La Sombra de las Letras. Rafael Navarro Barrón

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El factor Mocken

El imbécil del PRI que decidió ignorar a Javier González Mocken como candidato a la alcaldía de Ciudad Juárez, debe de estar a punto de ser crucificado en ‘viernes santo’.

El amanecer del 30 de marzo será una larga noche para ese imbécil y sus secuaces. Y, para colmo, lo que debió ser un oscuro anochecer, está aderezado con una luna llena que lastimosamente escucha los rezos de penitencia que gritan “¡por mi culpa!, ¡por mi culpa!, ¡por mi grande culpa!”

Lo que es una realidad es que ni los insultos machorriles que le adjudican al ‘súper Mocken’ el penoso adjetivo de ‘traidor’ a la ‘democracia y justicia social’, harán mella en el abogado juarense que, por una extraña razón, está dotado de un encanto especial que lo hace merecedor de otra oportunidad para gobernar Ciudad Juárez.

Y no adjudiquemos a la bendición del Papa Francisco el ‘sex appeal’ que parece destilar el recién nominado candidato a presidente municipal por Morena, quien tiene cuerda para platicar el día que recibió y atendió como invitado especial de la metrópoli al prelado argentino que llegó a Juárez más asustado que una primeriza en tococirugía por la exacerbada violencia de la ciudad.

Sus pantalones a punto de caer y la camisa desfajada cuando han pasado muchas horas de trabajo, describen la desgarbada imagen de un hombre que percibe la necesidad del pueblo como un reto para entregarse como gobernante, sin mentir y sin fantasear.

El candidato de Morena está en el ojo del huracán de propios y extraños. La alusión de los tetistas que, a manera de broma, dicen que se parece a Pedro Weber y por eso le dicen ‘chatanuga’, no tendrá efecto alguno en este hombre que sabe escuchar y aguantar, que rompió con el mustio neocacique del PRI, Enrique Serrano y platicó, como un acto de catarsis, los secretos inconfesables del fallido candidato del Revolucionario Institucional a la gubernatura.

Entonces, con esa clara visión de lo que es y representa este distinguido miembro de la familia González Mocken, la elección se complica para los actores políticos independientes y de partido que creyeron que el camino sería muy fácil porque Javier Corral y su PAN están en bancarrota moral; mientras que el naufragante PRI, de César Duarte y Enrique Peña Nieto, intenta salir de un pantano con un marinero que antes de conducir barcos, se dedicaba a pilotear barquitos de papel.

La ahijada de Enrique Serrano tendrá que hacer ejercicios muy radicales para intentar modificar la imagen de teporocha, neurasténica y enamorada; a dejar atrás la proclividad a las tranzas, a lo prohibido, a los negocios sucios mezclados con política barata.

Ahora que está de moda pedir a la Procuraduría General de la República que se investiguen pasados y presentes, conveniente sería que se indagara a la abandera de las causas priistas y que explique a quién perteneció la casa donde vive y el rancho que posee en el Valle de Juárez.

Simples preguntas que resuenan en los oídos de quienes la conocen muy bien, tan bien que, en actos de justicia, se han sentado a platicar ‘santo y seña’ de la maestra y del mustio socio y padrino que la ha llevado hasta los niveles económicos en los que se pasean.

En el mes de enero, en una serie de diálogos que sostuve con los dirigentes Omar Bazán y Oscar Nieto, cuyos contenidos de esas conversaciones grabadas y escritas obran en poder de este reportero, pude advertir la intención que ya tenía el PRI en relación con su futuro candidato (a) a la presidencia municipal de Juárez.

En una ocasión, a mediados del mes de enero, dialogué directamente con Javier González Mocken y me aseguró que estaba a punto de darse a conocer su nominación como candidato del PRI a la presidencia municipal de Juárez.

Le pedí autorización para publicar la nota en el periódico El Mexicano. Me pidió tiempo y me aseguró que su nombre estaría en la boleta electoral del 1 de julio. No lo dudé.

El dato lo verifiqué con varias fuentes al interior del Partido Revolucionario Institucional entre ellos con el arquitecto Oscar Nieto, dirigente municipal del PRI quien aprovechó la llamada para consultarme, desde mi óptica periodística, mi opinión sobre los personajes que se manejaban como candidatos a la alcaldía de Juárez.

