Home office tiene efectos negativos en la salud y desempeño laboral de las mujeres

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 La abrupta transición al teletrabajo o home office resultante de la actual pandemia ha afectado de forma desproporcionada a las mujeres.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dos de cada tres personas que se encuentran realizando teletrabajo en México son mujeres y la mayoría se enfrenta al difícil reto de balancear sus responsabilidades laborales con tareas de cuidados y del hogar, que previamente a la crisis sanitaria ya asumían con mayor frecuencia que los hombres.

“La sobrecarga de tareas resultante del trabajo en casa puede afectar su salud sicosocial y su desempeño laboral, dificultando aún más su desarrollo profesional”, afirmó Pedro Furtado, director de la oficina de país de la OIT para México y Cuba.

“Estoy fatigada desde que comenzó la pandemia porque, aunque trabajo desde casa, tengo dos hijas, una cursa la primaria, por lo que tengo que vigilar que tome las clases en línea, y a la otra no puedo llevarla a la guardería. Entonces. además de cuidarlas, debo hacer la comida, realizar la limpieza, lavar la ropa, hacer las compras y más”, confiesa María Luisa González, contadora de profesión.

Para Roxana Maurizio, especialista regional de empleo de OIT, un factor que puede condicionar las perspectivas de recuperación del empleo de las mujeres son las crecientes dificultades de conciliar el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares, en un contexto en donde los servicios educativos y de cuidado se han visto profundamente alterados de la mano de las medidas sanitarias para el distanciamiento y reducción de la movilidad de las personas.

“La pandemia agudizó aún más las tensiones en materia de conciliación entre el trabajo para el mercado y las responsabilidades familiares. A todo esto hay que sumar el aumento del teletrabajo en un contexto de cierre o suspensión de los espacios de cuidado, asociado con las medidas de confinamiento y de distanciamiento físico”.

Según la OIT las consecuencias pueden extenderse más allá de la crisis sanitaria si no se genera un soporte de los sistemas públicos de cuidados y el sistema escolar presencial. Los institutos y sistemas de formación pueden tener un rol importante en impulsar la participación de las mujeres en ocupaciones no tradicionales.