El primer asesinato de la historia

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Se ha cometido un crimen. De hecho, se trata del primer asesinato de la historia. Para muchos el caso podría estar resuelto desde hace mucho, tomando a Abel como la primera víctima a manos de su hermano Caín. Pero nos faltan evidencias que lo confirmen. En cambio, el yacimiento de Atapuerca nos tenía reservado un caso por resolver.

Un largo juicio

Si crees que la justicia funciona muy lenta, acércate a ver el trabajo de un paleontólogo estudiando un asesinato de hace 230 000 años. Veinte años tardaron en reconstruir un cráneo a partir de 52 fragmentos. El individuo es conocido como Cr-17 (no era el Cristiano Ronaldo de la prehistoria, que sepamos) y presenta dos fracturas idénticas en el cráneo. La investigación del caso ha determinado que fueron producidas por un objeto contundente que acabó con la vida de Cr-17. La sentencia ha tardado solo unos cientos de años en llegar, sí, pero ahora incluso sabemos que los golpes fueron causados por un diestro. Ya casi tenemos al asesino.

Cráneo 17 de la Sima de los Huesos. Museo de la Evolución Humana de Atapuerca
Cráneo 17 de la Sima de los Huesos. Museo de la Evolución Humana de Atapuerca

“La clave no es que le falte un trozo de hueso. Es que cuando se golpea un cráneo que tiene carne, el hueso se comporta como un cuerpo elástico. Por eso se puede saber que el individuo recibió los golpes antes o justo después de la muerte”.

Comentó Nohemí Sala, investigadora del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos de la Universidad Complutense de Madrid que, en 2015, publicó la sentencia, o sea, el estudio, en la revista científica PLoS ONE. Los investigadores no han hallado señal alguna de cicatrización ni recuperación del tejido óseo, por lo que los golpes fueron mortales. Además, por la zona frontal del cráneo en la que se sitúan, los indicios apuntan a un enfrentamiento cara a cara. Cr-17 no salió victorioso, desde luego. Del arma homicida no tenemos noticias.

El lugar del crimen

Atapuerca es un lugar especial para estudiar la vida (y la muerte) del Pleistoceno Medio (desde hace casi 800 000 años hasta hace 130 000). En la Sima de los Huesos aparecieron más de 7000 pedacitos de huesos. Un puzle sin instrucciones dificilísimo de recomponer. Pero el empeño de los paleontólogos no tiene parangón y, por ahora, se contabiliza una treintena de cuerpos que terminaron en esta fosa.

“Hasta la fecha, contamos en la colección con 20 individuos representados por sus cráneos y mandíbulas, de los 29 estimados por la dentición. Este número tan elevado de especímenes ha permitido un estudio sobre la tafonomía forense de una población fósil, algo impensable fuera de las paredes de esta sima burgalesa”.

Es por ello que Atapuerca ofrece una oportunidad única para estudiar la vida de un grupo de individuos del Pleistoceno Medio. La Sima de los Huesos es un pozo vertical de 13 metros de profundidad, que estaba oculto 30 metros bajo la superficie y a más de 500 metros de la entrada más cercana a la cueva del yacimiento de Atapuerca. ¿Cómo acabaron allí aquellos humanos? ¿Por qué?

Más allá de documentar el primer caso de asesinato de la historia de la humanidad, todavía resulta difícil aventurar una explicación a por qué los cuerpos acabaron ahí. Se barajan diversas teorías, como que una colada de barro arrastró y acumuló los restos en este pozo, donde quedaron fosilizados. O quizás estemos ante el primer rito funerario de la historia.

¿Asesinatos en serie?

Nohemí Sala no ha parado de investigar los fósiles de la Sima de los Huesos y en febrero de 2022 publicó un análisis forense de los cráneos hallados en el yacimiento. La investigación documenta 57 lesiones craneales con signos de curación; nueve individuos que sufrieron impactos que pudieron ser letales y, de ellos, seis muestran profundas facturas en la región izquierda de la nuca, lo que se ha interpretado como signos de violencia.

Además, más del setenta por ciento de los restos pertenecen a hombres y mujeres jóvenes, en una cantidad que hubiese mermado demasiado la demografía del grupo. Se sospecha que estas muertes resultaron una tragedia, por ello la teoría de la acumulación intencionada de estos cuerpos ha ganado puntos de probabilidad frente al resto de opciones.

 

 

 

 

 

 

Referencias:

Sala, N. et all. 2015. Lethal Interpersonal Violence in the Middle Pleistocene. PLoS ONE 10 (5): e0126589. DOI: 10.1371/journal.pone.0126589.

Sala, N. et all. 2022. Taphonomic-forensic analysis of the hominin skulls from the Sima de los Huesos. The Anatomical Record. DOI: 10.1002/ar.24883.