En el análisis solicitado por el dirigente municipal del PRI, incluimos a Adriana Fuentes, Adriana Terrazas, Javier González Mocken y, como agregado de última hora, al ex rector de la Uacj, Jorge Quintana Silveyra.

Era evidente el hambre que existía entre algunos notables del PRI de incluir a la empresaria gasera, Adriana Fuentes, como candidata a la presidencia municipal de Juárez.

Advertían que “la güera” tenía una trayectoria intachable para evitar ser víctima en la guerra de estiércol que se desata en cada elección, además el fondo familiar de la diputada local era el que se necesita, y un poco más, para triunfar en un procesos electorales.

Porque aquí se aplica el apotegma de Carlos Hank González, ese que dice que “un político pobre, es un pobre político”, circunstancia que han aprovechado los empresarios para asaltar los cargos de elección popular. 

La declinación de la empresaria obedeció, más que a un conflicto partidista, a la hermandad entre su padre, don Valentín Fuentes y el propietario del Canal 44, Arnoldo Cabada.

El atorón sería agudo al enfrentar en un campaña política a Armando Cabada y a todo lo que los Cabada representan entre el clan de los Fuentes. Ambas familias son poseedoras de inconfesables secretos y de horas y horas de acercamiento entre los patriarcas que suelen aparecer juntos en todos los eventos políticos, sociales y empresariales.

Todo estaba listo para el lanzamiento de la empresaria. De hecho, al frente de la campaña de Adriana Fuentes, estaba ya contemplado el experimentado empresario Enrique Licón, un instrumentador de acciones proselitistas, especializado en la estructura del PRI que sabe bailar al son que le tocan, sea azul, tricolor o independiente.

De Adriana Fuentes, advertí a Oscar Nieto (recordemos que me pidió la opinión) que, tan solo referir su apellido y el origen de su fortuna, era un duro golpe a la moral de los juarenses por la repulsión que sentimos contra la empresa gasera.

La cadena de abusos, la forma cómo nos roban en el suministro de gas natural, además de la infinidad de historias negras, como el enriquecimiento ¿inexplicable? que tienen los delegados de instancias federales que regulan a las gaseras, como la Secretaría de Economía o la corrupta subdelegación de la Profeco que siempre ha tenido un apoyo económico como pago para evitarle problemas a la boyante compañía GNN.

Y no se hable de la insensible actitud hacia los consumidores, que siempre pierden los litigios contra esa potente empresa, proclive a explotar a sus trabajadores…

¿Y todavía la quieren impulsar como alcaldesa?, pregunté en esa ocasión a Oscar Nieto que, fiel a su institucional silencio, intentó sonreír pero solo le salió un pujido.

El partido contemplaba también catapultar a la vaguita maestra Terrazas, cuyo historial sería el tema para una exitosa novela de suspenso. Frente a Oscar Nieto no hubo necesidad de decir algo más de la reina de las trampas.

Cuando se trató el tema de González Mocken, se advirtió una animadversión que provenía del grupo político que manda todavía en el PRI chihuahuense, en este caso, el duartismo que ni lo terminan de encerrar, mucho menos de aniquilar para mostrar que los tricolores tienen vergüenza.

Un político muy conocido en esta frontera señaló que González Mocken “no es San Francisco de Asís, pero es lo más rescatable en la política”. Se constituía en el PRI como un candidato natural con el que la dirigencia local y estatal, los delegados enviados por el CEN, incluyendo al cachondo Sofío, se limpiaron.

La respuesta de Bazán y Nieto fue la misma. Es buen prospecto pero “trae problemitas”. Nunca hicieron referencia a los ‘problemitas’ adjudicados al recién nominado candidato de Morena a la presidencia municipal.

Luego vino la revelación de González Mocken que advirtió una postura de desprecio hacia su persona y pretensiones; el ex alcalde constató una y otra vez la negativa de Bazán y Nieto de recibirlo o explicarle las causas por las que el tricolor no lo estaba tomando en cuenta, y en serio, para la contienda electoral del 2018.

El asunto se conocía a la perfección. Desde la estructura duartista, aún al frente del PRI, se tenía una visión contraria a la lógica y el sentido común, porque el dichito sigue corriendo “el poder es para poder”.

