La Sombra de las Letras: Rafael Navarro Barrón

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Cómo se construye un politico

Si la premisa hechiza que siempre termina en el lugar común de la política, la aplicamos en esta ocasión, tendríamos que iniciar diciendo que “los pueblos tienen los gobiernos o gobernantes que se merecen” y si es así, pensemos pues que una terrible maldición pesa sobre nosotros.

Soy de los que con escepticismo creen que la “vox populi” es la “vox Dei”; es esa voz de Dios que se plasma en una boleta electoral para que, con trampas o a lo derecho, llegue un mal gobernante y nos desarticule la vida a todo mundo.

La mortificante idea de que Dios quita y pone gobernantes me resuena en la cabeza. Me resisto a esta premisa bíblica y le pido, con respeto a Dios, que quite a dos que tres que nos están mortificando el alma.

Así ha ocurrido con los chihuahuenses y, peor aún, con los juarenses. En efecto, estamos mortificados. Los políticos han rascado los huevos al león de tal forma que ya nos hartamos de ver cómo se nos desploma la ciudad y encontrar en ese desplome las mismas excusas de siempre.

El reclamo de la elección de gobernantes no es contra el pueblo que sabe jugar y juega su mejor parte, que se autoflagela al no acudir a votar, por coraje, por decepción, por flojera y que cuando ya nada se puede hacer, asume los riesgos y consecuencias de tanta barbaridad que tenemos que soportar como gobernados.

La responsabilidad está en los que nutren la opinión pública, en los actores políticos y voces sociales que se encargan de engañar con descaro y crear estados inexistentes a través de las redes especulativas.

Luego tenemos que usar otra frase hechiza “se los dije” o “estaríamos mejor con ya sabes quién”, cuando el ‘hubiera’ es solo una probabilidad incierta.

Todavía hay gente en México que asegura que Luis Donaldo Colosio ‘hubiera’ sido un buen presidente de la República. Ese futuro incierto está muy lejos de ser comprobable, porque uno es el candidato y otro es el gobernante. En Juárez nos ha ocurrido con todos y seguimos sin aprender la lección.

Muchos mexicanos dijimos lo mismo en el pasado, nos entusiasmamos igual cuando llegó Carlos Salinas de candidato y al poder; aplaudimos cuando metió a Joaquín Hernández Galicia, la Quina, a la cárcel; cuando exilió al gordo Pesqueira Olea, aquel obeso político que cometió la estupidez de colocarle al futuro presidente una peluca de dama en una fiesta privada.

Y nos entusiasmo con la globalización de la economía, con el TLC y con la promesa de que México entraría a otra atmósfera económica donde administraríamos la riqueza, como lo dijo otro expresidente de México.

Pensamos también en que elegíamos a un triunfador cuando alguien nos dijo que el genio de la Coca-Cola, Vicente Fox, quería gobernar el país. Salimos a votar por él sin pensarlo. Concluimos, a priori, que si había logrado embrutecernos a todos los mexicanos (primer país cocacolero en el mundo) con “la chispa de la vida”, haría lo mismo con el país entero, al que llevaría a posiciones maravillosas y certeras. Un desastre él, Marthita Sahagún y sus hijastros.

A nivel local así nos entusiasmamos con Patricio Martínez, algo de él nos embruteció (no encuentro otra palabra), nos motivó más que el panista que compitió contra él y nos transmitió un alentador mensaje de frescura que nos cautivó al nivel de una novia estúpida que no discierne la categoría moral de su futuro esposo; hoy nos cuesta trabajo recordarlo: voraz, explosivo, mentiroso, codicioso y soberbio. Toda una patología.

Aún lo recuerdo salir a ‘cuatro patas’ del salón 25 de Marzo. El gobernador embrutecido por el alcohol y la soberbia, penosa combinación y el pueblo y las trampas del IFE lo hizo senador de la república. Mandamos a un saqueador a recibir el dinero del pueblo y a entregar la poca dignidad que nos queda como país a los pies de quien nos gobierna, su patrón.

Y qué decir del primer gobernador de oposición en el Estado de Chihuahua, Francisco Barrio. También fascinó a muchos chihuahuenses que veíamos la caída del régimen corrupto de Fernando Baeza y la sepultura del PRI…su cercanía con la iglesia, su vocación particular de mirar la fe y acudir los domingos a misa y ¡comulgar! nos dio certeza. Concebimos su moral similar a la pureza de una monja capuchina que arribaba a palacio de gobierno; la ética con bigote y discursos incendiarios nos gobernaba…al tercer año de su gobierno empezamos a rogar a Dios que el tiempo pasara rápido. Un hombre llamado decepción, como lo dijo la revista Proceso.

