La reinfección sería más leve que tener COVID-19 por primera vez

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Reinfección significa que una persona se ha infectado (se enfermó) una vez, se recuperó y más adelante se volvió a infectar. Como la enfermedad COVID-19 se trata de una infección nueva, aún la investigación científica busca comprender y aclarar cuál es la frecuencia en que una persona que tuvo el coronavirus se vuelva a contagiar y cuál puede ser su impacto para su salud. Ahora, un estudio científico realizado en Qatar y publicado en la prestigiosa revista especializada New England Journal of Medicine encontró que hubo pocas reinfecciones confirmadas entre 353.326 personas que contrajeron el virus en Qatar. En general, fueron leves y poco frecuentes.

Según la investigación, cuando las personas se reinfectan con COVID-19, sus probabilidades de terminar en el hospital o morir son un 90% más bajas que cuando se padece la infección por el coronavirus por primera vez. Sin embargo, los científicos remarcan que las personas que ya tuvieron el COVID-19 deben vacunarse cuanto antes para evitar riesgos de complicaciones para sí mismas y para no contagiar al entorno cercano.

La primera ola de infecciones en Qatar -que tiene más de 2, 6 millones de habitantes y se ubica en el Oeste de Asia-, se produjo entre marzo y junio de 2020. Los investigadores encontraron que alrededor del 40% de la población tenía anticuerpos detectables contra el coronavirus. Luego, el país tuvo dos oleadas más desde enero hasta mayo de 2021. Esto fue antes de la circulación más persistente de la variante Delta del coronavirus que es más transmisible y aumenta el riesgo de hospitalizaciones en personas no inmunizadas.

Para determinar cuántas personas se reinfectaron, los científicos de Weill Cornell Medicine-Qatar compararon los registros de personas con infecciones confirmadas por PCR entre febrero de 2020 y abril de 2021. Excluyeron a 87.547 personas que recibieron la vacuna. Los investigadores encontraron que entre los casos restantes hubo 1.304 reinfecciones. El promedio de tiempo entre la primera infección y la reinfección fue de aproximadamente 9 meses.

Entre las personas con reinfecciones, solo hubo cuatro casos graves que implicaron la internación en el hospital. No hubo casos en los que las personas estuvieran lo suficientemente enfermas como para necesitar tratamiento en la unidad de cuidados intensivos. En cambio, entre los casos iniciales, 28 se consideraron críticos. No hubo muertes dentro del grupo de las personas que se reinfectaron, mientras que hubo siete muertes en las infecciones iniciales.

Sin embargo, el estudio científico tiene limitaciones. Se hizo en Qatar, por lo que no está claro si el virus se comportaría de la misma manera en cualquier otro lugar del mundo. El trabajo se realizó cuando las variantes Alpha y Beta fueron la causa de muchas reinfecciones. Hubo 621 casos en los que no se determinó y 213 de un virus de “tipo salvaje”. No se mencionó la variante Delta, que ahora es la variante predominante en todo el mundo, incluyendo a Sudamérica, y podría tener un impacto en el número de reinfecciones.

La investigación científica sobre las reinfecciones había aportado más resultados antes. Un estudio realizado en Dinamarca y publicado en marzo encontró que la mayoría de las personas que tenían COVID-19 parecían tener protección contra la reinfección que se mantuvo estable durante más de seis meses. Pero una verificación de la demografía de quién se estaba infectando nuevamente mostró que en su mayoría eran personas de 65 años o más. Ese estudio no aclaró cuánto dura la protección dada por haber tenido la infección, ni tampoco el nuevo estudio de Qatar.

“La inmunidad es relativamente efímera”, afirma el coautor del estudio. “Hay que vacunarse aunque se haya infectado”. Para estimar la durabilidad de la inmunidad al SARS-CoV-2, él y sus colegas querían entender cómo los niveles de anticuerpos de una infección anterior afectan al riesgo de reinfección. Los datos de un estudio anterior permitieron al equipo trazar este efecto a lo largo de los años para los coronavirus “endémicos”, o que circulan continuamente, que causan el resfriado común. Sin embargo, el virus SARS-CoV-2 es demasiado nuevo como para disponer de estos datos a largo plazo.

Para llenar este vacío, los científicos combinaron los datos genéticos del SARS-CoV-2, de tres coronavirus endémicos y de los coronavirus estrechamente relacionados SARS-CoV y MERS-CoV para construir un árbol genealógico viral. Luego, los autores utilizaron ese árbol para modelar cómo han evolucionado los rasgos virales a lo largo del tiempo. En conjunto, esos rasgos proporcionaron una estimación del descenso de los niveles de anticuerpos tras la infección por el virus SARS-CoV-2, así como de otros factores necesarios para comprender el riesgo de reinfección.