Con 36 años de servicio, el policía Jesús Fierro, ahora encauza a jóvenes con problemas de conducta

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– El “Jefe Fierro” creó el programa “Jóvenes al Estudio” para regresar al camino de los valores y el estudio a decenas de menores de edad en conflicto con la ley y su familia

El policía primero, Jesús Arnoldo Fierro González, deja correr su vista por el horizonte cuando lo invade la nostalgia por su ingreso a las filas de la Policía Municipal y cuenta que entonces, tenía que realizar sus patrullajes a pie, al igual que muchos de sus compañeros, más luego parece regresar al presente y fijando la mirada en quien lo entrevista refuerza su dicho y expresa “…pero lo hacíamos con mucho gusto por el simple hecho de haber logrado ser policías”.

Al remontarse a la década de los 80’s, en sus inicios, dice haber cursado una de las primeras academias en el viejo inmueble de las calles Cuarta y Ochoa, de la colonia Santa Rosa, donde hoy se encuentra la estación Central del H. Cuerpo de Bomberos y por años estuviera una de las primeras comandancias de policía.

Desde entonces, y a lo largo de sus tres décadas y media en el servicio público, narra cómo fue escalando uno a uno los rangos para llegar al que actualmente ocupa como policía primero: “fui escalando hasta llegar a oficial y después a Inspector; pero llegó una reestructuración y quedé con rango de policía primero” relató.

Debido a la experiencia y a la convivencia social en los años de servicio, un día el “Jefe Fierro” o “Fierrito”, como le conocen ahora los adolescentes y sus padres, pidió permiso a sus superiores para darle un giro a su labor y empezar a buscar jóvenes en conflicto con su propia familia e incluso expulsados ya de escuelas por problemáticos, para regresarlos al buen camino.

Fue así como nació “Jóvenes al Estudio”, que actualmente se encuentra a cargo de la Subdirección de Justicia Cívica y Prevención de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) y se imparte durante las mañanas en las instalaciones de la Comandancia Sur de la avenida Pacheco, donde se brindan pláticas diversas y realizan rutinas de formación en valores y acondicionamiento físico.

Pero no se queda sólo entre menores; logró involucrar también a sus padres y les brinda herramientas para manejar conductas ingobernables, prevenir y en algunos casos, rescatar a sus hijos de la trampa que forman las drogas y la vagancia.

“Nosotros manejamos que tenemos mucho trabajo, pero tu hijo es parte de las obligaciones y es importante escucharlos para saberlos encausar; saber que nos quieren decir e interpretarlos para tratar de ayudarlos, porque todo empieza y termina en casa” explicó el Jefe Fierro.

Algunas de las personas que han pasado por su programa son mayores de edad y han terminado o están cursando alguna carrera profesional y puso de ejemplo reciente dos estudiantes: una chica del Instituto Tecnológico de Chihuahua y un joven de la Facultad de Ingeniería de la UACH que mantienen promedio de 9.8 en su carrera.

Conmovido al recordar explica que “Jóvenes al Estudio” se formó cuando “Danis”, su nieta de 5 años entonces, vio unos jóvenes en la esquina y me dijo, “ayúdales abuelo …pues me puse a trabajar con ellos, investigué con el ICHEA (Instituto Chihuahuense de Educación para los Adultos) y en una de las aulas de la anterior Escuela de Policía empezamos a prepararlos para que cursaran su secundaria. De ahí empecé a involucrarme en sus barrios, en su conducta y en sus problemas” abundó.

Ahora, de una u otra forma su familia colabora en el programa, entre ellos su esposa y dos hijos que también forman parte de las filas de la policía municipal.

A sus 61 años de edad, suma también estudios universitarios a nivel licenciatura en educación física, leyes y administración de empresas además de cursar virtualmente un posgrado.

“Mi satisfacción es que cuando alguno de los chavos del programa me ve en la calle y me reconoce, me grita con alegría ¿qué onda ruco?, y yo les contesto con la misma alegría ¿Qué onda chavo?”

Al hablar de experiencias más tristes en la corporación, se conmueve hasta contener el llanto y oír cómo se quiebra su voz al ver morir a varios hermanos policías, como él les dice, pero paradójicamente su satisfacción es que dos de sus hijos hayan decidido seguir sus pasos y con orgullo asienta sea tal vez por su ejemplo o el de su abuelo que fue sheriff en un municipio del estado.

Antes de concluir, dice a manera de mensaje para los jóvenes en general, que, lo único para salir adelante es el estudio y el amor a la familia, pero demostrarlo ahora, no cuando sea demasiado tarde. Asimismo, a sus papás les dice que a los hijos hay que cuidarlos, enderezarlos y regarlos como a los arbolitos para que de grandes den fruto.

Y fiel a su estilo alegre, antes de retirarse, voltea y grita: “… si estoy ruco como ellos me dicen, pero aún corro hasta San Judas Tadeo… ¡aunque de regreso tome un taxi!”, finalizó.