Otra desgracia fue Reyes Baeza, un songo profesional que, por falta de virilidad política, convirtió el Estado de Chihuahua en un panteón cuyos llantos de las víctimas aún se oyen…y ahora quiere ser Senador. Lo conocen como el ‘huevos tibios’.

En la lista, la nueva adquisición chihuahuense, Javier Corral y su obsesión enfermiza de encerrar a César Duarte. Cree que los chihuahuenses estamos pidiendo oxígeno remasterizado para poder respirar el aire de justicia.

Un funcionario de alto nivel de su gabinete me confiaba unas horas antes del informe corralista que definía el primer año de gobierno, que su líder político y moral, es una verdadera monserga para los panistas.

“Te veo luego, voy a la verborrea de Corral a escuchar su fallida misión de perseguir y detener al ‘tirano’ que solo se ha burlado de él”. Y no se equivocó. De eso se trata todo discurso oficial, toda acción política que emprende el juarense.

Elimino a Duarte de la lista por obvias razones. Lo que diga en este espacio resulta una osadía al exceso con el que se ha tratado el tema que ya tendrá su tiempo en los próximos días.

 

Y después de tanto esfuerzo social, político y periodístico, nada nos ha resultado. Seguimos en el mismo hoyo pensando que la elección que viene será la definitiva para lograr que el país, el estado y nuestra ciudad salgan adelante.

Y, tristemente, somos los periodistas los que más incumplimos con el principio de ética elemental para guiar al pueblo a la toma de mejores decisiones.

Sabemos muchas cosas; callamos casi el 80 por ciento de las cosas que nos confían y en algunas de ellas somos testigos. Lo hacemos por pena, por autocensura, porque “nos compran” con facilidad, no publicamos o lo decimos a medias. Las verdades se redactan como ‘pullas’ que pueden resultar muy acertadas para conseguir ‘algo’ de quienes están al frente de los poderes económicos, políticos y sociales.

La posición crítica carece de altura y profundidad. Las columnas políticas parecen escritas por los reporteros de TV y Novelas, algunos redactores son una mezcla de Paty Chapoy y Juan José Origel. Dan pena ajena por su mezquindad. 

Debemos de maldecir el día en que alguien les dijo que escribir ‘columna política’ es especular a diestra y siniestra.

Si mentir por lo que se escribe fuera un delito, muchos de esos columnistas purgarían varias cadenas perpetuas. Su vida es una mentira, como lo es el aparente poder que creen tener escudándose el anonimato. 

Decía don Carlos Loret de Mola, el decano de esa familia de escritores y periodistas, dueño en alguna ocasión de El Norte de Chihuahua que fue vendido a Oscar Cantú: “solo especulan los que no tienen huevos” y las carteras de escritores de columnas son periodistas “deshuevados” que, a falta de cojones, tienen que recurrir a las pullas para sentir que están revelando algo importante.

Es por eso que los partidos políticos, los empresarios, los funcionarios públicos, barren y trapean con los periodistas porque nos ven como chusma, han perdido todo respeto a nuestra profesión… lo dijo con frescura un día Francisco Villarreal al referirse a los reporteros de Norte, “pinches gueyes, me la pelan…”

Vicente Leñero y el prodigioso Renato Leduc lo expresaron sin cortapisas, cada quien a su modo. Lo sintetizo así: “lo último que le puede pasar a un periodista, es que termine como una vulgar prostituta…aunque, muchos de ellos, son solo damas de compañía”

La necesidad nos hizo mendigos de quienes ostentan el poder. Nos conformamos con cualquier cosa que nos reparten.

Y entendámoslo mejor, la lucha por el poder político (de nuestros políticos), la intención de llegar a cargos públicos (de los políticos), no es para mejorar la condición de vida de los juarenses, sino para robar con el suficiente descaro, para hacer negocios, para enriquecerse sin piedad, sin pensar en las víctimas que somos nosotros mismos.

Veía el ‘3 de 3’ de quienes nos gobiernan y legislan. La insultante riqueza de Lilia Merodio, que, en la función profesional, carecería a los méritos para llegar a esas alturas. Y no es el dinero el que perturba, sino los resultados de su función legislativa, opacos, contra el pueblo.

