Hace tres años: un asesinato, un discurso, luego un juicio y no hay justicia

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La mañana del 23 de marzo de 2017 fue cuando mataron a la periodista Miroslava Breach Belducea, le sorrajaron varios balazos en la cabeza mientras ella se encontraba en su camioneta acompañada de su hijo al que se disponía a llevar a la escuela. En el lugar encontraron ocho casquillos calibre 38 percutidos.

El cuerpo de Miroslava, segun señalaron las autoridades, presentaba heridas de bala en los brazos, la cara y el cuello, imposible salvara la vida.

La noticia corrió como reguero de pólvora, los sicarios dejaron una cartulina en el lugar de los hechos y huyeron a bordo de un sedán blanco.

La hija de Miroslava salió de su casa y encontró a su hermanito en shock, y a su madre reclinada sobre su costado derecho y mucha sangre, llamó de inmediato a la Cruz Roja y los primeros en llegar fueron agentes de la policía municipal, fueron ellos los que al ver el cuerpo de la periodista señalaron que ya no había nada por hacer para salvarle la vida, ya estaba muerta

A unos metros del lugar se encontró la cartulina con un mensaje escrito con mayúsculas que decía: “ESTO LES PASARA A TODA LA GENTE LENGUA SUELTA Y LLEGADAS AL GOBERNADOR Y VOY POR TI GOBER ATTE EL 80”.

El propio gobernador Javier Corral llegó hasta el lugar de los hechos, no le importó el cerco, ni contaminar el lugar de los hechos, entró a ver a la familia y les aseguró que el crimen no quedaría impune.

¿Por qué la mataron?

Es la respuesta más sencilla de dar en este caso, a Miroslava la mataron por sus investigaciones y notas donde hablaba de la narco-política en Chihuahua y de cómo los grupos del crimen organizado quitaban y ponían alcaldes del PAN, del PRI, de quien fuera, pues ellos son el poder factico, es decir el poder real, los que mandan en extensas zonas de la entidad, en zonas donde hablar del “estado fallido” es una realidad que duele.

“El crimen fue milimétricamente planeado, fue un silenciamiento de su trabajo periodístico, y digo esto porque hubo un trabajo frontal sobre esos vínculos de la narcopolítica”, fue la declaración de Javier Corral a la revista Proceso.

Es decir, no quedó lugar a dudas sobre esos motivos, lo que siempre quedó sin explicar es porque las autoridades nunca persiguieron a los señalados por la periodista, es decir, si el gobernador sabía a ciencia cierta que hay narco-política en la entidad, ¿por qué no hay nadie juzgado por ese delito?

Y tampoco hay ninguna investigación federal, es decir, el mal existe, la autoridad lo sabe, el pueblo lo grita, pero no hay nadie juzgado por ese delito y así todo mundo guarda silencio, los periodistas por miedo a encontrar “la inmortalidad” a balazos y solo servir para que los demás escriban notas recordando la valentía y la capacidad de investigación de uno que fue asesinado por decir la verdad, verdad que la autoridad conoce pero que no investiga y mucho menos castiga.

El discurso:

Tras saberse el asesinato de Miroslava de inmediato vía redes sociales lo reporteros de las distintas fuentes mostraron su indignación y el deseo de hacer algo, lo que fuera, pero hacer algo para manifestar el enojo, la frustración, el deseo de encontrar justicia.

“Que por una vez en la pinche vida, el gobierno nos escuche”, señaló en una platica una compañera sumamente indignada y dolida por esa muerte.

Ese día el Congreso del Estado tendría sesión del segundo periodo ordinario dentro del primer año de legislatura, la segunda en la historia de Chihuahua con mayoría panista.

Los reporteros de la fuente no pusimos de acuerdo vía redes sociales, las muchachas llegaron con cartulinas y mientras empezaba la sesión, escribieron los mensajes, en contra de la administración amanecida, en contra de la violencia, señalando la falta de una autoridad que hiciera su trabajo.

Ponernos de acuerdo fue sencillo, a la mayoría ya nos había tocado reportear muchas protestas, muchas manifestaciones, no había necesidad de que nadie nos explicará que hacer, unos nos subiríamos al estrado y levantaríamos las cartulinas y otros tomarían imágenes, audios, videos, para luego compartirnos todo y que cada quien presentará sus notas en cada uno de sus medios.