La misma estrategia aplicada por su jefe político en sus seis años de gobierno se repetía puntualmente utilizando la mentira como un método de selección y desecho.

Era también la misma estrategia que se utilizó para chamaquear al experimentado ingeniero industrial y empresario Teto Murguía que, sin el ánimo de levantar las costras que ya están sanando, lo dejaron deteniendo la inclinada ‘Torre de Piza’ para que no se cayera… y, por desconocer la historia de la inclinación del monumento, estuvo allí esperando el apoyo que nunca llegó hasta que alguien pasó y le dijo: “amigo, el mentiroso tirano te la hizo de nuevo”.

Estoico, miró la Torre de Piza y caminó hacia la realidad de la política para darse cuenta que, siendo un sexagenario, se la habían hecho otra vez.

El último candidato analizado por el PRI, fue el ex rector, ex diputado y ex secretario del ayuntamiento, Jorge Quintana Silveyra, un buen alfil, un político serio y probado en las lides del trabajo y la disciplina, al que le dieron una falsa esperanza de que ‘sería’, cuando la trama estaba ya concluida y afinada a favor de la maestra.

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En el año 1997, otro de los González Mocken, Héctor Armando, aspiró al cargo de presidente municipal. Su destacada participación como dirigente municipal del PRI municipal lo llevó a creer que su participación como candidato en la farsa política conocida como ‘elección interna’, sería auténtica.

Sin lugar a dudas fue el ganador de la elección interna. Se le levantó el brazo de triunfador en el exterior del PRI municipal y, minutos después, el priismo la volvía a hacer. Todo estaba preparado para que un arquitecto juarense asumiera el cargo por orden del futuro gobernador Patricio Martínez García.

Fue así como se perpetró el robo. José Eleno Villalva, ‘Eleno el bueno’, asumió el cargo robado de candidato a alcalde a Héctor González Mocken y emprendió la guerra política contra Ramón Galindo Noriega, del PAN. El resultado fue una desastrosa elección para el tricolor.

Héctor González Mocken movilizó la estructura del PRI en contra de Eleno Villalva, generando un estrepitoso fracaso electoral en las urnas.   

El retorno de Héctor González Mocken al PRI fue paulatino. Su acercamiento concluyó hace seis años, después de muchos otros de estar al margen de toda actividad política en el partido que algún día dirigió.

Su regreso tuvo que ver con el trabajo realizado por su hermano Javier. Cuando platicaba con él tema del alejamiento de su hermano Héctor de las filas del PRI, el ahora candidato a alcalde por Morena decía con tristeza “Héctor fue muy lastimado…le hicieron muchas pendejadas, ya ve cómo son…”

La estructura partidista de Javier González Mocken estará fortalecida por personajes que han trabajado en el priismo juarense. La avalancha de apoyos, observada el pasado 29 de marzo, cuando se dio a conocer el destape del abogado y ex alcalde, es una clara muestra del hartazgo político que prevalece en la frontera.

Muchas cosas cambiarán en los próximos días. La agenda política y administrativa en Ciudad Juárez se modificará a partir del próximo domingo cuando el abanderado de Morena a la presidencia de la república inicie en esta frontera la lucha por el máximo cargo político en México.

No estoy seguro si Andrés Manuel López Obrador será el próximo presidente de México. Mis dudas sobre si llegará o no llegará no están cimentadas en las encuestas que, prácticamente, le dan el triunfo electoral a 92 días de la elección.

La duda principal surge de lo que el poder económico y político intentará hacer para detenerlo. El ‘peligro para México’, de no ganar, otorgará ese golpe justiciero que es muy común en las películas de Hollywood, cuando el héroe está por morir o mal herido y el malo de la historia está a punto de hacer otra de las suyas. En ese instante, el héroe, a medio morir, se levanta de la nada y lo mata con un palo de escoba, con una pistola que alguien dejó tirada en la escena, con un tubo que alcanzó a agarrar no obstante que estaba a cinco metros de él, con el cable eléctrico que chispeaba jugueteando con el agua tirada en el suelo, al tirar el sostén de un techo que ya estaba por desplomarse…

En ese acto heroico se ciñen los candidatos que buscan un cargo de elección popular por Morena. Quizá su jefe político no llegue, pero la ola poderosa que representa los puede impulsar el triunfo electoral.

Rafael Navarro [email protected]