Recuerdo a sus padrinos, a quienes la impulsaron y llevaron a esas alturas… nos consolamos con creer que así es y debe de ser la política.

Detrás de ella viene Georgina Zapata, con los mismos síntomas y escasez de méritos y todos los que se han apuntado para esa misión que para nada es legislativa, ni tiene nada que ver con el bien común.

Van por el dinero fácil. Prostituidos por sus ambiciones, acuden a las cámaras a venderse al mejor postor, no importa que les mienten la madre por no votar en contra del aumento al IVA o contra los gasolinazos y el incremento al gas… les importa un soberano cacahuate que les digamos vendidos o meretrices del gobernante en turno. Van a las cámaras a venderse al mejor postor.

Y es entonces que llegamos a pensar que los dirigentes de los partidos políticos o sus verdaderos jerarcas, tienen ‘caca’ en la cabeza porque no logramos entender de qué cuento de terror o película surrealista sacaron a esos candidatos que intentan imponernos como gobernantes.

Y, como si no fueran muchos los problemas que teníamos en casa, con tantas bocas que alimentar, la “abuela parió” y llegaron los independientes que han jugado con nuestra inteligencia al vendernos la idea de que los partidos políticos están llenos de imbéciles y que ahora el pueblo requiere de gente ajena a la perversión de los gobernantes emanados de organizaciones políticas.

Si el comportamiento social, si el famoso voto duro, si los compromisos políticos con los medios de comunicación y las ‘bases’ ciudadanas que se mueven en las colonias, son corrompidos y motivados a vivir un futuro más prometedor, esas escorias llamados políticos van a llegar a gobernar y, de nuevo, vamos a sufrir los embates de improvisados, de corruptos, de mentirosos que carecen de palabra para cumplir lo que prometen.

De allí parte nuestra posición crítica hacia lo que se está cocinando en materia político-electoral. Resulta insultante que los seudoanalistas políticos nos engañen tan cruelmente presentando hipótesis fuera de la realidad; encuestas ‘patito’ o afirmaciones mentirosas que surgen de la más extravagante especulación para beneficiar a sus mecenas.

Muchas de las listas políticas de los que se presumían serían los abanderados a los principales puestos de elección popular, local y nacional, fracasaron y nadie se disculpó por los errores cometidos.

La lista de errores garrafales sigue y sigue todos los días, con afirmaciones que surgen más de intereses personales, lejos de la realidad que manejan, porque especulan y lo hacen con las patas. Están al servicio de los líderes políticos y estructuras que los alientan.

Esa ‘caca’ pestilente que pulula en los cerebros de de los líderes de partidos políticos, se convierte en el alimento que los transforma en semidioses que dictan el futuro de los pueblos dirigiendo con un dedo la vida pública de una ciudad.

Y aquí vienen de nuevo, sin que nadie los detenga, porque los periodistas llegamos a creer que nada tenemos que ver en el interior de los partidos políticos y eso es falso. Sus decisiones nos agravian como ciudadanos y, lo más grave, es que sabiendo lo que sabemos nos quedemos callados o vendemos nuestros servicios al mejor postor, como la prostituta de Leduc.

Hace apenas dos décadas el periodismo todavía gozaba de un prestigio que nos hacía sentirnos orgullosos de la profesión. Los problemas eran los mismos de hoy, pero se trataban de otra manera.

Todavía laboraban en el medio periodístico juarense, reporteros de cepa como Juvenal Aragón Romo, asediado y odiado por los políticos del PRI que siempre fueron perseguidos por la pluma justa del Juve.

En contraparte operaba Fernando Media Sáenz, un hombre formado como telegrafista pero astutamente fiel a una pluma maltrecha, redactaba una columna política siempre bien informada. Nunca se desligó de su cercanía con el PRI, pero ni falta le hacía al momento de hacer uso de la pluma.

Los medios de comunicación defendían con denuedo la causa que nos impulsaba a competir. Fue así como se derrumbó a El Fronterizo de la OEM, que no únicamente fue abandonado a nivel central sino que cargó con el desprestigio de su burocracia hasta su caída en el 1997.

Años antes, El Diario de Juárez había acabado con El Correo y con El Universal y sostenía una sórdida lucha contra El Norte de Juárez, de Oscar Cantú.