Blanca Gámez Gutiérrez, la diputada panista era la presidenta del Congreso, tocó la campanilla para llamar a iniciar sesión y en ese momento nos encaminamos todos a la tribuna.

Blanquita tras pedir un minuto de silencio, le iba a dar la palabra al ese entonces diputado Pedro Torres Estrada, quien por cierto fue Jefe de Información del Diario de Juárez, con una larga carrera en medios de comunicación, reconocido como periodista serio, pero a la postre diputado por Morena.

En ese momento nos encaramamos todos a la tribuna y alrededor de ella, los demás que iban subiendo nadie tomó la tribuna propiamente dicho y fue cuando dije, “no hay que dejarlos hablar, que no usen la tribuna, no venimos a servir de marco”.

Los demás estuvieron de acuerdo, pero nadie tomó la tribuna y le tocó a este reportero, posesionarme de ella.

Blanquita detuvo la sesión y fue en ese momento en donde empezamos a hablar entre nosotros de que alguien debía dar un posicionamiento, “tú Ibarra, ya estas ahí, habla tú”, dijeron los demás y fue cuando le pedimos permiso a la presidenta del Congreso, de que abriera los micrófonos y nos permitiera dar un mensaje.

Habría que señalar que esa fue la primera vez en la historia del Congreso de Chihuahua –cuando menos de la historia moderna, que se tenga registro- de que se abrió la tribuna para que un manifestante hiciera uso de la misma.

“No fueron buenos días para Chihuahua… -empezó a hablar el reportero con voz qubrada- quería acordarme de una frase y no podía, ¡si un periodista llora que tiemblen hasta las piedras!… se me ocurrió”, así empezó su discurso César Ibarra desde la tribuna del Congreso, reportero de la fuente del Congreso del Estado, ex jefe de información de El Heraldo de Chihuahua, columnista que escribe “La Jirigrilla”.

“Hoy mataron a una periodista de adeveras, amiga de pocos, porque al que dice la verdad poca gente lo quiere de amigo”. Las palabras eran dolorosas, todavía hoy a tres años de distancia al ver el video, las lagrimas vuelven a brotar y se vuelve a hacer el nudo en la garganta.

“Pero quienes queríamos a Miroslava sabíamos de su verdad absoluta, de quien era ella, de cómo era ella”, y tras hacer el señalamiento puntual sobre la periodista dura, ruda, enérgica, declarar una verdad absoluta, la cual sigue siendo una realidad que duele: “son tiempos estos en Chihuahua en que la violencia toca a todas nuestras puertas…”, señala el reportero y hace un recuento de lo que pasó en Cuauhtémoc, con una balacera que duró más de tres horas y media, recordar al amigo Adrián “El Cadáver” Rodríguez, crimen cometido el 10 de diciembre anterior y que seguía y sigue impune, olvidado en el cajón de las cosas que la autoridad no va a resolver.

“Son dos muertos en este gobierno que inicia, -se refiere el reportero a dos trabajadores de medios de comunicación- que para mí no es un nuevo amanecer, es el mismo amanecer doloroso de todos los días, de siempre”. Señala con voz pausada, no por frialdad, y si más bien por el esfuerzo de contener las lagrimas, el llanto.

Ibarra lo dijo en la tribuna, su manifestación no era “…en términos políticos, somos reporteros, habrá quien si sea periodista, yo soy reportero y me precio de serlo” y se le quiebra la voz, al grado que nos hace pensar que va a soltar el llanto, pero se repone y agrega, “me duele en el alma pensar que cualquier compañero mío, que cualquier compañera mía sea asesinada por que escribe la verdad y nada más por eso”.

Y luego una puntualización muy clara, “no venimos a gritarle al gobernador, yo no, entiendo y se que Javier Corral era amigo intimo personal de Miroslava Breach desde hace muchos años, quiero entender que el dolor de Javier Corral puede ser el dolor de muchos de nosotros, lo que no podemos permitir como reporteros es nada más ver pasar una nota y publicar en nuestros medios “asesinaron a una periodista, ¡no, no se vale!”.

