Adelantada a su tiempo, Sor Juana estuvo interesada en la educación, la obtención de conocimiento, la ciencia y la filosofía, aunque su condición tanto de mujer como monja la limitaron.
Mucho se ha escrito de cómo su poesía no era una actividad atractiva para ella –salvo la escritura de Primero Sueño, uno de los poemas filosóficos más importantes de México y de su periodo– sin embargo; queda claro que gozaba de gran talento y maestría para las letras, en particular cuando aún en la actualidad seguimos consultando sus textos en busca de un poco de sabiduría que como rezan los memes, nos ayudará a darnos cuenta de que tal vez esa relación amorosa no es la mejor de todas. 
Detalle de Juan de Miranda, Sor Juana, c. 1680. / Foto: Wikimedia Commons.
Por supuesto que no podía faltar su frase más popular de todas y que le da inicio a este listado:
«Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón, / sin ver que sois la ocasión / de lo mismo que culpais».
Se trata de la primera estrofa de “Redondillas”, un poema en el que Sor Juana despliega una importante argumentación en contra de aquellos hombres que desde una postura hipócrita critican a las mujeres, ya sea por livianas o por ingratas dependiendo si les corresponden o no. Éste poema, así como los siguientes extractos son la prueba fiel de que su poesía sigue siendo vigente.
«Constante adoro a quien mi amor maltrata; / maltrato a quien mi amor busca constante».
De esta forma Sor Juana inmortalizó el gran dilema de todos: ignoramos a quien nos quiere persiguiendo a alguien que ha demostrado una y otra vez que no le interesamos o que nos ha puesto en la friendzone. 
Juan de Miranda, Sor Juana Inés de la Cruz, s.f. / Foto: Wikimedia Commons.
«Triunfante quiero ver al que me mata, / y mato a quien me quiere ver triunfante»
Junto con la anterior, se tratan de fragmentos del poema “Al que ingrato me deja busco amante”. Se trata de una versión alternativa a la frase anterior, aunque puede tener otro tipo de significados. No necesariamente implica amor, sino una simple relación de admiración que puede ser tóxica y a costa del bienestar propio.
«Si al imán de tus gracias atractivo / sirve mi pecho de obediente acero, / ¿para qué me enamoras lisonjero, / si has de burlarme luego fugitivo?»
Dedicada a todas esas personas que de alguna forma u otra hacen creer a otra persona que les gusta; no obstante, algo está claro: en su interés no es genuino, tan sólo disfrutan del proceso de la conquista. Estos versos los encontrarás en el poema “Detente sombra de mi bien esquivo”. 
Mauricio Garcia Vega. / Foto: Wikimedia Commons.
«La más brillante de las apariencias, / puede cubrir las más vulgares realidades».
Y no puede ser una mejor frase de advertencia. Un equivalente a esto es el refrán “no todo lo que brilla es oro”, así que si lo trasladamos al terreno de las relaciones de pareja queda claro que por más que tu pareja parezca ser la más perfecta, dedicada o atenta, esto no quiere decir necesariamente lo es. Del mismo modo puede interpretarse como una relación que aparenta ser la mejor de todas, en realidad podría estar encubriendo todo tipo de situaciones como peleas, abusos y hasta violencia.
«Si daros gusto me ordena la obligación, es injusto que por daros a vos gusto haya yo de tener pena».
Piensa cuántas veces has complacido a tu pareja (o a alguien más) ya sea cediendo en un plan por la tarde o hasta en el sexo, aunque tú no quisieras del todo o estuvieras convencida. Sor Juana plasma ese sentimiento en esta frase, que delata que a veces creemos que estamos obligados a cumplir con algún tipo de tarea o hacer sentir bien al otro sin importar nuestras preferencias o bienestar.
Andrés de Islas, Retrato de sor Juana de Inés de la Cruz, 1772. / Foto: Wikimedia Commons. Museo de América, Madrid.
«De ver que odio y amor te tengo, infiero / que ninguno estar puede en sumo grado, / pues no le puede el odio haber ganado / sin haberle perdido amor primero».
Estos versos forman parte de “Yo no dudo, Lisarda, que te quiero”, poema en el cual se hace un repaso de la pérdida gradual del amor que da paso al enojo y el odio, en particular de ese momento en el que uno se encuentra entre la querencia y un sentimiento de recelo en contra del ser amado. Con estos versos, Sor Juana marca el destino de la relación en la que el amor dejó de ser suficiente y se termina.
