Entre los problemas por los que atraviesa México el de la seguridad es uno de los más delicados. El gobierno del presidente López Obrador se comprometió, al llegar al poder, que en 100 días mejoraría la seguridad en el país, que iría a las raíces que generan la delincuencia y aplicaría su estrategia de no combatirla a balazos y dar abrazos a los delincuentes.
La terca realidad estadística, dice que el número de homicidios dolosos durante los primeros 20 meses del gobierno de López Obrador fue de 59 mil 451 y que la tasa nacional de víctimas por cada 100 mil habitantes fue de 20.5, lo que significa que en este periodo no hubo contención ni disminuyeron los delitos y su estrategia fracasó en homicidio, feminicidio, extorsión, secuestros y lesiones. (El Financiero, 30 de octubre de 2020)
Para cumplir su compromiso López Obrador nombró a Alfonso Durazo como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), quién se dedicó los primeros meses de su gestión a terminar con la Política Federal y cabildear, ante el Poder Legislativo, la creación de la Guardia Nacional, que sería dirigida por un civil, pero en realidad terminó con un mando de origen militar y subordinada al Ejército.
Su ambición política se antepuso a la solución del problema de seguridad y renunció a la SSyPC diciendo que la militancia de Morena en Sonora le pide que sea su candidato a gobernador.
El presente es el que cuenta y ahora el presidente López Obrador informó que propondrá, para ocupar la SSyPC, a Rosa Icela Rodríguez, en sustitución de Alfonso Durazo.
Sobre Rosa Icela Rodríguez el presidente comentó: “Desde mi punto de vista, es una mujer que viene de abajo, de una familia humilde. Es periodista de profesión. Fue reportera del periódico La Jornada, posteriormente estuvo conmigo en Seguridad Pública, cuando creamos las coordinaciones en la Ciudad. Fue también secretaria de Desarrollo Social en el Gobierno de la Ciudad. Era hasta hace poco, la secretaria de Gobierno de Claudia Sheinbaum. La necesitaba para poner orden en los puertos y le pedí a Claudia que me permitiera hacerle la invitación a Rosa Icela, para que fuera la directora de Puertos, para acabar con la corrupción”.
En el medio político no fue sorpresa la renuncia de Alfonso Durazo. Desde hace algunas semanas se mencionó en los medios los nombres de sus posibles sustitutos. Destacaron por la frecuencia los de Omar García Harfuch, actual secretario de Seguridad en la CDMX, Audomaro Martínez, director general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores.
El caso de Marcelo Ebrard llamó la atención porque hubiera significado un giro en la estrategia de seguridad, pero también en las relaciones exteriores y otras encomiendas que el presidente le solicita. Su mención como relevo de Durazo implicaba que el presidente recurriría a su “bombero favorito” para apagar el fuego de la inseguridad de afecta al país. Su permanencia como canciller lo deja en el gabinete desde el que se perfila como aspirante a la candidatura presidencial, con mucha anticipación, lo que presagia un alto desgaste para él.
Lo que llama la atención es la nominación de Rosa Icela Rodríguez que, en menos de dos años, ha sido promovida en tres posiciones relevantes dentro de la 4T. En el gobierno de Claudia Sheinbaum se desempeñó como secretaria de Gobierno de la CDMX y, en meses recientes, el presidente López Obrador la propuso para ocupar la coordinación general de Puertos y Marina Mercante.
El horizonte que se le plantea a Rosa Icela Rodríguez como titular de la SSyPC es complejo, no solo porque deberá enfrentar el problema de la inseguridad que afecta al país, sino que deberá hacerlo en una institución dominada por militares, entrenados en el respeto y acatamiento a los mandatos de sus jerarquías en el Ejército y la Marina, origen de la Guardia Nacional, aun en gestación, y lejos de su madurez institucional.
Es un hecho que la próxima secretaria de seguridad es portadora de cualidades personales, profesionales y políticas que serán útiles en su tarea, pero la que estará por encima de todas es la lealtad incondicional que le tiene al presidente López Obrador, lo que la convertirá en su voz e intérprete ante los militares que dominan la secretaría que encabezará, pero en la que no necesariamente mandará.
La presencia de Rosa Icela Rodríguez en la secretaria de Seguridad se puede interpretar como el presagio del endurecimiento de la estrategia para enfrentar a la delincuencia organizada, el principio de los balazos, fin de los abrazos.
