Iván Macías, el único fotógrafo mexicano nominado al World Press Photo Award 2021

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Iván Macías (1987) se inicio como fotógrafo en 2016, cuando adquirió su primera cámara fotográfica Sony A-6000. Un equipo para aficionados de buena calidad.

A sus 34 años y cinco como fotógrafo, ya ha cosechado tres premios recientes. Primer lugar profesional en México en una Imagen 2020, tercer lugar y menciones honoríficas en el International Photography Awards 2020.

Previó al estudio de artes, cursó ingeniería en mecatrónica, pero su gusto por el fotoperiodismo lo llevó a buscar nuevas aventuras.

Mientras la noticia de Covid-19 corría al ritmo de la información veloz de las redes sociales, Iván se interesó por el tema de la pandemia desde el mes de febrero de 2020.

Recuerda la noticia de una enfermera que no dejaron subir al transporte público y de ahí se fijó la idea de que había que informar sobre el trabajo del personal médico que enfrentaba la batalla.

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Una doctora se encuentra al final de su turno, las marcas dejadas por una máscara protectora y gafas protectoras claramente visibles en su rostro, en la Ciudad de México, México, el 19 Mayo. Foto: © Iván Macías.

¿Cómo mostrar todo el trabajo y el esfuerzo que se hace en hospitales ante la pandemia?  “Lo que hice fue empezar a buscar contactos”.

“El proyecto nació de esa necesidad mía de poder contar lo que se vive en la sala de hospital”. Sin experiencia previa en coberturas de fotoperiodismo en serio, fue su primer proyecto grande, asegura.

Buscó asociaciones donde les platicó su proyecto. Le pasaron de un doctor a otro para hablar de su idea. De varios hospitales le cerraron las puertas. Pero insistió. Y un doctor le dio la oportunidad. “Yo me aviento contigo”.

El doctor Héctor Rojina, en mayo, lo invitó a acompañarlo al turno nocturno de atención en un hospital Covid-19. Entonces empezó a registrar el ambiente triste de ver a enfermos y personas que fallecieron.

Conjuntó una muy buena relación con la empresa Sony que gustó de su trabajo y tuvo la oportunidad de contar con equipo fotográfico. Con una cámara A7 R4 y un par de lentes luminosos, registró las labores de un hospital Covid-19.

“Me puse a mandar correos a todos lados (medios de información)”.  Alejandro Saldívar de la revista Proceso se interesó por el proyecto. En junio publicó su trabajo.

https://covid19.proceso.com.mx/

El año pasado comenzó a meter sus fotos a concursos, y aunque no ganó en un inicio, le dio la pauta de ver qué hacían los fotógrafos ganadores. “Yo creo que mi trabajo sí puede ser ganador”, pensó.

“Me mandaron un correo donde decía que estaba nominado. No cabía de felicidad, para mí es muy padre ver mi trabajo, que apenas estoy formando y que me está costando trabajo, si tiene el reconocimiento. Me anima mucho seguir trabajando en esta parte fotográfica, seguir experimentando, seguir buscando proyectos sociales”.

¿Cómo es el mundo freelance?

“No me dedico de lleno a la fotografía. Empezó como hobby, ahora ya es chamba, pero tengo una empresa, me dedico a la venta de productos electrónicos por internet. Eso es lo que me da de comer.  Es lo que me da pauta para buscar mi parte más artística que es el amor a la fotografía. Lo hago más por gusto”.

¿Cómo enfrentas la lucha contra el Covid-19?

“Tengo una difícil experiencia personal, familiar con el Covid. Previo a ello, cuando empecé este proyecto me tocó ver personas que fallecían, lamentablemente. Personas que entraban y a los 5 o 10 minutos se ponían muy mal. Tenían que intubarlos y después de un rato, dos tres horas, ya, no lograban salvarle la vida. Nunca me había tocado ver cosas así. Entrar y ver todo eso en la sala del hospital, como parte de la normalidad de la sala, me pegó mucho. Llegaba a casa y me sentía todo nervioso, tembloroso. No lo podía creer.

“Los doctores, mis respetos, son muy fuertes en ese sentido. Me contaban: A veces te toca. En una noche son 4, 5, 6, 7 muertos. Y pues tratan de salvar a la mayor cantidad de gente que pueden, pero a veces no se logra. Ver cómo salen en una bolsa negra. Y los familiares esperando a fuera. Es muy triste.

“A mí me tocó: fallecieron 4 tíos y mi abuela de Covid-19. Me tocó sufrir lo mismo que se vive en los hospitales. No saber nada de ellos. Y de repente nos daban la mala noticia. Es muy triste”, concluye.