia Martínez, será la encargada de presidir la sesión solemne y de entregarle la banda presidencial.

Tras el acto protocolario, Sheinbaum se trasladará a Palacio Nacional, donde tomará protesta a su gabinete y ofrecerá un almuerzo a sus invitados especiales, entre los que se encuentran los presidentes de Brasil, Chile, Colombia, Cuba y Jill Biden, esposa del presidente de EU.

Posteriormente, a las 18:00 horas, en el Zócalo capitalino, recibirá el bastón de mando de parte de pueblos originarios y presentará los 100 puntos de su programa de gobierno

GOBIERNO FEDERAL INICIA CON FORTALEZA

Además de convertirse en la primera mujer en ser la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum también es la primera, en 36 años, en tener un gobierno que no necesita a la oposición para construir las reformas para cambiar el andamiaje jurídico del país, pues tiene la mayoría calificada que le permite decidir sin contrapeso alguno en el Congreso de la Unión y en 24 congresos estatales.

El PRI perdió la mayoría calificada en la Cámara de Diputados en 1988, en la integración de la LIV Legislatura, que fue la primera que acompañó el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y en el Senado, en 1997, con la integración de la LVII Legislatura, que acompañó el segundo trienio del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León.

Ahora, 36 años después de que los partidos de oposición rompieron la hegemonía calificada del PRI en el Congreso de la Unión, Morena y sus aliados incondicionales del Verde y el Partido del Trabajo tienen la mayoría calificada en el Senado y en la Cámara de Diputados, con lo cual permiten que el gobierno de Claudia Sheinbaum modifique la Constitución, realice nombramientos de consejeros electorales, magistrados agrarios, integrantes del Instituto Federal de Telecomunicaciones y de la Comisión Federal de Competencia Económica, o incluso entregue premios y distinciones, sin incluir a la oposición.

En 2024, a 27 años de ser la punta de lanza de la pluralidad política mexicana, el Poder Legislativo perdió la batalla de mantenerse como un poder autónomo del Ejecutivo federal, que constituyó un órgano de control para cuatro presidentes de la República, desde 1997 hasta 2018, pero aun con una oposición que tuvo los escasos votos para detener las reformas constitucionales.

Ahora, la decisión de los perredistas Araceli Saucedo y José Sabino Herrera, así como del panista Miguel Ángel Yunes de sumarse al oficialismo permite que el Poder Legislativo deje de ser un contrapeso del Ejecutivo.

Protagonista indiscutible de la vida política nacional, reflejo de la pluralidad ideológica de los mexicanos y sus afanes de alternancia en el poder político, el Congreso de la Unión cierra su etapa de 27 años como la casa de la diversidad partidista para regresar a su antiguo rostro de mayorías absolutas para una sola fuerza político, frente a una oposición tan minimizada, que en algunos casos es testimonial.