Era el tiempo de las largas y bien escritas epístolas que se movían entre la ofensa y la denuncia, pues ambos empresarios del periodismo habían sido amigos de la bohemia y  de los negocios que abundaban en aquella época. Ambos se conocían aquellos secretitos vergonzosos pero ninguno lo sacó a flote. A lo más que llegaban era a gruñidos y pullas que hacían más agradable el morbo.

La denostación era sencilla frente a la pluma de Elías Montañez, por El Diario y Vicente Jaime, por El Norte. Las pulidas cartas públicas eran un deleite para los buscadores de sangre…y luego, todo concluía como si nada y los políticos del momento, asustados, servían como emisarios para que las cosas se detuvieran y no traspasaran las barreras de la prudencia.

Las guerras se dieron durante años. Los medios, por la causa que fuera, emprendieron campañas periodísticas que le dieron sabor al momento. La inversión económica que alentaba a unos y otros provenía de los mismos gobiernos y grupos políticos que siempre han utilizado esos espacios para dirimir diferencias.

Francisco Barrio fue blanco de una campaña política muy agresiva por parte del Diario de Juárez; Patricio Martínez enfrentó la pluma de los escritores de Norte, misión a la que se sumó por un tiempo Nueva Era Radio.

Sin pudor, se defendían causas político-electorales. PRI y PAN emprendieron guerras sucias permanentes, intentando ganar los espacios políticos. Empresas periodísticas ofreciendo lo que no eran y lo que no podían: triunfos electorales.

….

Dialogar con los jefes de seguridad de los empresarios de los medios de comunicación en Juárez era un deleite. Referían con pelos y señales lo que hacían sus patrones cuando salían a divertirse.

Eran los tiempos en que las nóminas y los aguinaldos eran pagados por personajes obscuros a cambio de cuidarlos y no hablar mal de ellos y sus negocios.

Aduanales, quineleros, dueños de centros clandestinos de apuestas, contrabandistas de alcohol y fayuca, dueños de antros que no cerraban las 24 horas, concesionarios de ferias, el concesionario del galgódromo, eran los principales clientes de esos empresarios de doble moral… y, a la par, estaba el narcotráfico de altos niveles.

Las campañas políticas se planeaban desde los medios de comunicación y toda la estructura de redacción trabajaba como si fuera un filial del partido que ordenaba el ‘servicio’.

Luego, al concluir los procesos electorales, los dueños de los medios de comunicación enviaban emisarios de paz o lo hacían ellos. Acudían con rodilleras, en verdaderos actos de genuflexión y así, entre copa y copa, se disculpaban por las campañas negras y blancas en contra de los ganadores de la contienda y pedían clemencia para reactivar los contratos económicos y evitar quedarse fuera del presupuesto.

….

Dos décadas después todo cambió. Los periodistas de carrera, que forjaron el oficio en las calles, empezaron a ser sustituidos y otros más se retiraron o autoexiliaron.

Los espacios editoriales fueron cedidos a seudo analistas que ahora son los generadores de los datos que dan de comer al maltrecho e invisible grupo social que se le conoce como ‘opinión pública’ que nunca he sabido quién diablos lo compone y cuando toman decisiones importantes para la ciudad, que está hecha garras.

Muchos de ellos de esos escritores, en la actualidad, son una mezcla de analistas políticos y publirrelacionistas al acecho de políticos malechos a los que les prometen lo que no tienen ni pueden hacer por ellos.

De allí viene la decadencia en los medios de comunicación donde abundan los reporteros ‘hechizos’, pero con doctorados y maestrías.

Los medios de comunicación están sujetos a intereses recaudadores, pero no lo hacen por estrategias de comunicación sino por motivos de sobrevivencia.

Los periodistas de carrera, los de vocación están relegados, apenas sobreviviendo dirigiendo revistas o páginas de Internet. Ante la carencia de reporteros y de buenos reporteros, solo replican las cientos de noticias que generan las jefaturas de prensa del poder público y privado.

Son transmisores de los hechos fortuitos que ocurren en la ciudad y que en los últimos años son reporteados por los reporteros al servicio de las agencias policiacas y muy pocas por los reporteros que trabajan en campo.

Es así como se mueve ese engranaje que le llaman cuarto poder, pero que en realidad es una madeja de intereses que se mueve al amparo del poder y de sus propios intereses.

Sombra de las Letras.

Rafael Navarro [email protected]