No lo sabía. Y en realidad no era algo que pudiese siquiera imaginar que le podría pasar a ella. Sin embargo, le sucedió. La Fiscalía Regional Oriente de Morelos entregó a Felicitas Tijera Carvajal, el cuerpo de su hijo… o del que creyó que lo era, porque a quien enterró en un panteón local, a quien le lloró sobre un ataúd, no era el suyo. ¿Cómo lo supo? Porque 15 días después del sepelio, Jonathan Martínez Carvajal fue encontrado vivo en las calles de Cuautla.
A Jonathan lo encontraron en las calles de Cuautla
Felicitas Tijeras Carvajal reportó la desaparición de Jonathan Martínez Carvajal, su hijo. Días después, fue notificada sobre la localización sin del cuerpo, el cual ya estaba ubicado en el Servicio Médico Forense. Al no poder acudir a reconocer el cuerpo, Felicitas envió a sus hijos para asegurarse de que se trataba de Jonathan, sin embargo, las autoridades les impidieron revisar el cuerpo completo.
Pensando que lo que alcanzaron a ver del cuerpo correspondía a Jonathan, la familia solicitó ante el Registro Civil de Cuautla el acta de defunción en donde se acredita que murió a consecuencia de un infarto agudo de miocardio, por lo que el pasado 15 de enero fue sepultado. Quince días después, la misma familia encontró con vida a Jonathan, quien se había recluido en un centro contra las adicciones.
Peritos no realizaron correctamente el proceso de identificación
De acuerdo a El Universal, el abogado Miguel Ángel Rosete Flores, denunció que la Fiscalía no cumplió con el protocolo de identificación forense y entregó a Felicitas el cuerpo de otro joven que no era Jonathan. Si hubieran realizado el procedimiento correcto y hubieran dejado al descubierto el cuerpo de este chico, la familia de Jonathan se hubiera dado cuenta que el cuerpo que estaban viendo no correspondía con las características particulares de su hermano: falta de dientes frontales, tatuaje en el brazo, cicatriz en el estómago tras operación de hígado y cicatriz en el glúteo.
En conferencia de prensa, Felicitas se dijo contenta por haber encontrado con vida a Jonathan, aunque también estaba consternada porque nunca supo a quién le lloró y a quién le correspondía el cuerpo que junto a su familia enterró en un cementerio de Yautepec.
No es el primer error cometido en este tipo de casos
Rosete Flores lamentó que sigan sucediendo este tipo de equivocaciones, pues no es la primera vez que algo así sucede en la Fiscalía Oriente. En 2014, inhumaron de manera ilegal 119 cuerpos en las fosas de Tetelcingo y 84 en las de Jojutla. Dos años después, se abrieron las fosas de Tetelcingo y se comprobó que a varios cuerpos no se les practicó la necropsia y no se inhumó la cápsula donde debe estar contenido el número de carpeta de investigación, que por ley la Fiscalía debe iniciar en caso de homicidio.
Ahora Felicitas deberá regularizar la documentación de su hijo y cancelar así el acta de defunción. También se deberá exhumar el cuerpo de la persona que fue enterrada de manera ilegal. Además, el abogado declaró “que fue lamentable y se vuelve a repetir la historia de entregar un cuerpo que no es de la persona que se estaba buscando”.