En seguida vino el recordatorio a los diputados que estaban discutiendo la creación de una ley para periodistas, pero sin escuchar a los reporteros y a los periodistas y hacer el reclamo de que no nos escuchaban y puntualiza que era necesario que los diputados “dejaran de ver el mundo como panistas, como priistas, como perredistas como “istas”, y empiecen a voltearlo a ver como nosotros, como ciudadanos”.

Con sollozos Ibarra termina diciendo “hoy no fueron buenos días, mataron a una periodista de adeveras, la indignación de muchos de nosotros es por la muerte de una amiga y el miedo, que no es miedo cobarde, no es miedo del que se esconde, es saber que pueden matar a uno más”.

Ibarra dijo algunas cosas más, entre ellas pedirles a los diputados que dejaran de ser simples figuras políticas, que dejaran de ser amigos o empleados del gobernador, incluso les pidió que dejaran de ser enemigos del gobernador.

Visiblemente afectado al final Ibarra dice: “¡no se vale!, ojalá y fuera ni una más”.

Las Promesas del Gobernador:

Al medio día Javier Corral Jurado ofreció una conferencia de prensa, en donde entre otras cosas anunció “tres días de duelo estatal”, cosa que no supo explicar ni él mismo de que jodidos servía o que se hacía o se dejaba de hacer decretando el duelo.

Pero las promesas fueron muy claras, “se hará justicia”, “esto se investigará hasta las ultimas consecuencias”, “seña está una investigación ejemplar a nivel nacional” y la reafirmación de que el crimen era por la “narco-política”.

El detenido acusado de culpable:

Las investigaciones eran muy claras, los culpables eran “el clan de los Salazar”, amos y señores de la región de Chínipas, la tierra de la periodista asesinada.

Y es que “entre 2015 y 2017, -Miroslava- publicó siete textos (entre columnas y reportajes) en los que mencionó especialmente a un grupo criminal que opera en el municipio de Chínipas, y que controla la serranía limítrofe con el estado de Sonora y el sur de dicha entidad. Es un clan familiar que se nombra como Los Salazar, Los Salazares, o Gente Nueva Salazar, que trabaja para el llamado Cártel de Sinaloa, es decir, para la estructura criminal del caído Chapo Guzmán, recientemente condenado a cadena perpetua en Estados Unidos. El fundador, Adán Salazar Zamorano, un criminal en la lista de los más buscados por la agencia estadounidense antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), y su hijo Alfredo Salazar Ramírez, se encuentran en prisiones de alta seguridad”.

Se puede leer en una publicación de la revista Proceso, donde hacen un recuento de las pruebas olvidadas en ese caso.

Juan Carlos Moreno Ochoa, “El Larry”, es el nomre del acusado y presentado por la autoridad como lugarteniente de Los Salazares en Chínipas y como el supuesto autor intelectual y orquestador del asesinato de Miroslava.

Se señaló que además estaba prófugo un presunto cómplice, de quien se dijo era “hermano de crianza, Wilberth Jaciel Vega Villa, ahijado del capo preso Jesús Alfredo Salazar, quien está pedido en extradición por Estados Unidos. La persona señalada por la Fiscalía estatal como el sicario que disparó los ocho tiros contra la periodista, el sonorense Ramón Andrés Zabala Corral, fue asesinado seis días antes de que El Larry fuera capturado”. Vuelve a narrar la revista Proceso.

Durante tres años la situación quedó muy clara para muchos, la autoridad estatal nunca hizo nada para proteger a la periodista, pero además, las autoridades hicieron todo lo posible para que las investigaciones en torno a este caso no aclararan nunca el nivel de participación y culpabilidad de varios líderes panistas, que fueron los que hicieron llamadas y grabaciones de esas llamadas con Miroslava y su compañera reportera Patricia Mayorga, grabaciones que entregaron ellos al grupo delcitivo para exculpar al que fue alcalde de ese municipio y a la postre funcionario estatal en la administración de Javier Corral Jurado.

El punto final de esta historia es el señalamiento puntual: la narco-política existe en Chihuahua, pero ese es un delito que no se persigue, a pesar de que la asesinda era amiga personal del Gobernador del Estado.

Hoy se cumplieron tres años de ese asesinato, muchas declaraciones y un juicio que no deja satifechos a nadie, pero así son las cosas, así han sido siempre y parece maldición, pero hay que pensar que asi seguiran siendo toda la vida…