Cómo se verían los productos y servicios que pagas si tuvieran advertencias

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La Organización Mundial de la Salud premió a la Secretaría de Salud de México por el nuevo etiquetado con sellos de advertencia de exceso de calorías, azúcares, sodio y grasas. Aunque, todavía sigo consumiendo algunos productos con sellos, lo hago menos, porque estoy más consciente de que no son la mejor opción para conservar mi salud.

Entonces me puse a pensar que sería buena idea etiquetar otros productos y servicios con sellos. Pero claro, posiblemente las etiquetas serían diferentes para cada quien, porque las decisiones de compra tienen ventajas y desventajas distintas para cada persona.

Hace poco estaba por comprar unos zapatos y me puse a pensar en qué sellos de advertencia les pondría. En mi caso, sería: “Peligro. Zapatos cerrados que no usarás este año porque ya se viene el calor.” “Recomendable invertir ese dinero y cómpratelos cuando vuelva el fresco, pero ya con tus rendimientos en la bolsa.” No los compré e hice bien. Dos días después llegó el calor y creo que usaré sandalias hasta principios de noviembre, como cada año.

Quizás te pasa como a mí, y cuando estás por comprar algo, es más probable que te enfoques en las ventajas de la compra que en las posibles desventajas. Pero siempre es importante considerar pros y contras. En el ámbito de las ventas, la disonancia cognitiva se refiere a la decepción que sufre un cliente cuando, tras comprar algo, siente que hubiera sido mejor no comprar.

Mi sugerencia para reducir la posibilidad de decepcionarte al realizar una compra, es hacer un esfuerzo consciente por pensar en sus posibles desventajas, y una forma simple para acordarte de hacerlo podría ser visualizar en tu producto o servicio esos rombos negros de advertencia. Un ejercicio interesante sería que trataras de ponerle al menos dos sellos a cada pago no esencial durante las próximas dos semanas. Quizás de todas maneras decidirás hacer la compra, pero lo harás reduciendo las expectativas poco realistas y con los ojos más abiertos.

Como ejemplo, a continuación te propongo algunas posibles etiquetas para cuatro gastos grandes. Sin embargo, puedes ponerle etiquetas a todo lo que compres, por muy positivo y perfecto que parezca: las colegiaturas, la mensualidad del Netflix, la renta, la ropa, los libros, la salidita a comer… absolutamente todo puede tener sus sellos. Si das clic en el título de cada gasto o en mis sugerencias de sellos, se abrirán artículos que he publicado acerca de las consideraciones financieras de esa categoría.

La casa propia

Algunos posibles sellos serían: “Exceso de gastos de mantenimiento”, “No se consuma si hay probabilidad de que el trabajo que desea le quede a dos horas de camino” “No se consuma si no puede terminar de pagarla antes de cinco años, o terminará pagando tres veces su valor”. “No siempre es una inversión.”

Las escuelas privadas

“Precaución: reduzca sus expectativas. Ninguna escuela garantiza el aprendizaje ni el futuro.” “No se consuma si no le alcanza para ahorrar para su retiro”. “Este producto contiene el mismo temario que el ofrecido gratuitamente por el Estado”. “Si se usa en una familia armoniosa, que se rodea de libros y amor por el conocimiento, este producto no produce resultados mejores a los obtenidos con escolaridad en casa o pública”. “La escuela y la educación no son sinónimos”.

Las tarjetas de crédito

“Exceso de intereses”, “No recomendable si se utiliza para financiar los gastos cotidianos”, “Genera estrés y ansiedad”, “Recibir un crédito no significa que lo puedes pagar”.

Los automóviles

“Precaución, exceso de gasto de tiempo y mantenimiento”, “Exceso de contaminantes” “No se utilice como símbolo de estatus” “Diseñado para sacarle un ojo de la cara cada que necesite piezas” “Diseñado para que necesite piezas nuevas después de pocos años” “No es una inversión”.